De puñetazos a balaceras: los cambios de poder en el centro histórico de la capital que explican el ataque contra Diana Sánchez Barrios

La hermana de la lideresa de comerciantes informales atacada a balazos en octubre apunta al dominio de la zona por parte del crimen organizado y asegura que “fue un milagro” que sobreviviera

Diana Sánchez Barrios durante una protesta con comerciantes ambulantes de Ciudad de México.CORTESÍA

La construcción de equilibrios en el centro histórico de Ciudad de México se ha reconfigurado mucho con la violenta erupción del crimen organizado. Lo que antes se resolvía a puñetazos, hoy se disuelve a balaceras, dice la diputada local Silvia Sánchez Barrios (Ciudad de México, 51 años). La hermana de Diana, la lideresa de comerciantes informales atacada a balazos el 17 de octubre, asegura que nunca pensaron vivir algo así. “De un tiro no pasaba”, dice sentada en una oficina del Congreso capitalino, “nosotros, que somos del barrio, que somos bravos, que no nos dejamos, tenemos miedo”. Habla por su hermana, que continúa en el hospital enfrentando lo que será “una recuperación larga” tras múltiples operaciones con el fin de reparar el daño que dejaron las balas en su camino. “Fue un milagro, porque no es para que lo contaran”.

Activista trans, diputada suplente y un personaje que no ha estado exento de polémica, Diana Sánchez Barrios salía de estar con su hermana en el Congreso local el día del ataque. Llevaba días peleando para poder tramitar el pasaporte de su hija, y ante las dificultades presentadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores, acudió a la Cámara legislativa a poner un punto de acuerdo para obligar a la dependencia a capacitar a sus trabajadores en materia de derechos LGBT.

A los minutos de dejar el edificio de Donceles, fue atacada junto a su primo, Carlos David Núñez, y un comerciante que se había acercado a sacarse una selfie y murió en el lugar. Un tirador les disparó por la espalda. Sánchez Barrios alcanzó a correr y protegerse en una tienda. Pero el atacante la siguió y la hirió en el hombro, el codo, la mano y la mandíbula. Por la posición de los balazos, Silvia cree que su hermana intentó protegerse la cara con el brazo. “Si no hubiese metido la mano, las balas hubiesen ido para otro lado”, dice. Los primeros días, no podía siquiera hablar. Ahora se sienta, come, platica un poco, dice la diputada. Su primo aún pelea por su vida, ha perdido un riñón, el bazo y le perforaron un pulmón. Ambos continúan en el hospital.

Desde el primer momento, la familia Sánchez Barrios acreditó el ataque a una prima, Claudia Morales, con quien traen un conflicto desde hace años. Una pugna que involucra acusaciones y denuncias de todo tipo de ambos lados. Un baile de señalamientos por extorsión, amenazas, difamaciones, despojos. De acuerdo con la versión de Silvia Sánchez Barrios, la prima enojada pone en marcha el ataque por no haber logrado una condena contra Diana tras el encarcelamiento en 2021 por amenazas, robo y extorsión, molesta además por la victoria electoral que les dio la diputación este año. “Diana sale absuelta, empieza a hacer su vida normal, empieza con su activismo, arropa a las víctimas de ellos, eso les calienta mucho”, dice sobre la rama familiar con la que están enemistados.

La especulación quedó confirmada, para Silvia, con el arresto esta semana de los dos autores materiales y una cómplice. “Detienen a estos muchachos y resulta que son del centro histórico. A uno de ellos [el que disparó], lo conocemos desde que era niño y tiene relación con Claudia y su familia”, dice. La prima, que en otras ocasiones ha hablado en medios de comunicación, no se ha expresado sobre el señalamiento por el ataque.

Diana Sánchez Barrios y Silvia Sánchez Barrios.CORTESÍA

Familia controvertida, los Sánchez Barrios han sido acusados de múltiples cosas a lo largo de los años. Una reincidente es su vinculación con la Unión Tepito. Silvia lo niega rotundamente. “Somos líderes, nada más”, dice y defiende que ellos fueron de los primeros en denunciar el avance de la delincuencia organizada en las calles del centro histórico, que se somete a diario a una pugna entre viejas y nuevas mafias. “Los grupos delictivos que están ahora ya echaron raíz, en su momento lo denunciamos cuando empezaron, pero el gobierno estaba coludido”. Cuando se le pregunta por el momento en que eso pasó, lo coloca en el Gobierno de Miguel Ángel Mancera (2012-2018), sin mayores datos.

Para los más críticos, los Sánchez Barrios han hecho su poder a base de extorsión. La diputada asegura que solo tienen una organización social “que ha dado guardería y vivienda a la gente”, una escuela primaria y una secundaria para que los comerciantes aprendan oficios. “Muchos de ellos salieron de las filas del comercio gracias a eso”, afirma. La familia radica en el centro desde tiempos de la revolución. “Mi tatarabuela le vendía caldos a los revolucionarios cuando pasaban por aquí por la Lagunilla”. Ahora representan a unas 5.000 familias de comerciantes informales, según el cálculo propio. “Un delincuente no da la cara así”, justifica.

Silvia Sánchez Barrios diputada local Morena en el Congreso de la Ciudad de México, el 7 de noviembre 2024.Emiliano Molina (Emiliano Molina)

El liderazgo familiar, explica la diputada, consiste en la protección de su gente. “Nosotros, los líderes, hemos sido un parteaguas, un muro de contención para los comerciantes, porque los arropamos, los protegemos aun sabiendo que nuestras vidas corren peligro”, comenta. “Por un lado, tienes que contener al crimen organizado y, por otro, tienes que contener los operativos de los policías y la corrupción que existe dentro de las instituciones”. Pero esa protección en México suele cobrarse de manera obligatoria, como parte de una extorsión.

—¿Ustedes cobran por esa protección?

—No. Nosotros lo que tenemos es una organización con su reglamento, asambleas, estatutos. Una organización que trae una lucha social. No, no, no cobramos cuotas. Son cuotas voluntarias como los partidos políticos, como cualquier sindicato u organización. La gente llega a tocar las puertas y les damos un espacio donde trabajar. Los grupos delincuenciales a veces se meten directamente y cobran. Y ahí no puedes hacer nada más que cuidarle la vida a tu gente. Porque nosotros tenemos un límite.

La relación entre miembros de la organización y la familia no siempre fluye por buen camino. El joven que disparó contra el rostro de Diana se había criado en una guardería de aquellas que abrió la matriarca del clan para los comerciantes. La madre del atacante, en otra época, llegó a ser amiga de Silvia, y el conflicto que las distanció comenzó cuando el muchacho empezó a relacionarse con gente de la Unión Tepito, según la versión de la diputada.

Captura de video del atentado de Diana Sánchez Barrio, del PRI, en el Centro Histórico de Ciudad de México.RR.SS.

Los límites, las amistades, las complicidades en el centro histórico son cada vez más difusos. Los juegos de poder se reconfiguran por cuadra cada vez que asesinan a un comerciante. El inesperado ataque a Diana le dejó en un estado emocional crítico, dice Silvia. “Yo le dije: ‘Valora lo que vas a hacer después de esto’. Porque ya no es ella sola, tiene tres hijos”.

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