El papa Francisco sigue estable y los médicos dan por superada la última crisis respiratoria

El parte de este domingo confirma, pasadas 48 horas, que la crisis de broncoespasmo que el Pontífice sufrió el viernes no ha tenido “consecuencias directas” sobre su neumonía

Entrada del hospital Gemelli de Roma, donde está ingresado el papa Francisco, este sábado. Foto: FABIO FRUSTACI (EFE) | Vídeo: EPV

“Las condiciones clínicas del Santo Padre se han mantenido estables también hoy”, confirma el parte médico sobre la salud del papa Francisco, emitido a las 18.31 de este domingo, que despeja las dudas sobre su recuperación tras el episodio de broncoespasmo que sufrió el viernes. De hecho, por precaución, los médicos habían fijado un plazo de 48 horas, que se ha cumplido hoy, para determina...

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“Las condiciones clínicas del Santo Padre se han mantenido estables también hoy”, confirma el parte médico sobre la salud del papa Francisco, emitido a las 18.31 de este domingo, que despeja las dudas sobre su recuperación tras el episodio de broncoespasmo que sufrió el viernes. De hecho, por precaución, los médicos habían fijado un plazo de 48 horas, que se ha cumplido hoy, para determinar si se había agravado o no el cuadro general, y la conclusión es positiva. “No ha habido consecuencias directas” del broncoespasmo, señalan fuentes vaticanas. El cuadro general de salud del Papa sigue siendo complejo, pero no ha vuelto a aparecer en los partes el adjetivo “crítica”, una fase que se dio por superada el jueves.

El temor era que la entrada accidental de vómito en las vías respiratorias, durante la crisis del viernes, hubiera desatado una nueva infección y complicado la neumonía que sufre el Pontífice, pero todo indica que no ha sido así. Queda como un episodio aislado que se resolvió a tiempo.

El boletín médico indica que Jorge Mario Bergoglio, de 88 años y que fue ingresado el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma, sigue sin fiebre y “no ha necesitado ventilación mecánica no invasiva, solo oxigenoterapia de alto flujo”. Es decir, ya respira mejor. Ha abandonado el suministro de aire más intenso, aunque nunca ha estado intubado, y ya solamente recurre a la asistencia con cánulas nasales.

En todo caso, los facultativos mantienen el pronóstico reservado, “dada la complejidad del cuadro clínico”. Predomina la prudencia, pues estos 16 días de hospitalización ya han demostrado que la salud de Francisco es frágil y ya ha habido dos sustos cuando parecía recuperarse. Uno, el día 22, una crisis respiratoria prolongada, con síntomas de anemia y una insuficiencia renal leve. Tras superar esa recaída, el segundo momento difícil fue el broncoespasmo de este viernes, que ahora también ha quedado atrás. En todo caso, el Papa tiene por delante una larga estancia en el hospital hasta su recuperación total, siempre con el riesgo de nuevos incidentes.

El Vaticano ya había enviado en el primer comunicado del día señales tranquilizadoras. Informó de que el Papa había pasado la noche sin novedad y este domingo por la mañana ha recibido al secretario de Estado, Pietro Parolin, y su mano derecha, Edgar Peña Parra, sustituto para Asuntos Generales. En el parte de la tarde se añade que Francisco ha asistido a misa “junto a quienes lo cuidan durante estos días de hospitalización”.

Por lo demás, el Vaticano explicó el sábado, como ha hecho hasta ahora, que Bergoglio ha estado siempre consciente y come normalmente. Se levanta y se mueve por el apartamento donde se aloja, en la décima planta del hospital. Francisco también está realizando fisioterapia respiratoria desde hace cuatro días, lo que se considera un paso más en el lento camino de la recuperación. Desde que fue ingresado ha estado trabajando casi todos los días, y aunque el sábado descansó, este domingo por la mañana ya ha recibido de nuevo a Parolin y Peña Parra. El Vaticano ha anunciado nombramientos y otras decisiones a diario.

El incidente del viernes confirma lo que advirtió el equipo médico en su única rueda de prensa, el 21 de febrero: la vida del Papa “no corre peligro, pero no está fuera de peligro”. También refuerza la idea de que, en el mejor de los casos, la estancia de Francisco en el hospital será bastante larga y luego requerirá un estrecho seguimiento médico. Es decir, tras más de dos semanas de hospitalización y un plazo de recuperación muy incierto, el pontificado está en una nueva fase en la que el Papa tendrá que ejercer su cargo bajo mínimos y desde el hospital.

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