López Obrador escenifica los avances del futuro aeropuerto Felipe Ángeles con un vuelo de 15 minutos
El Gobierno de México estima que el nuevo aeródromo militar estará operativo para la aviación civil a partir de marzo de 2022
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha inaugurado este miércoles nuevas instalaciones de la Base Aérea Militar número 1, lo que se convertirá en el futuro en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. El nuevo aeródromo ubicado en el Estado de México, a casi 50 kilómetros del centro de la capital, ha sido una de las obsesiones del mandatario después de ordenar la cancelación de la terminal aérea que comenzó a construir la Administración de Enrique Peña Nieto. Este miércoles solo se ha estre...
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha inaugurado este miércoles nuevas instalaciones de la Base Aérea Militar número 1, lo que se convertirá en el futuro en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. El nuevo aeródromo ubicado en el Estado de México, a casi 50 kilómetros del centro de la capital, ha sido una de las obsesiones del mandatario después de ordenar la cancelación de la terminal aérea que comenzó a construir la Administración de Enrique Peña Nieto. Este miércoles solo se ha estrenado una primera etapa del proyecto. Las obras concluirán en 2022, según el Gobierno, pero el mandatario ha querido escenificar con un vuelo de apenas unos minutos los avances de uno de sus proyectos emblemáticos. La reconversión de la base militar de Santa Lucía en un aeropuerto civil tiene el objeto de resolver la saturación aérea en la Ciudad de México. La próxima semana, ha anunciado López Obrador, estarán listas “todas las instalaciones militares” para celebrar el Día del Ejército (19 de febrero).
López Obrador ha destacado durante la conferencia matutina que la construcción “en tan poco tiempo” de las nuevas obras de la base aérea son “una hazaña” de la Secretaría de la Defensa (Sedena), que se ha encargado de ellas desde 2019. Las instalaciones inauguradas este miércoles cuentan con una nueva pista militar, una torre de control y hangares, entre otras infraestructuras que se han construido desde cero, según ha detallado la Sedena. La anterior base, que fue inaugurada en 1952, será demolida para continuar el resto del proyecto, que hasta ahora está completado en un 50%.
López Obrador ha estimado que para el 21 de marzo de 2022 se completará el complejo, que incluirá, además de la base aérea, “pistas e instalaciones modernas para el aeropuerto civil”. Este, ha dicho el presidente, “es el más importante que se esté construyendo en el mundo y es un fenómeno en la ingeniería civil porque se está haciendo en tiempo récord”, ha indicado antes de subirse al Boeing 737 de la Fuerza Aérea que lo trasladó desde el actual aeródromo Benito Juárez hacia el nuevo, en el municipio de Zumpango.
El mandatario, que esta semana regresó a las actividades públicas recién recuperado de la covid-19, ha abordado el avión con cubrebocas pese a sus reticencias a usarlo y recomendarlo. Lo acompañaron la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo; el jefe del Ejército, Luis Cresencio Sandoval; el de la Marina, Rafael Ojeda, y el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar. El grupo hizo el trayecto en 15 minutos. Allí, el presidente y el resto de las autoridades han participado de un desayuno por el 106 aniversario de la Fuerza Aérea Mexicana. Como parte de la inauguración, las aerolíneas Aeromar, Viva Aerobús y Volaris han hecho vuelos de prueba sin pasajeros.
“Es mucho lo que nos ayudan las Fuerzas Armadas. En circunstancias difíciles estas instituciones nos están ayudando para salir adelante”, ha destacado el presidente, que ha enumerado los proyectos de su Administración en los que participan los militares, entre ellos, el aeródromo Felipe Ángeles, nombrado en honor de un general leal al derrocado presidente Francisco I. Madero. “¿Con quién íbamos a ejecutar la obra con calidad y un costo increíblemente bajo? ¿Cómo lo íbamos a hacer? ¿Lo íbamos a licitar para que empresas constructoras crearan el nuevo aeropuerto?”, ha preguntado López Obrador.
El proyecto para remodelar la base aérea de Santa Lucía fue presentado por esta Administración como alternativa al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), una obra iniciada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y que ya llevaba un 30% de avance cuando fue cancelada en 2018 tras una polémica consulta ciudadana en la que participó el 1% de la lista nominal. López Obrador declaró la construcción del aeropuerto como tema de “seguridad nacional” en 2019 y la obra inició con un presupuesto de unos 75.000 millones de pesos (unos 3.750 millones de dólares) en octubre de ese año tras enfrentarse a una batería de amparos judiciales.
La remodelación ha sido, como la refinería de Dos Bocas, en el Estado de Tabasco, o el Tren Maya, en la Península de Yucatán, un proyecto prioritario para este sexenio. Desde que se puso en marcha, el mandatario ha defendido su decisión argumentando que la remodelación de Santa Lucía supone menor coste y menor daño medioambiental que el proyecto de Texcoco, al que este miércoles ha calificado de “gran atraco”. “Nos estamos ahorrando 230.000 millones de pesos (11.500 millones de dólares)”, ha insistido y ha agregado: “¿Por qué el empecinamiento en hacer ahí el aeropuerto? Porque estaban pensando en los negocios inmobiliarios”.
Nuevas vías de acceso
Una de las críticas a la remodelación de Santa Lucía ha sido el difícil acceso que tendrá el nuevo aeropuerto desde la capital. Este miércoles López Obrador ha asegurado que su Gobierno trabaja en vías de llegada al nuevo aeródromo. “Se están trabajando alrededor de 10 frentes distintos, esto es avenidas, trolebús, tren”, ha asegurado el mandatario. Según ha dicho el presidente, desde el próximo año se podrá llegar a las nuevas instalaciones en tren, se ampliarán avenidas y se construirán nuevas vías de comunicación desde el aeropuerto Benito Juárez.
Cuando esté funcionando, Santa Lucía operará a la par del actual aeropuerto de la capital y del de Toluca, capital del Estado de México. Entre todos tendrán disponibles seis pistas. El objetivo es aliviar la saturación del Aeropuerto Benito Juárez, cuyas dos pistas ya no eran suficientes para el creciente traslado de pasajeros y la expansión de las aerolíneas de bajo coste. El futuro aeropuerto tendrá capacidad para unos 20,5 millones de usuarios al año.