Renace la “Caye borroka”
Las tendencias en X sobre los disturbios ultras en Madrid se suceden y prolongan el enfrentamiento entre insultos, odio y burlas
Los disturbios causados por ultraderechistas frente a la sede del PSOE en Madrid a cuenta de la negociación de la amnistía a los encausados por el procés monopolizan las redes. X (antes Twitter) funciona como la prolongación del enfrentamiento. Desde el pasado lunes, los tuits y las tendencias en la...
Los disturbios causados por ultraderechistas frente a la sede del PSOE en Madrid a cuenta de la negociación de la amnistía a los encausados por el procés monopolizan las redes. X (antes Twitter) funciona como la prolongación del enfrentamiento. Desde el pasado lunes, los tuits y las tendencias en las redes se multiplican, se superponen, se retroalimentan; nacen, mueren y resucitan. “Putodefender España” es una de ellas, inspirada en la frase que se ha popularizado de un joven manifestante que muestra su incredulidad tras ser dispersado con gases lacrimógenos cuando la masa, la muchedumbre, la muta que diría Rafael Chirbes, intenta derribar las vallas policiales. El tono en general más ligero y burlón del principio ha ido dando paso a un lenguaje más pesado y ponzoñoso, tras la concentración del martes, cuando crecieron los asistentes (unas 7.000 personas, según la Delegación del Gobierno), los encapuchados, los actos violentos, los detenidos y los heridos.
Los hechos son graves, sin duda, y los discursos y las declaraciones que los alientan también. Los insultos y algunas proclamas de tono guerracivilistas han aumentado en número y en intensidad. Hay que mantener la calma, pasará, dicen algunos. En las redes siempre queda hueco para el humor. Inquieta oír a un grupo de jóvenes cantar el Cara al Sol falangista antes de lanzar objetos a la Policía, a la vez que desengrasa la apostilla de un tuitero sobre la viabilidad de peatonalizar la Gran Vía de Madrid como demuestra la marcha ultra que la recorre a paso firme. La tendencia “Caye borroka” muestra al menos ingenio, se comparta o no su contenido. Surge de mezclar el apócope de cayetanos, forma despectiva de denominar a los pijos con más ínfulas, con el sustantivo que significa lucha en euskera. Un juego de palabras que remite, obviamente, a la kale borroka que se extendió en los años previos al fin de ETA, en 2011. Hay quien compara los altercados de Madrid con los que vivió Barcelona durante el procès y tras la sentencia del Supremo que condeno a sus responsables.
También ha sorprendido la inesperada tendencia “Helly Hansen”, el nombre de una exclusiva marca noruega de prendas deportivas y de abrigo. Deriva de un mensaje de un joven cachorro pijo y ultra —o su remedo sarcástico— en el que comparte una reflexión “un poco políticamente incorrecta”. Lo que le pasa a los progres, dice, es que “no han estado en una estación de ski en su vida, no conocen el poder de una Helly Hansen, no saben lo que es la rasca de una montería”, advierte ante la posibilidad de que las movilizaciones se disuelvan con la llegada del frío.
Otras tendencias son más previsibles: “Abascal”, “Marlaska”, “Puigdemont”, “no a la amnistía”, “Ferraz”, “Policía Nacional”, “socialistas”, “el PP”, “Ley mordaza”... Algunas llaman la atención por razones de diversa índole. Por ejemplo, “Iker Jiménez”, presente en los disturbios del martes, no como manifestante, sino para realizar su programa en YouTube, según dijo él mismo. O “Isabel Peralta”, la dirigente neonazi que se encaramó a un quiosco para saludar brazo en alto. Algunos tuiteros inciden en que muchos presentes la abuchearon y que ella no los representa, y subrayan que “los encapuchados han querido reventar la movilización”. “El sanchismo ganará el relato si seguimos a esta gentuza”, dice uno con la etiqueta “gentuza”, bajo la que cabe de todo. También la insinuación de que los violentos son “infiltrados”, otra tendencia, al igual que “España acaba de despertar”, en la que algunos apuntan a antisistema, okupas o anarquistas como esos infiltrados, una acusación que contrasta con las numerosas imágenes de los disturbios que circulan en las redes y en los medios, con las consignas que se gritan y las pancartas que se esgrimen, como esa que reza “La Constitución destruye la nación”.