Se acabó
Los lectores escriben sobre la dimisión de Luis Rubiales, el consumo rápido, el fallecimiento de María Teresa Campos y la utilización de la bandera de España
¡Por fin!, ya había cierto hartazgo con el tema Rubiales. Llevamos demasiado tiempo dándole vueltas e incluso soportando que haya quien trata de relativizar su importancia, y ha tardado demasiado tiempo en dimitir. Los hechos, harto conocidos a estas alturas por todo el mundo, tienen importancia, mucha importancia y no se trata de reducirlos a un beso no consentido ni a los modos de un lamentable personaje. Se trata de ir lo más allá posible, aprovechando el amplio rechazo social y la censura internacional de lo acontecido tras la merecida victoria del equipo femenino en los mundiales de fútbo...
¡Por fin!, ya había cierto hartazgo con el tema Rubiales. Llevamos demasiado tiempo dándole vueltas e incluso soportando que haya quien trata de relativizar su importancia, y ha tardado demasiado tiempo en dimitir. Los hechos, harto conocidos a estas alturas por todo el mundo, tienen importancia, mucha importancia y no se trata de reducirlos a un beso no consentido ni a los modos de un lamentable personaje. Se trata de ir lo más allá posible, aprovechando el amplio rechazo social y la censura internacional de lo acontecido tras la merecida victoria del equipo femenino en los mundiales de fútbol que nunca debió ser empañada por nada ni por nadie. Se trata de que “se acabó” todo, se acabó la corrupción que sofoca y ahoga al fútbol en general y a la RFEF en particular. Cómo es posible además que en un país donde no se suele hablar de sueldos, donde no sabes el sueldo que cobran tus compañeros de empresa, el presidente de la RFEF se permita el lujo públicamente de ofrecer al entrenador de la Selección Española Femenina de Fútbol medio millón de euros anuales durante los próximos cuatro años. Se acabó todo. Es necesario y urgente un cambio generalizado.
Manuel Huerta Anta. Vigo (Pontevedra)
La generación efímera
Vivimos en la era del fast food, fast fashion, fast love… Nos hemos acostumbrado a comprarnos el móvil más reciente aunque el que tenemos funcione perfectamente, a tener ropa aún con la etiqueta puesta en el armario y a seguir comprando, a no hacer el mínimo esfuerzo por conocer a una persona en profundidad porque siempre puede aparecer alguien mejor. Nos hemos vuelto vagos y superficiales, y a mí me da pena pertenecer a una generación que ha decidido pasar por la vida de los demás sin dejar huella y sin hacer ruido.
Rocío Rojas Moreno. Barcelona
Su programa favorito
El pasado martes 5 de septiembre murió la señora de las señoras. Y con ello se vino el recuerdo de mi abuela, matriarca indiscutible de mi familia, viuda joven con seis hijos, meneando su poleo menta mientras veía su Día a día. Cada día. Y el recuerdo de mí misma sentada a los pies del pequeño televisor creciendo entre entrevistas, sentimientos y emociones. Entre mujeres. Murió María Teresa Campos. Y con ella se fue un cachito de mi abuela que vivía todavía entre sus serias pero tronchantes sentencias, en su vida folclórica, en su reticencia a abandonar la pequeña pantalla y, sobre todo, en su enorme respeto por las señoras de este país, sobre las que nadie pone nunca el foco y con las que la Campos siempre fue de la mano. Gracias por ser el centro de la salita de mi abuela y acompañarla siempre. Espero que allí el tuyo siga siendo su programa favorito.
Jeanette Romero. Mollet del Vallés (Barcelona)
Sentir orgullo por la bandera
Cómo voy a sentirme orgulloso de mi bandera si solo la veo en sitios que odio. La veo en la muñeca de un chico que me dice que mi idioma es un dialecto. La veo bordada en la sudadera de una chica que asegura que una mujer trans es un hombre. La veo en una cuenta que dice que la violencia machista no existe. Y veo que la lleva una señora mientras interrumpe un minuto de silencio por las víctimas de un terremoto. Esta gente se ha apropiado de mi bandera y no puedo sentirme orgulloso. Ojalá algún día pueda.
Mario Castroviejo. Basauri (Bizkaia)