Por fin una serpiente de verano
Reaparece el monstruo del lago Ness, la madre de todas las noticias falsas. Justo lo que necesitábamos
Como sabrá la lectora, una serpiente de verano es una noticia burda, irrelevante o directamente inventada que la mala prensa utiliza para llenar páginas mientras dura la canícula. En verano cierran los parlamentos, se van de vacaciones los gobiernos, los portavoces se callan y los provocadores solo provocan sueño, con lo cual no hay noticias y hay que gastar los barriles de tinta en alguna otra cosa. El yeti, por ejemplo, o la confirmación arqueológica de algún delirante capítulo bíblico o qué sé ...
Como sabrá la lectora, una serpiente de verano es una noticia burda, irrelevante o directamente inventada que la mala prensa utiliza para llenar páginas mientras dura la canícula. En verano cierran los parlamentos, se van de vacaciones los gobiernos, los portavoces se callan y los provocadores solo provocan sueño, con lo cual no hay noticias y hay que gastar los barriles de tinta en alguna otra cosa. El yeti, por ejemplo, o la confirmación arqueológica de algún delirante capítulo bíblico o qué sé yo, se le aparece la Virgen a un cazurro, los marcianos abducen a un matrimonio con problemas y la secta de los raelianos clona a un millón de personas para llevárselas a la galaxia de Andrómeda por alguna razón. Lo más parecido a una serpiente de verano que hemos visto este año ha sido el calor. Es curioso que, tras un siglo riéndonos de los ingleses, hayamos caído todos en sus mismas conversaciones de ascensor. Oh, señora Peabody, hoy realmente hace calor, ¿no lo hace? Sí lo hace, señor Calaway, ¿no es cierto? Sí lo es, ¿no lo es? Sí lo es.
Pero toda serpiente de verano palidece frente a la madre de todas ellas, el pionero, el fundamental, el resplandeciente monstruo del lago Ness, que probablemente da nombre al fenómeno periodístico. No es que Nessie sea una serpiente, pero, a juzgar por una famosa foto de 1934, sí que pertenece a su familia. Allí se ve un reptil enorme de cuello largo y con una fila de chepas en su línea dorsal. Vale que la foto resultó ser una trola con balcones a la calle, pero es todo lo que tenemos, y recuerden que estamos intentando construir una serpiente de verano, no me fastidien. Esa foto falsa de entreguerras fue seguramente la responsable de que la fama de Nessie trascendiera las fronteras de las Highlands escocesas, hasta entonces solo famosas por su excelente whisky de malta, y alcanzara el último confín del planeta. Pues bien, el monstruo del lago Ness ha aparecido por fin en este verano interminable y fatigoso.
Conozcamos al plesiosaurio, un dinosaurio de 12 metros de eslora que nadaba por los mares jurásicos como si no hubiera un mañana de asteroides asesinos. Algunos de esos mares —caprichos de la geología— constituyen la actual Escocia. Se pensaba hasta ahora que los plesiosaurios eran exclusivamente de agua salada, pero Georgina Bunker y sus colegas de las universidades de Bath (Reino Unido) y Hassan II, en Casablanca (Marruecos), publican en ScienceDirect que algunos moraban en el agua dulce de los ríos. Y, por supuesto, de los lagos. Para qué quieres más. Según informa Jenny Gross en The New York Times, este simple dato ha excitado hasta el paroxismo a los fans de Nessie, que llevaban un tiempo acariciando la idea de que el monstruo del lago Ness pertenece a un linaje de plesiosaurios que, de algún modo, escaparon a la extinción masiva causada por un asteroide hace 68 millones de años. Gross cita unos cuantos titulares del Inverness Courrier y los tabloides ingleses que son para caerse de espaldas, del tipo “Bombazo del monstruo” y “La existencia del monstruo del lago Ness es plausible”. ¿No lo es? Sí lo es.