Detenido el primer jefe militar por la filtración masiva de Guacamaya contra el Ejército mexicano
La Secretaría de la Defensa Nacional guarda silencio tras el arresto de un teniente coronel, confirmado por fuentes del Gabinete de Seguridad
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha dejado caer al primer jefe militar por el hackeo de más de cuatro millones de correos electrónicos a manos de la organización Guacamaya. Jesús “N”, un teniente coronel del área de Informática, ha sido detenido por la filtración masiva de documentos clasificados, de acuerdo con el periódico El Universal, que cita fuentes del Gabinete de Seguridad...
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha dejado caer al primer jefe militar por el hackeo de más de cuatro millones de correos electrónicos a manos de la organización Guacamaya. Jesús “N”, un teniente coronel del área de Informática, ha sido detenido por la filtración masiva de documentos clasificados, de acuerdo con el periódico El Universal, que cita fuentes del Gabinete de Seguridad. La Sedena no se ha pronunciado después de que se diera a conocer el arresto y señaló a través de su sección de prensa que “no contaba con información sobre este asunto en particular”. Los Guacamaya Leaks han sido el mayor ataque cibernético que ha sufrido el Ejército mexicano en su historia.
Jesús “N” se encuentra recluido en una prisión del campo militar 1 en Ciudad de México y es acusado de “infracción a los deberes militares, en la modalidad de pérdida de información militar”, según publicó el diario. Las infracciones a los deberes militares contemplan penas mínimas de un año de cárcel o de cuatro meses cuando la falta se deba a “torpeza o descuido”, de acuerdo con el Código de Justicia Militar. Los castigos son más severos cuando esas infracciones se traducen en daños al equipo del Ejército o a las tropas o cuando se producen en medio de una campaña y pueden alcanzar una sentencia máxima de 60 años.
La filtración de Guacamaya explotó en octubre del año pasado y destapó información sensible sobre la salud del presidente, las labores de inteligencia y espionaje contra movimientos sociales y políticos, y los operativos contra el crimen organizado, así como datos delicados sobre contrataciones y abusos denunciados dentro del Ejército. Después de cinco meses, Luis Cresencio Sandoval, titular de la Defensa, compareció ante un grupo de diputados sobre el hackeo y aseguró en febrero pasado que “no se vulneró la seguridad nacional” tras el ataque cibernético, declararon los legisladores que acudieron. Sandoval dijo que estaban en marcha investigaciones para aclarar el origen de la fuga de seis terabytes de información, pero minimizó el impacto al asegurar que cada mes la institución era blanco de más de 3.000 ataques.
Andrés Manuel López Obrador descartó el año pasado la posibilidad de imponer multas o sanciones a militares que resultaran implicados y negó también que habría detenciones en el Ejército. El presidente ha insinuado que la información es falsa y que la filtración fue “un rotundo fracaso”, pero la detención manda un mensaje distinto. El mandatario había dado por terminada la polémica desde octubre pasado, pero las consecuencias del hackeo y las publicaciones de los medios de comunicación, en especial el espionaje militar a periodistas y activistas, han sido tema de su conferencia de prensa diaria hasta la semana pasada. López Obrador culpó a sus adversarios de estar detrás del ataque y dijo que la fuga pudo haber sido provocada por “agencias internacionales”.
“La información de espionaje militar y miles de documentos más es cierta. Y tan cierta que la Sedena busca a quien responsabilizar”, comentó el diputado Emilio Álvarez Icaza. Guacamaya también se ha atribuido filtraciones cibernéticas en Colombia, Chile y otros países de América Latina.
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