La ‘traición’ de María Guardiola
Partidarios de Vox comparan a la candidata del PP a la presidencia de Extremadura con Irene Montero. La dirigente popular también ha caído en contradicciones
El rechazo de María Guardiola, candidata del PP a la presidencia de Extremadura, a incluir a Vox en su Gobierno ha acaparado la competitiva conversación en Twitter, disputándose la escala del trending topic con Taylor Swift, la recta final del reality Supervivientes y el mismísimo Vinicius. Gran parte de los tuits procedían de Vox, los simpatizantes del partido de extrema derecha y una colección de period...
El rechazo de María Guardiola, candidata del PP a la presidencia de Extremadura, a incluir a Vox en su Gobierno ha acaparado la competitiva conversación en Twitter, disputándose la escala del trending topic con Taylor Swift, la recta final del reality Supervivientes y el mismísimo Vinicius. Gran parte de los tuits procedían de Vox, los simpatizantes del partido de extrema derecha y una colección de periodistas independientes que se han tomado la decisión de la líder de los populares extremeños como una traición conyugal.
Marcando el paso, a primera hora de la mañana, @esradio difundía en las redes el “análisis” de su locutor estrella y sherpa de la derecha. Federico Jiménez Losantos ya ha puesto mote a Guardiola, “la niña del alcornoque”, y el miércoles compartía su diagnóstico sobre lo ocurrido en Extremadura: “El sorayismo, enfermedad senil del marianismo y de los complejos, ha poseído el alma tontorrona de los chicos que vienen de provincias y enseguida quedan cautivados por la prensa progre de la capital”.
Pero Guardiola no solo fue “poseída” por “el sorayismo”. “Si cierras los ojos y escuchas, sabrás que Irene Montero no se fue, sólo se transformó: las mismas palabras clave (inclusividad, modernidad, solidaridad), otras usadas al buen tuntún (¿qué es ‘una Extremadura permeable’?) y la cursilería de siempre (’el amor no admite matices’)”, planteaba @quitanapaz incluyendo un vídeo con declaraciones de la candidata popular. En la misma línea, Alejo Vidal-Quadras, exdirigente del Partido Popular y cofundador de Vox, tuiteaba: “La brillante idea del PP de tener en Extremadura una presidenta cuya ideología está más próxima a la de Podemos que a la de sus propios votantes ya le ha costado la Asamblea, y pronto perderá la Comunidad. Una cosa es el centrismo y otra la confusión mental”. Unos cuantos toquecitos más de la varita mágica de Twitter transformaron a Guardiola en la reencarnación de todos los males, es decir, en el líder del PSOE: “Es el perfil psicológico de Pedro Sánchez en mujer. Tiene una idea de sí misma ridículamente endiosada, miente y no percibe la realidad tal y como es”, opinaba @irenefreedom. @Vitoquiles, otro “periodista independiente” —así se presenta en su cuenta, de 108.800 seguidores—, preguntaba a Guardiola: “¿Por qué le has entregado Extremadura al PSOE?”.
Otro periodista independiente, Luis del Pino —“Que te vote Txapote”, dice su bio—, tuiteó: “Esto mejora por momentos. Ahora Feijóo dice que si en lugar de cinco diputados tuvieran más, sí podrían los de Vox entrar en el Gobierno extremeño. Deduzco que entonces María Guardiola no los consideraría machistas. Tu machismo depende de lo larga que tengas la lista de diputados”.
El movimiento de Guardiola descubrió, en efecto, algunas contradicciones y las explotó ampliamente en Twitter el socio del PP “en 140 ayuntamientos”, en el Gobierno de Castilla y León, el de la Comunidad Valenciana y —en amistosa negociación— el de Baleares. “El PP es un gran misterio”, se quejó amargamente el líder de Vox, Santiago Abascal, quien hizo un largo hilo de tuits para explicar su desconcierto: “No hay una sola voz en el PP. Hacen una cosa distinta en cada lugar. La señora Guardiola no ha ganado las elecciones en Extremadura. El PP dijo que tenía que ganar la lista más votada y ahora aparece con la recortada”.
Curiosamente, quienes menos opinaron sobre #Guardiola o #Extremadura en Twitter fueron los dirigentes del PP. Ni la secretaria general, Cuca Gamarra; ni el coordinador general, Elías Bendodo, ni la vicesecretaria de Política Social, Carmen Fúnez, ni el vicesecretario de Economía, Juan Bravo... se atrevieron a piar por escrito algo parecido a un apoyo a la decisión de su compañera extremeña, quizá para no herir sensibilidades. También calla ahora en sus redes el próximo presidente de la Generalitat Valenciana, el popular Carlos Mazón, quien, tras asegurar en campaña que la entrada de Vox en su Gobierno era una “línea roja” para él, les entregó la vicepresidencia y tres consejerías.
Dicen que en la guerra la primera víctima es la verdad. En elecciones y campañas suele ser la coherencia. La erosión funciona, en estos casos a un ritmo acelerado: las líneas rojas se difuminan rápidamente, como si hubieran estado expuestas durante años al sol; las palabras se las lleva el viento y se acumulan las contradicciones. En esto tampoco se libra Guardiola, como señalaron otros tuiteros sin pedrigrí. La candidata del PP a la presidencia de Extremadura no fue la más votada el 28 de mayo. Asegura que la comunidad “ha votado cambio”, pero el PSOE fue la primera fuerza política en los comicios y solo suma más escaños con Vox. Afirma que no puede dejar entrar en la Junta de Extremadura a “quienes niegan la violencia machista, deshumanizan a los inmigrantes y tiran a la papelera la bandera LGTBi”, pero sí podía ofrecerles la presidencia del Parlamento autonómico y este mismo miércoles, sentarse a negociar “puntos programáticos”, es decir, medidas de gobierno.