La picardía y efusividad de Javier Aguirre vuelven al fútbol de México
El único entrenador mexicano que ha labrado un nombre en Europa dirigirá a los Rayados de Monterrey
Javier Aguirre (Ciudad de México, 1958) es un entrenador que se guía más por el corazón que por la estadística. Un campeón sin corona. Esa mística en el vestidor le ha valido para hacerse de un hueco como estratega en el fútbol español en los últimos 20 años. Hay que rebobinar la cinta para entender su impacto. En su primera aventura en el extranjero le tocó dirigir al ...
Javier Aguirre (Ciudad de México, 1958) es un entrenador que se guía más por el corazón que por la estadística. Un campeón sin corona. Esa mística en el vestidor le ha valido para hacerse de un hueco como estratega en el fútbol español en los últimos 20 años. Hay que rebobinar la cinta para entender su impacto. En su primera aventura en el extranjero le tocó dirigir al Osasuna en 2002. En cuatro años les llevó a jugar una final de la Copa del Rey y jugar en la Champions League, con un plantel modesto. Años después devolvió al Atlético de Madrid a jugar la Liga de Campeones tras 12 años de no hacerlo. Aguirre, que hace de las groserías una herramienta de empatía, volverá a su país a dirigir un club mexicano, los Rayados de Monterrey.
Han pasado 19 años desde que Javier Aguirre dirigió a un equipo mexicano. Ese fue el Pachuca, donde ganó un título de Liga. Ganó seguridad en el banquillo al punto de que los directivos de la Federación Mexicana de Fútbol le buscaron para que dirigiera al equipo nacional porque peligraba su pase al Mundial de Corea y Japón 2002. El Vasco, como le apodan, resucitó al equipo y les llevó a jugar la Copa del Mundo en Asia. Todo marchaba bien hasta que, en los siempre sufridos octavos de final, perdieron contra un rival que parecía débil, Estados Unidos. Parecía. Los estadounidenses exhibieron al plantel de Aguirre 2-0 y el director técnico, que falló en sus planteamientos y en su motivación, prefirió marcharse.
Un experimentado Aguirre tomó el mando del Osasuna que intentaba mantenerse en la Primera División. Su gestión del vestuario logró que el equipo se clasificara a la Champions League por primera vez en su historia. Y un sorprendente cuarto lugar en la Liga española. ¿Su secreto? Generar un ambiente plácido en el vestidor y dándole juego a cada uno de los futbolistas. “Hay que convencer al jugador, no son piezas de ajedrez”, insistía Aguirre. Si algo ha mantenido a Javier Aguirre vigente entre los futbolistas es su flexible vocabulario. Las mentadas de madre, los “güey”, los “cabrón”, “los chingada madre” se mezclaban con los “joder” y los “me cago en la leche”.
Aguirre dio salto al Atlético de Madrid donde dirigió a la camada de Fernando Torres y Sergio Agüero. En su primera temporada, la 2006-07, los colchoneros terminaron en séptimo lugar y jugaron la Copa de la UEFA tras década. La siguiente campaña finalizaron cuartos y con el boleto a la Champions League. La tercera temporada no la pudo terminar porque la directiva le despidió ante una mala racha de resultados en 2009.
Mientras Aguirre veía sus opciones para dirigir en Europa, la Federación Mexicana de Fútbol estaba de nuevo en apuros. El Tri estaba sin brújula y al borde de no clasificarse a la Copa del Mundo de 2010. El Vasco asumió el reto, regresó a su país. Les clasificó al Mundial de Sudáfrica y la historia, como si fuera un ciclo, le propinó otra derrota en octavos de final, pero esa vez frente a la Argentina dirigida por Diego Armando Maradona. El Vasco, de nuevo, erró en cómo afrontar el partido incluso horas antes de que se jugara. Durante la conferencia de prensa previa al juego, un Aguirre acongojado y temeroso respondía con el rostro hacia abajo a los periodistas. Era un augurio de lo peor: una derrota 3-1.
Aguirre rechazó regresar a México. Y prefirió hacerse cargo del Zaragoza, al cual salvó del descenso. Esa etapa fue agitada. Durante el último partido de la temporada 2010-11, el Levante-Real Zaragoza disputaron un partido en el cual según una denuncia el conjunto de Aguirre pagó 1,7 millones de euros a sus rivales por dejarse ganar y evitar la Segunda División. El partido terminó a favor de los del Vasco 1-2. Ambas escuadras fueron investigadas por amaño de partido. La mancha impregnó la carrera de Aguirre. Fue en diciembre de 2019 cuando el mexicano fue absuelto del caso.
La ruta de Javier Aguirre pasó en 2012 por el Espanyol de Barcelona, en problemas de descenso. Aguirre, especialista en equipos en estado terminal, le mantuvo en Primera División. El mexicano fue fichado por la selección de Japón en 2014, pero el periplo duró solo diez partidos (de los cuales ganó seis, empató uno y perdió tres). Una oferta de Emiratos Árabes le hizo dirigir al Al Wahda durante dos años. Después dirigió a la Egipto de Mohamed Salah, pero al no superar los cuartos de final de la Copa de África fue despedido. Ahí su técnica de persuasión a través de groserías no funcionaba o no le entendía el traductor.
El año pasado intentó sacar a flote al Leganés. El técnico mexicano, que llegó al club cuando solo sumaba cinco puntos de 36 posibles, dejó siete victorias, diez empates y nueve derrotas en 26 juegos. Se marchó, esta vez, sin salvar al equipo del descenso. Con cada despido, el móvil de Aguirre se llenaba de ofertas para dirigir en México y Estados Unidos. “Mira que me han invitado muchísimos directivos y dueños y cada año me llaman. No sería buen técnico para el fútbol mexicano”, dijo a la cadena ESPN, en 2019. El 2020 le ha hecho cambiar de opinión. Dirigirá a unos Rayados de Monterrey con la mejor nómina de México y eso hace pensar que el Vasco puede volver a coronarse.
“Cuando te estás jugando la vida lo más decisivo es lo intangible: ni la técnica, ni la táctica, ni la estadística. A eso me dedico: a elegir a los que estén mentalmente mejor”, dijo Aguirre en una entrevista con EL PAÍS. Ese olfato distintivo del Vasco regresará a casa.