Una crisis sin cerrar
La gestión de la salida de Íñigo Errejón evidencia las carencias en el liderazgo de Sumar y deja las preguntas clave sin responder
Sumar pidió perdón este sábado, 48 horas después de la dimisión de Íñigo Errejón entre acusaciones de violencia machista y comportamiento tóxico. No lo hizo en su carta de renuncia el exportavoz parlamentario ni mencionó a las víctimas a las que ahora su partido promete establecer canales y mecanismos de reparación, apoyo y acompañamiento. Han hecho falta dos días para ver junta a la dirección dando una respuesta tan obvia.
En una comparecencia sin Yolanda Díaz, de viaje aún por Latinoamérica —adonde se trasladó con la crisis ya abierta—, la dirección de la formación atribuyó el escándalo a que fallaron los protocolos y no respondió a ninguna de las grandes preguntas del caso: cuáles han sido esos protocolos, por qué fallaron y qué significa exactamente asumir responsabilidades.
Más Madrid y Sumar reaccionaron rápido de puertas adentro a la publicación de la primera denuncia anónima, pero han gestionado a cámara lenta la crisis desde que el propio protagonista les dio veracidad a las acusaciones con el contenido de su carta. No se puede pedir a los partidos que funcionen a la velocidad de las redes sociales, menos aún cuando se trata de denuncias graves cuyas repercusiones no tienen vuelta atrás. Pero una vez que trascendió la noticia con el consiguiente shock en la opinión pública, y particularmente entre sus votantes, se ha hecho evidente la crisis de liderazgo que arrastra la formación y la desconexión entre Sumar y el otro partido concernido, Más Madrid. Un escándalo de esta envergadura precisaba de una respuesta clara, firme y conjunta de sus máximas dirigentes.
Ambos partidos aseguran que tuvieron conocimiento de los hechos por primera vez a raíz de la publicación el lunes en las redes sociales. Según Más Madrid, Errejón reconoció los hechos el miércoles y ese mismo día exigieron a Sumar que entregara su escaño de diputado. Ese día, sin embargo, ejerció sus labores como portavoz en el Congreso, incluidas interacciones con los periodistas. Dimitió el jueves a mediodía con un comunicado autoexculpatorio.
Más Madrid ha hecho dimitir a Loreto Arenillas, diputada en la Asamblea y exjefa de gabinete de Errejón, tras ser acusada por una mujer de haber tapado un comportamiento abusivo del diputado contra ella en 2023. El dato, sumado a una cascada de testimonios coherentes, arroja dudas sobre si ambos partidos, como mínimo, ignoraron los rumores y las señales de alarma, incumpliendo el máximo estándar de intolerancia contra el machismo que se autoimponen.
La ausencia de Yolanda Díaz en las explicaciones de este sábado alarga la agonía porque será inevitable que responda a su vuelta sobre la caída del portavoz parlamentario que nombró en enero. El vacío en ese puesto en el Congreso de los Diputados añade un nuevo reto orgánico en una coalición con mimbres muy frágiles. Izquierda Unida exige, con razón, que la elección del sustituto sea colegiada, y en la gestión de ese relevo se comprobará si todo este espacio político es consciente de que no puede permitirse seguir añadiendo motivos de desgaste a sus marcas y a lo que representan.
Sumar debe hacerse cargo de la conmoción que sufren militantes, seguidores y votantes que lo tienen como una referencia de la izquierda transformadora. Eso pasa por asumir que quedan semanas o meses de preguntas duras y por tener preparadas las respuestas, sean cuales sean sus consecuencias.