Una tormenta destruye la cubierta de un edificio del Templo Mayor de los aztecas
El techo de la Casa de las Águilas, del siglo XV de gran importancia ritual, cedió al peso del granizo. La Secretaría de Cultura dice que las afectaciones en el recinto son “menores”
Una violenta tormenta de granizo ha destruido este miércoles la cubierta de la Casa de las Águilas, uno de los edificios más importantes del Templo Mayor, núcleo ceremonial de los aztecas. Situado en el centro de Ciudad de México, el complejo del Templo Mayor es uno de los vestigios arqueológicos más importantes del patrimonio artístico del país. De momento se desconocen los daños que podría haber sufrido el recinto. El director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, ha explicado en su cuenta de Twitter que “pese a lo aparatoso del percance, el daño en el patrimonio arqueológico no e...
Una violenta tormenta de granizo ha destruido este miércoles la cubierta de la Casa de las Águilas, uno de los edificios más importantes del Templo Mayor, núcleo ceremonial de los aztecas. Situado en el centro de Ciudad de México, el complejo del Templo Mayor es uno de los vestigios arqueológicos más importantes del patrimonio artístico del país. De momento se desconocen los daños que podría haber sufrido el recinto. El director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, ha explicado en su cuenta de Twitter que “pese a lo aparatoso del percance, el daño en el patrimonio arqueológico no es mayúsculo”.
En un comunicado divulgado este jueves, la Secretaría de Cultura ha informado de que “después de las valoraciones preliminares, se determinó que existieron daños en las estructuras de la techumbre y la barda perimetral; no obstante, las afectaciones en las estructuras prehispánicas son menores, recuperables y restaurables y de ello se ocuparán las y los especialistas”.
Construida en el siglo XV, la Casa de las Águilas fue redescubierta en 1980 por los arqueólogos del Proyecto Templo Mayor. Para entonces, hacía dos años que el Gobierno había puesto manos a la obra en el rescate del centro sagrado de los mexicas. En febrero de 1978, obreros de la compañía de la luz habían encontrado cerca del zócalo una enorme escultura de piedra a un par de metros de profundidad. Era la Coyolxauhqui, diosa lunar de los mexicas. El hallazgo fue un parteaguas en la investigación arqueológica en el país. La administración de José López Portillo dio vía libre al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para poner patas arriba el centro histórico y rescatar el Huey Teocalli, el Templo Mayor, una enorme pirámide que albergaba las capillas dedicadas a los dioses rectores de los mexicas. En pocos meses, los arqueólogos iniciaron una aventura que todavía hoy continúa.
Vecina norteña del propio templo, la Casa de las Águilas jugaba un papel ritual esencial en la vieja Tenochtitlan. En el catálogo de una exposición dedicada al edificio en el año 2000, López Luján explicaba que la casa “fue un escenario de primera importancia en la vida religiosa de Tenochtitlan”. El arqueólogo añadía: “Su aislamiento del exterior, su escasa iluminación y sus reducidas dimensiones, nos hablan de un ambiente de recogimiento adecuado para actividades como la oración, la meditación y la penitencia. Además, la rica decoración interior nos indica que la ofrenda de sangre era una de las principales ceremonias que allí se llevaban a cabo”.
Conocido también como recinto de los guerreros águila, el edificio servía a la nobleza mexica, el tlatoani y su corte. Igual que el Templo Mayor, la Casa de las Águilas fue construida por etapas, cada etapa cubriendo la anterior como enormes mantas de barro, estuco y otros materiales. Más allá de la arquitectura, cada reconstrucción simbolizaba también el poderío mexica, la grandeza de un imperio que trascendía los límites del Valle de México.
Con la conquista, la etapa más moderna de recinto, acabada poco antes de la llegada de los españoles, en 1519, fue destruida. Gracias al modelo de construcción de capas de los mexicas, los arqueólogos lograron rescatar pinturas y esculturas que, junto a las habitaciones y la propia distribución de los espacios, dibujaban un edificio de extrema importancia para el viejo imperio. En un texto publicado en la revista especializada Arqueología Mexicana en 1995, el mismo López Luján señalaba que el equipo de arqueólogos que trabajó en el lugar encontró bajorrelieves en los muros donde aparecían “procesiones de guerreros armados que confluyen a un zacatapayolli, bola de heno en la que clavaban las espinas ensangrentadas durante el ritual de autosacrificio”.
Ha sido el propio López Luján el que ha dado la voz de alarma este miércoles a través de su cuenta de Twitter. “Con una granizada histórica se acaba de colapsar la cubierta de la Casa de las Águilas en la Zona Arqueológica del Templo Mayor. Voy hacia allá con la directora [del Museo Templo Mayor] para evaluar posibles daños. Todo el equipo de seguridad y conservación movilizado”, ha escrito el arqueólogo. Más tarde ha informado de que Protección Civil no les ha permitido ingresar al edificio por peligro de derrumbe total de la cubierta. “Se hará un peritaje de conservación. Con una lámpara potente se puede ver a la distancia piedras y tierra de muros prehispánicos afectados. Pero no un daño mayúsculo considerando el colapso total del techo”, ha concluido el arqueólogo.
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