Negación del embarazo: ponerse de parto incluso sin saber que estás embarazada

Esta psicopatología se da en uno de cada 300 embarazos, y puede darse durante gestación e incluso hasta el mismo parto. Debido al ‘shock’ que supone para muchas mujeres, que no han experimentado cambios físicos ni síntomas ni han tenido tiempo de prepararse para la llegada de su hijo, a veces necesitan ayuda psicológica

La negación del embarazo puede prolongarse hasta un estado de gestación muy avanzado, incluso hasta el mismo parto.David Espejo (Getty Images)

Silvia (nombre ficticio) sufrió una negación del embarazo en 2020. Tenía 22 años y había acudido al médico para consultar si el cáncer ovárico que sufrió su madre cuando era joven podía ser genético. Salió de la consulta con la noticia de que estaba embarazada de 38 semanas. “Para mí fue una auténtica pesadilla en ese momento. No me lo esperaba, ni tenía ninguna intención de tener hijos todavía”, cuenta. Su hijo nació una se...

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Silvia (nombre ficticio) sufrió una negación del embarazo en 2020. Tenía 22 años y había acudido al médico para consultar si el cáncer ovárico que sufrió su madre cuando era joven podía ser genético. Salió de la consulta con la noticia de que estaba embarazada de 38 semanas. “Para mí fue una auténtica pesadilla en ese momento. No me lo esperaba, ni tenía ninguna intención de tener hijos todavía”, cuenta. Su hijo nació una semana después, en medio de infinitos miedos e inseguridades. “Una embarazada se prepara durante todo el embarazo para el día del parto y yo apenas tuve una semana para ello. No había leído nada sobre el tema, no había ido a clases de preparación al parto, ni a revisiones. No sabía nada de nada. No me quedó otra que pensar en hacer todo lo posible para que saliera lo mejor posible”, relata. Silvia necesitó ayuda psicológica para asimilar la noticia y para comenzar a transitar sin miedos esa metamorfosis que supone la maternidad. A día de hoy, no solo lo ha asimilado, sino que afirma que su hijo de casi tres años es lo mejor que le ha pasado. “Es una experiencia que merece la pena ser vivida”, señala.

La negación del embarazo es una psicopatología que, según la estimación de algunos estudios —como el liderado por Simermann en 2018 titulado Resultado de los niños nacidos después de la negación del embarazo, acontece en uno de cada 300 embarazos. En estos casos, tanto la mujer como sus familiares ignoran dicho estado, durante parte del embarazo o incluso hasta el final del mismo, porque no se observan cambios físicos ni los síntomas habituales que pueden relacionarse con la gestación, como náuseas o cansancio.

La psiquiatra Ibone Olza, directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, explica que en el origen de esta patología parece que puede haber mecanismos psicológicos de represión psíquica y de disociación profunda entre la mente consciente y el cuerpo. En muchos casos, según Olza, esto tiene que ver con experiencias traumáticas en la primera infancia, muchas de ellas relacionadas con abusos, problemas de apego o con carencias emocionales.

La negación del embarazo puede prolongarse hasta un estado de gestación muy avanzado, incluso hasta el mismo parto. Debido al shock que supone, las mujeres suelen requerir de ayuda psicológica; que implicará unas u otras intervenciones en función de las semanas de embarazo. “Cuando se detecta en los dos primeros trimestres se tiene la oportunidad de poder trabajar aspectos que pueden estar entorpeciendo ese contacto con el embarazo y explorar la posibilidad de situaciones traumáticas anteriores que puedan estar entorpeciendo esa vinculación”, cuenta Irene de la Cruz, psicóloga especializada en salud mental perinatal. En cambio, según esta experta, cuando se descubre el embarazo en el periparto es importante hacer una evaluación psicopatológica exhaustiva y un acompañamiento estrecho en el posparto, ya que la noticia puede ser recibida con mucho impacto. “Es imprescindible ahondar en la vivencia de la mujer, indagar sobre los apoyos con los que cuenta, la existencia de pareja implicada en este proceso y trabajar sobre sus deseos y decisiones”, señala De la Cruz.

