David Faitelson, el crítico por excelencia, recala en su némesis
El periodista, formado en la escuela de José Ramón Fernández, trabajará en Televisa, la empresa que atizó con críticas por décadas, en un acontecimiento que cambiará la televisión mexicana
David Faitelson (Ascalón, Israel; 54 años) era un feliz redactor que escribía de béisbol y boxeo en las páginas de Excélsior. “No voy a trabajar, me voy a divertir”, contaba a su círculo cercano cada vez que le preguntaban a qué se dedicaba. Sus aspiraciones de la infancia, sin embargo, le impulsaron para no solo ser periodista deportivo, sino para erigirse como el hombre polémica, el showman, el periodista que con un tuit pone patas arriba al mundo del fútbol mexicano, el comunicador que marcó a la madre de...
David Faitelson (Ascalón, Israel; 54 años) era un feliz redactor que escribía de béisbol y boxeo en las páginas de Excélsior. “No voy a trabajar, me voy a divertir”, contaba a su círculo cercano cada vez que le preguntaban a qué se dedicaba. Sus aspiraciones de la infancia, sin embargo, le impulsaron para no solo ser periodista deportivo, sino para erigirse como el hombre polémica, el showman, el periodista que con un tuit pone patas arriba al mundo del fútbol mexicano, el comunicador que marcó a la madre de las batallas televisivas en México entre TV Azteca y Televisa. El hombre dinamita. Tras más de dos décadas de exhibir la influencia de Televisa, ahora será su empleado y principal figura para redimir a la empresa ante la opinión pública.
Faitelson dejó su privilegiado lugar como reportero de béisbol cuando un exprofesor de historia con raíces españolas le contactó para ofrecerle sumarse a un proyecto en la televisión del Estado. Se trataba de José Ramón Fernández, quien había llegado a Imevisión (hoy TV Azteca) en 1973. Fernández le fichó en 1989 para darle fuerza al programa deportivo conocido como DeporTV, uno de los más emblemáticos de la televisión mexicana. Su intención era competir directamente con la primera televisora de México y que, por ese entonces, ya fungía como un monopolio: Televisa. Faitelson se sumó a un plan en el que deslumbraron con un nuevo formato: las mesas de debate. Debate en serio, como ocurría en los programas estadounidenses. Pero siempre con una regla: que la discusión no fuese artificial, sino espontánea. Ese formato ha trascendido los años y es el eje central de todos los programas deportivos en el país.
El joven Faitelson, que se fraguó en el periodismo del día a día y no en un aula, tomó la bandera de José Ramón Fernández para oponerse a Televisa, que en los ochenta gozaba con mejor presupuesto y con los derechos de transmisión de lo que ha sido por décadas su fábrica de oro, la selección mexicana de fútbol. Cuando Imevisión fue comprada por el empresario Ricardo Salinas Pliego en 1994, TV Azteca tuvo los derechos y empezó a competir por el rating con la empresa de la familia Azcárraga. Tanto Fernández como Faitelson señalaban las prácticas desleales entre ambos y el conflicto de interés de Televisa al gestionar, también, la Federación Mexicana de Fútbol.
Desde Imevisión se creó el clásico entre el América, equipo propiedad de Televisa, y el equipo de la UNAM. Apuntaban, en cada tertulia, que el fútbol mexicano no podía dar el estirón mundial debido a las erráticas decisiones que tomaba Televisa. Faitelson, en lo particular, empezó a ganar fama por sus piezas de color. La forma de describir y de narrar un ángulo distinto en los partidos le valieron para ganarse a la gente. Su sagacidad y dardos irónicos le hicieron ser uno de los periodistas más influyentes. Dejó TV Azteca cuando su leal jefe, José Ramón Fernández, fue orillado a dejar la empresa. En 2007 se unió a la cadena ESPN, donde coincidió con Fernández de nuevo. “Es como un padre para mí”, ha reiterado.
El momento de la ruptura del statu quo se dio esta semana cuando Faitelson anunció junto a Fernández que se marchaba de la empresa para trabajar en Televisa. Pero, ¿por qué ese movimiento si hablaba mal de Televisa? Esa es la gran pregunta de los forofos mexicanos. La empresa ha dado un vuelco a su propia historia a raíz de que México sufrió una bochornosa eliminación en fase de grupos en el Mundial de Qatar, algo no visto en 40 años, es decir, desde Argentina 1978.
La Federación Mexicana de Fútbol, por decisión de Televisa, echó a su entonces presidente Yon de Luisa y, tras meses de caos, se reestructuró para crear figuras de poder distintas y “autónomas” de la empresa de comunicación. O esa era la intención porque su máximo comisionado, Juan Carlos Rodríguez, también se forjó en Televisa.
A la par de los cambios en la federación, en Televisa crearon un programa de análisis para debatir la actualidad deportiva de México, a cargo de Denise Maerker y con invitados de otras empresas de comunicación y exempleados. El rostro de Faitelson sorprendió, aunque decía que solo era por algunos programas y para atender la petición de su compañera en la radio. Ahora será el periodista principal de una cadena que ansía volver a ser referencia para los mexicanos. Faitelson, recordado por un puñetazo cobarde de Cuauhtémoc Blanco y por ser detractor del boxeador Canelo Álvarez, es la última esperanza de que Televisa remonte.
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