La salud de Kamala Harris es “excelente”, según sus informes médicos
La candidata demócrata ha divulgado sus datos de estado físico y mental, en contraste con la escasa información que ha divulgado su rival republicano, Donald Trump
La vicepresidenta y candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, se encuentra en excelente estado de salud y en perfectas condiciones de asumir la presidencia, según el boletín médico que ha distribuido la Casa Blanca este sábado y que está firmado por su doctor de cabecera de los últimos tres años, el coronel Joshua Simmons. Sus únicas afecciones son una miopía que corrige con lentillas y una urticaria y alergia de temporada que controla con medicamentos de uso común e inmunoterapia desde hace tres años.
Harris, de 59 años, mantiene un estilo de vida sano y activo, con una alimentación “muy saludable” y ejercicio diario y “vigoroso”, tanto aeróbico como de fuerza. “Cuenta con la resistencia física y mental necesarias para cumplir con éxito los deberes de la presidencia, incluidos los de jefe de Gobierno, jefe de Estado y comandante en jefe”, apunta Simmons en su informe, el más detallado que ha divulgado la vicepresidenta sobre su estado de salud desde que llegó a la Casa Blanca.
La candidata se sometió a revisión médica por última vez en abril y los resultados de las pruebas fueron “normales”. La única anomalía fueron niveles bajos de vitamina D, que el cuerpo humano genera principalmente por el contacto de la piel con los rayos solares.
Al divulgar el informe médico, la campaña de Harris aspira a subrayar el contraste entre el estado físico de la demócrata y su rival republicano, Donald Trump, casi veinte años más viejo, y poner en duda la idoneidad física del expresidente para cumplir cuatro años de mandato.
Desde su primera campaña electoral, en 2016, Trump solo ha divulgado notificaciones muy generales sobre su estado de salud, incluso después de quedar herido en la oreja en el atentado en su contra en julio. En general, esas comunicaciones son breves y están llenas de superlativos sobre la “excepcional” condición física y mental del candidato, aunque no aportan datos que respalden el uso entusiasta de esos epítetos. Solo se conoce que el expresidente, cuyos platos favoritos son los bistecs y el pastel de chocolate, toma una estatina para controlar el colesterol. Sus informes nunca han divulgado datos sobre su tensión arterial o su peso.
La vicepresidenta tiene un historial familiar de cáncer de colon, la enfermedad que se cobró la vida de su madre. Ella se encuentra al día de su programa de revisiones, incluidas colonoscopias y mamografías. Se encuentra en bajo riesgo de aterosclerosis coronaria, su tensión arterial está dentro de lo normal y no presenta indicios de diabetes, cáncer u otras enfermedades. Ni siquiera, parece, presbicia, la vista cansada que afecta a muchos de sus coetáneos: puede leer “con comodidad” sin necesidad de medidas correctoras como gafas o lentillas, precisa el informe del comandante Simmons. La única intervención quirúrgica a la que se ha sometido en su vida fue una extirpación del apéndice cuando tenía tres años.