Es fundamental que una vez que se diagnostica la negación del embarazo, la mujer reciba información y apoyo y, sobre todo, que no sea culpabilizada.ProfessionalStudioImages (Getty Images)

Natalia Juan Garrigues, 26 años y peluquera, supo que iba a ser madre en la semana 31 de gestación. No tenía síntomas ni signos que la hicieran sospechar. De hecho, fue sometida a una operación quirúrgica —un baipás gástrico para perder peso— sin saber que estaba esperando un hijo. “Yo paso muchos períodos sin menstruación, por lo que no era raro que llevara meses sin la regla”, cuenta. Fue precisamente la toma de una medicación para provocarle la menstruación la que llevó a Natalia a comprar una prueba de embarazo en la farmacia. “Me hice el test sin pensar que realmente estuviera embarazada, pero esta vez salieron las dos rayas. Y aun así, creí que sería un falso negativo, por lo que repetí la prueba, que volvió a salir positiva”.

Natalia Juan Garrigues supuso entonces que podría estar de seis o siete semanas como máximo, ya que no tenía ningún signo evidente de embarazo. Es más, fruto de la operación había perdido 37 kilos y cuando consultó a varios médicos por los “movimientos” que sentía en el abdomen, todos insistieron en que eran gases. El día que supo que estaba embarazada acudió a urgencias para comprobar si era cierto, con la excusa de llevar varios días con molestias. “Les dije que estaba de poco tiempo, pero cuando fueron a hacer una ecografía vía vaginal, sacaron el ecógrafo rápidamente y pasaron a una ecografía abdominal con la que verificaron que estaba de 31 semanas”. Salió de la consulta sin los zapatos y temblando, mirando a su marido en estado de shock. Estaban a pocos días de tener un bebé.

Por la mente de Natalia Juan solo pasaba que, si hacía cuentas, se operó estando embarazada, posiblemente de dos o tres meses. “Nadie me decía nada, si el bebé estaba bien, si estaba mal, ya era muy tarde para muchas pruebas médicas de seguimiento, visitas a la matrona… Me sentía muy culpable y nadie me contaba nada”, recuerda. Según Irene de la Cruz, los temores y miedos de las mujeres que sufren negación del embarazo son tan dispares como diferentes son cada una de ellas. Sin embargo, un temor frecuente y común es que les preocupa no haberse cuidado durante el embarazo, no haber realizado los controles médicos y que ello haya podido tener un impacto en el bebé.

Para Ibone Olza es fundamental que una vez que se diagnostica la negación del embarazo, la mujer reciba información y apoyo y, sobre todo, que no sea culpabilizada, ya que hay que tener en cuenta que la mujer no ha ocultado el embarazo, sino que no ha sido consciente. “Las madres después, con o sin acompañamiento, se ha visto que se vinculan perfectamente a sus bebés y son unas madres tan estupendas como el resto”, añade.

Natalia Juan se puso de parto a las 35 semanas y cuenta que la ausencia de información y cómo transcurrió el parto la dejó aún más en shock: “Cuando nació Noah, me lo enseñaron y sin piel con piel, ni contacto alguno, se lo llevaron a neonatos. Pese a que ambos estábamos bien, no pude verle hasta ocho horas después”. Que no la dejaran estar con su hijo, la falta de comunicación, las dificultades con la lactancia (derivadas de la separación) y que, al mismo tiempo, la despidieran del trabajo porque, dice, “a la gerencia no le interesaba que se cogiera el permiso de maternidad”, hizo que el posparto fuera muy duro para esta madre, quien además sumaba haber pasado solo cuatro semanas con la conciencia de estar embarazada. “Ha sido, y sigue siendo, la etapa más difícil de mi vida, pero doy gracias porque Noah está bien, es un bebé muy simpático y activo”.

La formación de profesionales

Para las expertas, la formación de los profesionales sanitarios en la negación del embarazo es clave. “El personal sanitario debe estar formado y conocer esta psicopatología relativamente frecuente. En 1 de cada 2.500 casos se diagnostican en el momento del parto”, señala la experta perinatal Ibone Olza. En los casos en los que las mujeres no son conscientes del embarazo hasta el parto, estas pueden entrar en estado de shock y de disociación, por lo que suelen actuar de forma automática, en un total estado de inconsciencia. Aquí es donde la vida del bebé y de la propia madre pueden estar incluso en peligro. Olza explica que cuando esta conoce la gestación, manifiesta durante mucho tiempo perplejidad por lo sucedido y una enorme culpa por haber podido dañar de forma involuntaria a su hijo. Concluye la psiquiatra que es muy importante comprender que la mujer no era consciente de que estaba embarazada y necesita sostén y un acompañamiento exquisito por parte de los profesionales.

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