Tom Cruise no me vende la moto
El actor ha renunciado al privilegio de hacerse viejo y vive anclado en el joven seductor que conquistó Hollywood
Supongo que ya se habrán dado cuenta de que Tom Cruise no envejece. El tipo ha renunciado al privilegio de hacerse viejo y vive anclado en el joven seductor que conquistó Hollywood: en su físico imperturbable, en su vigor —con esas carreras donde el tiempo no pisa su cuerpo—, y en su afán de representar a un joven galán de 24 años a sus 60. El tiempo pasa, pero él no se va haciendo viejo. Así, en el último festival de Cannes, ...
Supongo que ya se habrán dado cuenta de que Tom Cruise no envejece. El tipo ha renunciado al privilegio de hacerse viejo y vive anclado en el joven seductor que conquistó Hollywood: en su físico imperturbable, en su vigor —con esas carreras donde el tiempo no pisa su cuerpo—, y en su afán de representar a un joven galán de 24 años a sus 60. El tiempo pasa, pero él no se va haciendo viejo. Así, en el último festival de Cannes, ha presentado la segunda parte de Top Gun con un discurso y unas imágenes promocionales que recuerdan a la mítica Entrevista con el vampiro, aquella película en la que Cruise padecía la desgracia de ser eternamente joven y asistir a la muerte y destrucción de todo cuanto amaba.
Sin embargo, poco debió aprender el actor Tom Cruise en aquella ocasión, porque en su último trabajo se ha puesto a galopar la moto de Maverick, el aclamado piloto de Top Gun, con idéntica chaqueta, las mismas gafas de aviador y ese hierático gesto de chico duro por fuera y tierno por dentro. Una imagen que resulta anticuada por mucho que el sesentón brille como un pipiolo.
”Treinta y seis años después de la primera película, Top Gun: Maverick por fin está aquí. Lo hicimos para pantalla grande. Y lo hicimos para vosotros, los fans”, ha publicado el actor en su cuenta de Twitter. Un mensaje que deja en evidencia el drama que supone no aceptar la edad que uno tiene. Así, el tipo llegó al festival de Cannes en un helicóptero que él mismo pilotaba y aterrizó con su bellísima cara de cera, los abdominales perfectos bajo la camisa y el pelazo negro como la crin de un purasangre para después, en rueda de prensa, iniciar una defensa del “cine de siempre” y exigir para la segunda entrega de Top Gun un estreno propio de los años noventa: sin grandes plataformas que eclipsen a su personaje.
”Voy al cine y veo a la gente sirviendo palomitas, trabajando y teniendo todo listo. Y la verdad es que pienso en esa gente cuando hago películas”, explicó. Me dio mucha ternura escucharlo hablar así, deseoso de detener el paso del tiempo. Como si las nuevas plataformas no implicaran trabajo en equipo o no fueran capaces de construir comunidad o grandes audiencias.
Me encanta ir al cine, pero en este caso, creo que Tom Cruise, que aún no ha trabajado para una de las grandes plataformas, está defendiendo la gran pantalla por puro anacronismo. Y así nos enseña cómo el deseo furioso de no envejecer termina por convertirnos en sujetos “de otro tiempo”, como si el presente no fuera el tiempo de todos y hubiera algunos —los más viejos— que se hubieran quedado atrás.
En esos casos, cuando sientes que tu tiempo ya pasó, puedes exigir que desaparezca Netflix, que las palomitas tengan el aroma de tu infancia o que un galán de 1986 se mantenga inmutable en 2022. Sin embargo, cada uno de esos esfuerzos te hará sentir un poco más viejo, por mucho que te cubras las canas. La juventud no es otra cosa que cambiar con la vida y aceptar sus consecuencias.
Con todo, a la película le auguro un gran éxito. Porque, si consiguen vendernos que él no se hace viejo, puede que nosotros, quienes hemos visto tantas de sus películas, soñemos con su ideal vampírico. Pero aquí hay una fan añosa que reclama su humanidad y juventud. Por eso, Maverick, esta moto no te la compro.