Barreras para el consumidor

Los lectores escriben sobre los servicios de atención telefónica, la emergencia sanitaria por la mpox, los méritos de los jóvenes y la actitud frente a los nacionalismos

Empeladas en un centro de atención telefónica.SANTI BURGOS

Estoy inmerso en gestiones con mi compañía de seguros por un accidente de tráfico. El canal de comunicación es casi exclusivamente telemático. En ocasiones, tengo la necesidad de hablar con un agente para aclarar cuestiones simples que se alargan días esperando una respuesta por correo que cuando llega no aborda las dudas planteadas. Si intentas el contacto telefónico se suelen requerir nervios de acero, porque una grabación pretende derivarte al departamento adecuado, pero resulta que ninguna de las opciones que ofrece es la que necesitas. Si finalmente consigues hablar con alguien y ves que se quiere ocupar de tu problema, das un suspiro pensando que por fin lo has conseguido, pero de repente: bip, bip, bip… te han colgado. Me pregunto cómo se las apañarán aquellas personas que no tienen ordenador, impresora y unos mínimos conocimientos de informática. ¿Por qué no existe una oficina física donde poder acudir en estos casos?

Javier Goicoechea Roso. Tres Cantos (Madrid)

Virus emergentes

El miércoles pasado, asistimos a la declaración de una nueva emergencia sanitaria internacional por la OMS por la actividad del virus de la mpox en África. Los sanitarios nos congratulamos por la oportunidad que supone alertar al mundo para seguir de cerca la difusión, evolución e impacto sanitario del virus. Se necesitan estrategias globales de vigilancia, notificación y respuesta a la emergencia de virus en cualquier lugar del planeta. El globo está conectado, y las desigualdades sociales, económicas, culturales y de creencias imponen una acción integral real. Urge recuperar el sentido de la ayuda y solidaridad en la línea de la salud global que permita apoyar a los países más vulnerables. Los virus ignoran que los humanos han establecido fronteras.

José María Eiros Bouza. Valladolid

El fracaso de la meritocracia

Vivo rodeada de talento triste. Una generación marcada por la promesa de que el esfuerzo sería el éxito: licenciatura, idiomas, másteres… Una visita a un portal inmobiliario o escuchar las palabras de nuestros políticos demuestra que las necesidades más básicas son difíciles de conseguir en la España de hoy y en la que está por venir. Antes soñábamos con casas con terraza y piscina, pero por ahora vivimos en locales rehabilitados mientras esperamos que nos toque la lotería o alguna herencia, porque el mérito no nos ha servido más que para el currículo.

Yasmina Zambrana Pujazón. Málaga

Conocer España

No hay mejor vacuna frente a los micro y los macronacionalismos que entender los contrastes culturales, lingüísticos, históricos y sociales de cada territorio. Dentro de la interesada dicotomía jacobinoindependentista surgen matices que suelen derivar en la convivencia y el respeto. Si bien las ansias supremacistas de unos y otros facilitan el lenguaje despectivo —des­­­de el “provinciano” centralista al “charnego” separatista—, no estaría de más interesarse por la cultura, la lengua, la historia y los usos y costumbres del lugar o el territorio en cuestión. Viajar y leer, combinados, suele ser terapéutico.

Ramón Puchades Rincón de Arellano. Valencia

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