Dejen de culparnos
Los lectores escriben sobre las críticas a las nuevas generaciones, la participación de Israel en Eurovisión, la vida en los colegios mayores y la muerte de los amigos
Es hora de dejar de culpar a los jóvenes, a toda una generación, por los problemas a los que nos enfrentamos. Problemas que no hemos creado. Deberíamos reflexionar y reconocer que estamos lidiando con una crisis global en todos los sentidos. Mucho se habla de nosotros, pero nadie nos da la voz. Estamos hartos, hastiados de ser etiquetados como una generación que lo ha tenido todo o que no quiere trabajar, cuando...
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Es hora de dejar de culpar a los jóvenes, a toda una generación, por los problemas a los que nos enfrentamos. Problemas que no hemos creado. Deberíamos reflexionar y reconocer que estamos lidiando con una crisis global en todos los sentidos. Mucho se habla de nosotros, pero nadie nos da la voz. Estamos hartos, hastiados de ser etiquetados como una generación que lo ha tenido todo o que no quiere trabajar, cuando estamos afrontando desde precariedad laboral a dificultades para acceder a una vivienda digna. Somos una generación diversa, comprometida, que queremos construir una vida y contribuir al país. Por ello, creo que es fundamental dejar de señalar y comenzar a escuchar. Es el momento de que se adopten políticas que aborden de manera efectiva los problemas a los que nos enfrentamos, ya no solo los jóvenes, sino una gran parte de esta sociedad.
Gloria Prieto Gómez. Madrid
El festival de ‘eurosumisión’
Con la excusa de ser una celebración musical sin connotaciones políticas (como si eso fuera posible), han consentido que Israel participe en el Festival de Eurovisión. Con la excusa de no mezclar la guerra con la fiesta neutral (como si ello no fuera tomar partido), se prohíbe un mínimo gesto de denuncia y repulsa del genocidio que está sufriendo la población civil palestina. Un pañuelo de sangre, lágrimas y vergüenza que nos exhorta a todos los europeos por no denunciar, en cualquier lugar y condición, una guerra imperialista, que no existiría de no estar respaldada por EE UU.
Víctor Calvo Luna. Valencia
El Chaminade
Hace justo tres años, en mayo de 2021, soñaba con estudiar en Madrid y vivir la leyenda de la vida universitaria. De casualidad acabé en el Colegio Mayor Chaminade. Estos primeros días de mayo comienzan mis últimas semanas como colegial de un lugar que me ha cambiado. Soy consciente del privilegio que supone pasar por un colegio mayor; esto no es más que un gracias a ese espacio por existir, por la excepción ideal que supone de un mundo al cual deberíamos aspirar. En este colegio mayor he aprendido a desarrollar mi espíritu crítico y a vivir en sociedad. Si vamos a ser el futuro, creo que toda generación debería tener el privilegio de descubrirse con sus coetáneos y desiguales, de empatizar, de reflexionar y, en definitiva, de desarrollarse como ser humano, antes que como individuo. Igual así seremos mejores.
Joaquín Padrón Rodríguez. Madrid
Un vacío enorme
Recientemente, falleció el doctor José Fermín Pérez-Regadera, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Dedicó su vida a curar y a aliviar el sufrimiento de personas con cáncer y se entregaba en cuerpo y alma a su trabajo. Quizá por eso, por la dureza de la realidad cotidiana, exprimía la vida a cada instante. Amaba a su familia, disfrutaba de sus amigos, de una buena mesa, de su tierra. Fue un médico extraordinario y un ser humano excepcional. Siento un vacío enorme, José, mayor cuando recuerdo el último abrazo. Y echo de menos a mi amigo.
Rafael Morales Ruiz. Madrid