Autosuficiencia farmacéutica

El desabastecimiento de medicamentos esenciales demanda una ley europea capaz de garantizar su suministro

Línea de producción de vacunas contra la covid de Pfizer en una planta farmacéutica de Michigan.Pfizer (Pfizer/EFE)

La distorsión de la cadena de distribución durante la pandemia puso de manifiesto la gran vulnerabilidad que el sistema de deslocalización de la producción provocaba en toda Europa. Pasada la pandemia, uno de los sectores en los que se ha observado una preocupante inseguridad es el de los medicamentos. Diferentes países de la Unión Europea han tenido que hacer frente este invierno a problemas graves de abastecimiento de fármacos tan esenciales como antibióticos, trombolíticos, insulina o analgésicos. ...

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La distorsión de la cadena de distribución durante la pandemia puso de manifiesto la gran vulnerabilidad que el sistema de deslocalización de la producción provocaba en toda Europa. Pasada la pandemia, uno de los sectores en los que se ha observado una preocupante inseguridad es el de los medicamentos. Diferentes países de la Unión Europea han tenido que hacer frente este invierno a problemas graves de abastecimiento de fármacos tan esenciales como antibióticos, trombolíticos, insulina o analgésicos. Tres de cada cuatro países de la UE constataron en 2022 un aumento de las incidencias de abastecimiento respecto del año anterior, algo que no hace mucho resultaba impensable en una sociedad avanzada como la europea.

Si hay un sector que deba considerarse estratégico, ese es sin duda el de los medicamentos, y por eso es importante que haya surgido una iniciativa comunitaria que de momento se ha plasmado en un documento de intenciones que ya han suscrito 19 países, entre ellos Alemania, Francia, Italia y España. Del mismo modo que ya se ha actuado en el sector de los microchips o los semiconductores, la Unión Europea debe adoptar medidas para asegurar el abastecimiento y reforzar la autosuficiencia en la producción de medicamentos considerados esenciales.

El objetivo es utilizar el actual proceso de reforma de la legislación farmacéutica para garantizar una mayor autonomía y seguridad en la disponibilidad de medicamentos. Entre las medidas de intervención que se proponen figura un mecanismo de solidaridad interna que garantice que cuando un país sufra desabastecimiento de un fármaco del que no hay alternativa terapéutica, los demás salgan en su auxilio. Eso ya ha ocurrido en más de una ocasión. El último informe de la Agencia Española del Medicamento, fechado el 20 de abril, indica que en el segundo semestre de 2020 se produjeron 1.105 problemas de suministro, de los que 108 eran de presentaciones que no tenían alternativa disponible. Una de las últimas incidencias del año afectó a un grupo de fármacos, los fibrinolíticos, que se utilizan en casos de ictus, infarto de miocardio o embolia pulmonar: no son patologías extrañas. Se trata de establecer, en casos como este, un mecanismo ágil y pautado de ayuda entre los diferentes países. Para ello, los impulsores de la iniciativa trabajan ya en la elaboración de una lista de medicamentos esenciales, cuya cadena de producción, distribución y venta pueda ser monitorizada de forma permanente.

Pero lo más importante es incidir sobre los factores estructurales. Aunque las causas de desabastecimiento son diversas, todo converge en dos condicionantes básicos: la falta de capacidad de producción en plantas europeas, lo que en un contexto de aumento de la demanda interna tiene cada vez más consecuencias, y la excesiva dependencia de Asia, tanto para la obtención de las materias necesarias para fabricar los principios activos como de medicamentos ya elaborados. El instrumento más idóneo es una ley europea del medicamento que permita aplicar una política industrial y de incentivos financieros capaz de garantizar la autosuficiencia en la producción de medicamentos esenciales.

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