Amor de madre
Solo con la maternidad se accede al amor que nunca se sintió. Al camino. Al sentido. Hasta entonces, un matar el tiempo
“No me imaginaba que se pudiera amarrr de una forma tan brutaaal, tan sin nada, tan, tan… No sé”, dice Malú, abriendo mucho la boca y los ojos y acompañándose con las manos. “Tan de verdad, tan incondicional”, la ayuda la periodista María Casado, cuando se queda sin palabras para describir el amor de madre que siente. El tuit con un fragmento de la entrevista que le hicieron a la cantante en Las tres puertas, de TVE, tiene una treintena de retuits y más de 130 likes. En ambos casos, el 70% son de mujeres.
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“No me imaginaba que se pudiera amarrr de una forma tan brutaaal, tan sin nada, tan, tan… No sé”, dice Malú, abriendo mucho la boca y los ojos y acompañándose con las manos. “Tan de verdad, tan incondicional”, la ayuda la periodista María Casado, cuando se queda sin palabras para describir el amor de madre que siente. El tuit con un fragmento de la entrevista que le hicieron a la cantante en Las tres puertas, de TVE, tiene una treintena de retuits y más de 130 likes. En ambos casos, el 70% son de mujeres.
En la cárcel y en el mar, con el mítico “amor de madre” que se tatuaron nuestros abuelos pensando supuestamente en nuestras bisabuelas, y también en las redes, la mujer verdadera es la mujer madre. Solo con la maternidad se accede al amor que nunca se sintió. Al camino. Al sentido que otorga a la vida lo que sale de las entrañas. Nuestr@s hij@s nos miran y nosotras nos convertimos en aquello a lo que siempre hemos estado llamadas. Hasta entonces, un matar el tiempo. Ni amor, ni sentir de forma brutal, ni incondicional… Sucedáneos hasta la maternidad.
“Los hijos son el diablo”, me dice una amiga de infancia. No hay un atisbo de broma en la frase, ni en su rictus, severo. Tuvo la llamada de la madre naturaleza, o el penalti, a los 16, empalmó tres, y a los 41 no quiere ver un bebé ni de lejos. “Ahora soy libre”, dice, viviendo en el extranjero, desapegada de su prole, recuperando el tiempo que le robaron. ¿Los tuvo porque quiso? Parlem-ne.
El tuit más inocente que una pueda escribir, —”¿por qué los padres y madres de familia ocultáis que la crianza es estar en un pozo un montón de meses?”— resultó una afrenta a la masa tuitera. Más de 800.000 impresiones, un millar de retuits y citas, no sé cuántos likes y otros tantos chorreos. Me quedo con mi preferido: “Estar un pozo es llegar a casa para echarle de comer al gato, mirar compulsivamente el móvil, masturbarte con no sé aparato [*nota de la autora: Satisfyer], comprar cosas que no necesitas para impresionar a amigos que en realidad no son tus amigos y tomarte un Zolpidem para poder dormir”.
En Ya no somos amigos (Temas de hoy) del periodista y escritor Agus Morales, Tiffany Wright se queda embarazada a los 21. Su padre no la deja abortar y ella huye a Calcuta, donde cría a su hijo y se gana la vida como guionista. No le perdona jamás del todo a Bill, su padre, que la obligase a dedicar su juventud, sus mejores años, a la crianza de un hijo. Ella, como mi amiga de carne y hueso, recuperaron su vida años después.
Quizá por cordura, muchas mujeres no entregan tan fácilmente su vida, pero a los 40 corren a lo Genzebe Dibaba para cumplir con la misión. Casi la habían olvidado de no ser por los entierros de pueblo, donde las ancianas del lugar cumplen perfectamente con su cometido: ¿Y los hijos, pá cuándo? Y se empieza una carrera contrarreloj, contra la salud y contra la cartera. Solo hay que echar un vistazo a la maravillosa #infertilpandy, una red virtual de apoyo mutuo, llena de amor, de información, de miedos y de mucho sufrimiento.
No tengo especial interés en ver a mi coterráneo Albert Rivera en las redes ni en ningún otro sitio. Pero si le entrevistasen, además de por aquello del despido y el fracaso de aquel partido, me gustaría que le preguntasen por la paternidad. Seguro que él, como dice Malú al final del vídeo colgado en Twitter, también puede hacer solo “de aquí a aquí” porque de “aquí a aquí” tiene otra cosa, su hija, que es su “prioridad”.