Venezuela: primarias opositoras y control del chavismo

La definición del liderazgo de la oposición venezolana es, desde hace al menos una década, uno de los debates que más tensan el clima político del país

Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela.LEONARDO FERNANDEZ VILORIA (REUTERS)

La definición del liderazgo de la oposición venezolana es, desde hace al menos una década, uno de los debates que más tensan el clima político del país, ya de por sí atrapado en una grave crisis institucional, social y económica. Lo es por dos razones. La primera es el nerviosismo que genera en el aparato chavista, que siempre ha tratado...

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La definición del liderazgo de la oposición venezolana es, desde hace al menos una década, uno de los debates que más tensan el clima político del país, ya de por sí atrapado en una grave crisis institucional, social y económica. Lo es por dos razones. La primera es el nerviosismo que genera en el aparato chavista, que siempre ha tratado de dinamitar los procesos de primarias de sus adversarios. La segunda son las permanentes turbulencias de la coalición opositora, hoy llamada Plataforma Unitaria, una frágil amalgama de fuerzas de amplísimo espectro ideológico donde cunden los recelos y las luchas de poder. La amenaza se cierne una vez más sobre Venezuela.

Cuando falta menos de un mes para la celebración de la consulta interna de los aspirantes a competir con Nicolás Maduro en 2024, la nueva directiva del Centro Nacional Electoral (CNE) anunció que ofrecerá “servicios técnicos integrales, constitucionales y legales” a la comisión organizadora de la votación. El pasado mes de junio la propia alianza opositora había solicitado ese apoyo al órgano garante de los comicios, pero tras la repentina renuncia de sus rectores decidió continuar con el proceso de forma autónoma. El nuevo consejo electoral, que asumió sus funciones hace semanas, mueve ahora ficha para supervisar y, a la postre, controlar las primarias.

¿Qué supone este movimiento? En primer lugar, la supervisión se acerca más bien a una interferencia. El presidente del CNE, Elvis Amoroso, fue quien impulsó desde su cargo de contralor general las inhabilitaciones de tres candidatos opositores clave: María Corina Machado, que encabeza todas las encuestas, el ex aspirante presidencial Henrique Capriles, y Freddy Superlano, de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López y Juan Guaidó. No está claro tampoco si el “servicio técnico” del consejo electoral tendrá en cuenta el voto en el exterior, que resulta crucial en un país que experimentó una emigración de millones de personas en los últimos años.

Los últimos estudios de opinión confirmaron la tendencia al alza de Machado. La veterana política derechista cuenta con cerca del 40% de apoyos, tres veces más que Capriles, el segundo mejor posicionado en la carrera interna. La fundadora del partido Vente Venezuela decidió en esta ocasión, ante la posibilidad de que las presidenciales del próximo año se celebren con garantías democráticas, participar en el proceso. Sin embargo, no solo no hay garantías de que pueda finalmente hacerlo, sino que toda la contienda corre de nuevo el riesgo de quedarse en agua de borrajas, ya que las elecciones dependen en última instancia de la voluntad del chavismo, que mantiene el control político de todas las instituciones y los poderes del país.

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