Orbán desafía a Bruselas al apoyar en Georgia al vencedor de las elecciones pese a las denuncias de irregularidades
La Comisión Europea y la mitad de los Estados miembros critican el viaje a Tbilisi del primer ministro húngaro y aclaran que no representa a la UE
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, ha lanzado otro pulso a las instituciones de la Unión Europea y a los demás Estados miembros. Esta vez lo hace utilizando las muy cuestionadas elecciones en Georgia celebradas el pasado sábado. Ante las denuncias de irregularidades graves, Orbán ha respondido reconociendo la victoria del partido gobernante desde hace 12 años, los populistas de Sueño Georgiano, y viajando a la capital de Georgia, Tbilisi, junto con tres ministros de su gabinete. Este movimiento supone un nuevo desaire ...
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, ha lanzado otro pulso a las instituciones de la Unión Europea y a los demás Estados miembros. Esta vez lo hace utilizando las muy cuestionadas elecciones en Georgia celebradas el pasado sábado. Ante las denuncias de irregularidades graves, Orbán ha respondido reconociendo la victoria del partido gobernante desde hace 12 años, los populistas de Sueño Georgiano, y viajando a la capital de Georgia, Tbilisi, junto con tres ministros de su gabinete. Este movimiento supone un nuevo desaire a las instituciones de la Unión que están exigiendo al Gobierno del país caucásico una investigación “ágil, transparente e independiente” que aclare las denuncias de las irregularidades que apuntan gobiernos europeos, observadores internacionales, la oposición y la presidenta del país, Salomé Zurabishvili. Un grupo de ministros de Exteriores que representan a la mitad de los Estados miembros de la UE han firmado un comunicado conjunto en el que exigen “una investigación imparcial de las denuncias y la reparación de las violaciones constatadas” y se critica el viaje del primer ministro nacionalpopulista húngaro que, como recuerdan, “no representa a la UE”.
“El pueblo de Georgia ha estado luchando por la democracia. Tienen derecho a saber qué pasó este fin de semana. El derecho a ver que las irregularidades se investiguen de forma rápida, transparente e independiente”, ha defendido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un discurso pronunciado este lunes. “Las elecciones libres y justas son la base de los valores europeos”, ha continuado la alemana. Georgia fue designada candidata a ingresar en la UE hace menos de un año y desde entonces el Gobierno parece haber emprendido un camino que parece ir en dirección contraria: en mayo aprobó una ley sobre influencia extranjera de clara inspiración rusa y este fin de semana ha celebrado unas elecciones rodeadas de denuncias de irregularidades en las que el partido gobernante se ha autoproclamado vencedor.
El Ejecutivo del primer ministro georgiano, Irakli Kobakhidze, cada vez más próximo a Moscú, tiene quien le defienda en el seno de la UE: Budapest. “Ya han comenzado los ataques: las elecciones no fueron justas, no hay democracia en Georgia”, ha ironizado este lunes el ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó. “Nada nuevo bajo el sol: en las elecciones del sábado en Georgia no han ganado los designados por Bruselas y la corriente mayoritaria liberal, sino el partido gobernante que defiende la soberanía, la paz y la familia, que defiende abiertamente los intereses nacionales”, ha anunciado en la red social X el jefe de la diplomacia húngara, que forma parte de la delegación húngara que ha viajado a Georgia.
En Bruselas, se han apresurado a dejar muy claro que esta expedición de Orbán con tres de sus ministros (el de Exteriores, el de Economía y el de Finanzas) “se encuadra exclusivamente en sus relaciones bilaterales”, ha enfatizado una portavoz del Ejecutivo de la Unión este lunes. “Hungría no ha recibido ningún mandato”, ha insistido. La Comisión busca así marcar la enorme distancia que separa a las instituciones de la UE del país que preside el Consejo de la UE durante esta segunda mitad del año. Fuentes diplomáticas, por su parte, recuerdan que las elecciones están siendo muy contestadas y añaden que este viaje no es oportuno.
Un comunicado firmado por 13 Estados miembros de la UE, entre ellos Alemania, Francia, los países nórdicos y Polonia, exigen investigar las irregularidades denunciadas y se desmarcan del viaje de Orbán, que consideran “prematuro”. “Las violaciones de la integridad electoral son incompatibles con las normas que se esperan de un candidato a la Unión Europea”, afirman, y advierten: “Son una traición a la legítima aspiración europea del pueblo georgiano. La defensa del Estado de derecho y de unas elecciones libres y justas es esencial para cualquier avance de Georgia en su camino hacia la UE”.
“De nuevo, esto no se ha decidido de forma colegiada”, apuntan otras fuentes diplomáticas que recuerdan explícitamente lo sucedido el pasado julio, cuando en los primeros días de la presidencia húngara Orbán, próximo al presidente ruso, Vladímir Putin, inició una autodenominada gira por la paz en Ucrania visitando Kiev, Moscú, Pekín e, incluso, Mar-a-Lago (Florida), donde tiene su residencia privada el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. Aquellos viajes provocaron un enorme enfado en Bruselas y en prácticamente todos los Estados miembros, menos en Eslovaquia, donde hay otro Gobierno prorruso hasta el punto de que hubo acusaciones contra Budapest de incumplir los tratados de la UE. Además, desde entonces se ha iniciado un boicot contra la presidencia húngara del Consejo de la UE que ha llevado a los ministros de Estados miembros y a los Comisarios a no acudir a las reuniones informales que tradicionalmente se celebran en el país que, por turno, preside el Consejo cada semestre.
Ese boicot no afectará, en cambio, al Consejo Europeo informal que se celebrará en Budapest a finales de la próxima semana. En ese encuentro, en principio destinado sobre todo al análisis del informe Draghi y la mala marcha de la competitividad y la productividad en la UE, se abordará también la situación en el país caucásico, según anunció el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, el pasado domingo en X: “Reiteramos el llamamiento de la UE a los dirigentes georgianos para que demuestren su firme compromiso con la senda del país hacia la UE […]. El Consejo Europeo de noviembre evaluará la situación y fijará los próximos pasos en nuestras relaciones con Georgia”.
Al ser este país candidato a ingresar en la UE y ser también una de las antiguas repúblicas soviéticas sobre las que Moscú no renuncia a ejercer, cuanto menos, su influencia, en Bruselas se analiza al milímetro todo lo que sucede en Tbilisi. “Son las primeras elecciones desde que se concedió al país el estatus de candidato a la UE en 2023, un proceso detenido de facto tras la aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros. Esperamos que las elecciones sean pacíficas y democráticas y que se tomen medidas inmediatas para que Georgia vuelva a la senda de la UE”, ha advertido el también conservador alemán David McAllister, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.