La juventud no se puede quedar atrás
El atraso en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible afecta especialmente a las generaciones más jóvenes, que representan el 16% de la población mundial
Nos encontramos en un momento crítico de la historia, enfrentando desafíos globales sin precedentes que amenazan la vida en nuestro planeta y el bienestar de sus habitantes. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es un mapa consensuado por toda la comunidad internacional para alcanzar un futuro más justo, equitativo y sostenible. Sin embargo, a medida que nos acercamos al ecuador de esta década de acción, debemos enfrentar una dura realidad: estamos rezagados en la consecución de los ODS, y los relojes están corriendo. Tenemos solo siete años para lograr lo que prometimos.
Los ODS son mucho más que simples metas. Representan una visión compartida de un mundo en el que se erradican la pobreza y el hambre, donde se garantiza una educación de calidad, donde se promueve la igualdad de género y se protege nuestro planeta de los estragos del cambio climático. Son nuestro compromiso con las generaciones presentes y futuras, y nuestra hoja de ruta para abordar los problemas más apremiantes de nuestro tiempo.
Pero por ahora no estamos cumpliendo y vamos tarde. La mitad de las 140 metas establecidas para cumplir con los ODS están lejos o muy lejos de seguir la trayectoria deseada, Según recoge el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 de Naciones Unidas. Además, más del 30% de estas metas no han tenido ningún avance, sucediendo que incluso algunas han presentado una involución respecto a 2015. En consecuencia, solo el 12% están encaminadas.
Esto afecta especialmente a las generaciones más jóvenes. En la actualidad, hay 1.200 millones de jóvenes de 15 a 24 años, el 16% de la población mundial. Para 2030, fecha límite para los ODS, se estima que la cantidad de jóvenes habrá aumentado en un 7%, llegando así a casi 1.300 millones. Los retos son enormes, porque estas generaciones demandan mejores oportunidades y soluciones más justas, equitativas y progresivas en sus sociedades. Pero para ello hay que abordar con urgencia los grandes retos del mundo, que son los que a su vez les afectan: el acceso a la educación, la salud, el empleo, la crisis climática y la igualdad de género.
La juventud representa una promesa de un futuro mejor, pero solo si les garantizamos un presente con oportunidades y las condiciones necesarias para que prospere
La juventud es la fuerza impulsora detrás de la innovación, la creatividad y el cambio social. Representa una promesa de un futuro mejor, pero solo si les garantizamos un presente con oportunidades y las condiciones necesarias para que prospere. Los ODS son cruciales para garantizar un futuro prometedor para la juventud, ya que abordan desafíos fundamentales que afectan directamente a esta generación.
Por esto, los líderes mundiales deben reafirmar su compromiso con los ODS y asignar los recursos necesarios para su implementación. Esto incluye la inversión en educación de calidad, programas de empleo juvenil y medidas concretas para abordar el cambio climático. Es esencial también priorizar la formación técnica y profesional, porque esto preparará a los jóvenes para los empleos del futuro y les brindará las habilidades necesarias para contribuir al desarrollo sostenible.
En el centro de todo el replanteamiento debe estar la juventud, pero el colectivo también debe participar activamente en la toma de decisiones y la implementación de políticas relacionadas con los ODS. Sus voces y perspectivas son fundamentales para el éxito de esta agenda que debe de recoger sus demandas y propuestas.
Las alianzas multisectoriales tampoco pueden faltar. La implementación de los ODS requiere colaboración entre gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil.
Debemos aprovechar este período como una oportunidad para acelerar nuestros esfuerzos y renovar nuestro compromiso con un futuro sostenible. La cumbre ODS celebrada esta semana debe ser un verdadero punto de inflexión y corregir las injusticias históricas en las que se sustenta el sistema financiero internacional para que los países más vulnerables tengan la oportunidad de conseguir un futuro mejor. No podemos permitirnos el lujo de dejar a nadie atrás.
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