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Claudia Sheinbaum se revuelve contra las amenazas de Trump y amaga con imponer también aranceles

La presidenta de México asegura que gravar las exportaciones solo dañaría a las empresas de ambos países

Claudia Sheinbaum durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, en Ciudad de México. Foto: Isaac Esquivel (EFE) | Vídeo: Reuters
Carmen Morán Breña

Tras las repetidas amenazas de Donald Trump a México con el establecimiento de aranceles, Claudia Sheinbaum ha salido a contestar con contundencia que esos gravámenes se pueden imponer también a los productos estadounidenses, en una suerte de guerra comercial que no haría más que “dañar a las empresas de ambos países”. La presidenta mexicana ha recordado al presidente electo “los esfuerzos” que México está haciendo para impedir que el fentanilo entre en Estados Unidos, así como el apoyo que se presta a los migrantes para frenar el flujo de extranjeros en su frontera, las dos reclamaciones principales del republicano. “Arancel tras arancel nos llevaría a una pérdida de competitividad, lo que queremos es complementarnos”, ha dicho Sheinbaum. Tanto en la campaña electoral, como después de salir elegido, Trump no ha dejado de amagar con tasas a las exportaciones mexicanas si no se controla el narcotráfico y la migración. China es también el objetivo. En la guerra contra gigante asiático declarada por Trump, Estados Unidos no tolera que parte de las exportaciones mexicanas, sobre todo de automóviles, cuenten con manufacturas chinas.

Estados Unidos, México y Canadá tienen que revisar en 2026 el Tratado de Libre Comercio (TMEC) y las espadas están en alto, con la presión añadida de la inminente llegada del magnate republicano a la Casa Blanca. Ambos socios acusan a México de colar por la puerta trasera productos fabricados por China en su territorio. Pero la presidenta Sheinbaum, en una carta enviada a Trump, recuerda que “el TMEC ha sido benéfico para la economía de los tres países” y asegura que priorizará este acuerdo frente a relaciones comerciales con China, Europa o Latinoamérica. Pero avisa de que México es “un país libre y soberano” que buscará el diálogo. En caso de entrar en una guerra de aranceles, ha dicho la mandataria mexicana, son muchas las empresas de Estados Unidos que se verían perjudicadas, entre ellas “General Motors, Stellantis y Ford Motors Company, las cuales llegaron a México hace 80 años. ¿Por qué ponerle un impuesto que las ponga en riesgo? Causaría a Estados Unidos y a México inflación y pérdidas de empleo”, ha advertido.

La presidenta también enviará una carta al presidente canadiense, Justin Trudeau, quien se ha sumado a las protestas por la relación comercial entre México y China, en detrimento, ha dicho, del acuerdo trilateral norteamericano. En ese caso, Sheinbaum también ha sacado la artillería: “Con Canadá, mi país ha sido muy generoso, porque querían expulsarlos del tratado y fue el presidente Andrés Manuel López Obrador quien abogó por ellos”, ha señalado. “Las relaciones son de alto nivel y entre iguales”, ha advertido. Aunque a nadie se le escapa que México es el socio más débil, son muchos los intereses que entrelazan ya a los tres países, y no se frustraron aun cuando Trump estuvo de presidente en su primer mandato.

A preguntas de los periodistas, la presidenta ha recordado que México ya subió los aranceles para apoyar su mercado interno y proteger el acuerdo trilateral. “En abril de este año se han subido entre un 5% y un 50% las tasas a los productos manufacturados provenientes de China y otros países”. Por supuesto, ha dicho, que hay relaciones con China y también con Europa y los países latinoamericanos, pero “se privilegia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá”.

Respecto a los migrantes, la presidenta ha recordado que desde diciembre del año pasado la migración que entra por la frontera estadounidense se ha reducido en un 75% y la mitad de los extranjeros “llega con la cita” de las autoridades estadounidenses, el CBP. Sheinbaum ha insistido, como hizo en la reciente cumbre económica del G-20, celebrada en Río de Janeiro, que su política será atender las causas de la migración, por lo que pidió dedicar un porcentaje de lo que se destina a guerras para atender las necesidades de los países pobres. “Respetamos a Trump, porque lo eligieron los estadounidenses, y también pedimos respeto y encontrar las causas comunes”, ha dicho la mandataria, quien siempre informa de que el 80% de las ganancias de los migrantes mexicanos se quedan en Estados Unidos vía impuestos.

Como ya es habitual, a la entrada de drogas por la frontera sur de Estados Unidos, México responde con el tráfico de armas que hace el viaje contrario. En esta ocasión no ha sido diferente. “Usted debe estar al tanto”, le dice a Trump en la carta, “de que el 70% de las armas ilegales incautadas a delincuentes en México proviene de su país. Las armas no las producimos nosotros, las drogas sintéticas no las consumimos nosotros. Los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas en su país, lamentablemente los ponemos nosotros”. Y el texto añade: “Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos. Se requiere de cooperación y entendimiento recíproco”.

Sheinbaum ha insistido en que la epidemia de fentanilo “es un problema de consumo y de salud pública de Estados Unidos” y ha ofrecido unas cifras a Trump: “En lo que va del año, las Fuerzas Armadas mexicanas y las Fiscalías se han incautado de toneladas de diferentes tipos de drogas, 10.340 armas y detenido 15.640 personas por violencia relacionada con el tráfico de drogas”. Además, ha señalado que está por aprobarse una reforma constitucional para declarar delito grave sin derecho a fianza la producción, distribución y comercialización del fentanilo y otras drogas sintéticas. Pero no ha dejado de recordar que “los precursores químicos para la fabricación de esta y otras drogas entran a Canadá, Estados Unidos y México de manera ilegal proveniente de países asiáticos, para lo cual es urgente la colaboración internacional”.

México también tiene previsto enviar una carta al canadiense Trudeau, que en los últimos días ha arremetido sorpresivamente contra la Administración mexicana por los productos chinos con los que fabrican automóviles, entre otras cosas. En este caso, late de fondo las elecciones que se celebrarán en Canadá el año que viene, en las que los conservadores muestran un significativo avance, y las presiones de los sectores mineros, que tienen una gran actividad en tierras mexicanas y se encuentran con situaciones de alta inseguridad debido a los carteles. Aunque Canadá y México se disputan el pastel estadounidense de a relocalización de empresas en sus territorios, no son competencia entre ellos. Canadá requiere fábricas productos de alta tecnología, mientras que las posibilidades de México son de otros productos.

Sheinbaum se ha comprometido a informar a Canadá de los planes económicos de México, entre ellos disminuir la dependencia de algunas importaciones asiáticas. La diplomacia mexicana ya trabaja en futuros encuentros y conversaciones con el equipo de Trump y de Trudeau con vistas a aplacar el incendio de los aranceles y con la mirada puesta en la revisión del TMEC prevista para 2026.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.
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