Un editorial atrevido para unos lectores divididos
El apoyo de EL PAÍS a los indultos por el ‘procés’ origina una avalancha de críticas y alabanzas
El periódico tiene derecho a definirse ante cualquier hecho relevante. A veces, lo ejerce ante asuntos de alto voltaje aun sabiendo que muchos lectores rechazarán su punto de vista. Ocurrió el pasado día 30 con el editorial titulado A los catalanes, en el que EL PAÍS se decantó a favor de indultar a los condenados por el procés. Al diario han llegado cientos de mensajes y comentarios de los suscriptores, divididos entre quienes critican al periódico y quienes creen que ha dado un paso ...
El periódico tiene derecho a definirse ante cualquier hecho relevante. A veces, lo ejerce ante asuntos de alto voltaje aun sabiendo que muchos lectores rechazarán su punto de vista. Ocurrió el pasado día 30 con el editorial titulado A los catalanes, en el que EL PAÍS se decantó a favor de indultar a los condenados por el procés. Al diario han llegado cientos de mensajes y comentarios de los suscriptores, divididos entre quienes critican al periódico y quienes creen que ha dado un paso atrevido, pero acorde con sus principios. Unos y otros merecen una explicación.
El texto describía “razones de peso” contra la medida, pero añadía: “Este periódico cree que la mejor manera de reconducir la crisis es a través de iniciativas políticas que primero rebajen la tensión, y progresivamente recuperen en la sociedad catalana espacios de sintonía con el proyecto democrático español. Los indultos son probablemente una condición necesaria, aunque no suficiente”.
No ha sido un editorial más. Ni en la forma ni en el fondo. Lo asume el subdirector y jefe de Opinión, Andrea Rizzi: “La gran relevancia de la cuestión para la democracia española requería que el periódico se pronunciara de forma clara y ponderada, con argumentos detallados para contribuir al debate, lo que explica la inusual extensión del editorial”.
Era una única pieza en esa noble página de Opinión —suele haber dos textos— y anunciada en portada con tipografía excepcionalmente grande. Se difundió, además, después de que varias encuestas coincidieran en que 7 de cada 10 españoles rechazan los indultos, salvo en Cataluña, donde el apoyo es masivo. Para entonces, la mayoría de diarios tradicionales y emisoras, la oposición y varios barones del PSOE se habían declarado en contra.
Ocho días antes, el periódico se había adelantado al resto al señalar en una crónica: “El ambiente dentro del Gobierno es favorable a la medida de gracia”. Y 48 horas después, otra con este titular en portada: “El Gobierno prepara los indultos para salir del procés”. El diario, sin embargo, esperó casi una semana a definirse. Enfadado, el lector Álvaro Miranda lo echó menos: “¿Será EL PAÍS el único periódico que no editorializa sobre el indulto?” “Este suscriptor”, añadía, “paga para obtener no solo información, sino también opinión, aunque no esté de acuerdo con ella”.
Fue Miranda de los primeros en criticar el editorial cuando apareció: “Sánchez acabará sin honor y sin votos. Que EL PAÍS le secunde es una lástima”. La idea se repite en quejas como la de Rafael Vallejo —”Casi todo es una excusa para apoyar a Sánchez y su autoindulto”— y en estos comentarios en la web: “El editorial apoya la política del momento del PSOE”; “De vergüenza sumisa”. Otros lectores defienden que, en lugar de A los catalanes, el titular debió ser A los españoles o A los independentistas. Para algunos, el texto peca de “jesuitismo”, “bienintencionado, pero titubeante y fallido”.
Otros suscriptores han apreciado el editorial. Como Juan Ochoa: “Les felicito por el mesurado editorial”; En la web hay estos comentarios: “Es un editorial propio de EL PAÍS que siempre fue”; “Gracias. Toca todos los puntos, haciendo hincapié en la convivencia en Cataluña”; “Me parece un editorial y un indulto necesarios e imprescindibles”; “Estos son los valores de este periódico: la libertad sin ira”; “Editorial valiente y clarificador”; “Elevado de miras desde la fortaleza”; “Es la expresión de la esperanza y de la inteligencia que se necesita para afrontar el mayor reto que tiene la democracia”.
El periódico quiso definirse abiertamente. Entendió que “un editorial ambiguo poco hubiese aportado al debate público”, destaca Rizzi. Y lo aportó, porque, desde ese día, en tertulias y análisis en diversos medios se manejan tesis enunciadas por vez primera en esa pieza.
EL PAÍS debe ofrecer una información lo más completa posible para que el lector se forme su propio criterio. En este caso, el periódico se ha adelantado en informar a sus lectores de que el Gobierno preparaba ya los indultos y en aportar razones a favor del perdón sin ocultar las que juegan en contra. Como consecuencia, muchos lectores han expresado sus discrepancias. Alguno amenaza con anular su suscripción. Son riesgos inevitables cuando un periódico se define sin titubeos ante un problema que polariza a la sociedad. Andrea Rizzi: “Comprendo que muchos lectores discrepen. Éramos conscientes de que ocurriría, pero eso no podía alterar nuestro criterio. Entendemos la validez de los argumentos contrarios y así se refleja en el editorial. Espero que, desde la discrepancia, ellos puedan reconocer el sentido de los nuestros”.
El periódico ha cumplido con su papel. Los lectores, también.
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