Soraya Rodriguez: “Después de Frankenstein viene Frankenstein II”
El fichaje socialista de Ciudadanos "acusa" al PSOE de estar a las órdenes del PSC
Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) ha transitado del PSOE a Ciudadanos igual que aspira a transitar del parlamento español al europeo, un viaje que ha provocado tanta incredulidad en la familia socialista como entusiasmo en la naranja.
Pregunta. ¿Cómo es Ciudadanos por dentro?
Respuesta. Un partido que rebosa ilusión, motivación. Y que puede hacer cosas importantes en la política española y europea desde el reformismo.
P. ¿Ha llegado a arrepentirse en algún momento de haber dejado el PSOE?
R. No. La mía fue una decisión meditada, profunda, justificada porque no me encontraba cómoda en la línea que había emprendido el partido. Fue doloroso despedirme, pero no me he arrepentido.
P. ¿Cómo se sintió cuando regresó a casa por el funeral de Rubalcaba?
R. Fue terrible lo de Alfredo (se emociona, le amanecen unas lágrimas). Estaba muy unida a él, política y personalmente, pero no puedo reprocharles nada a mis compañeros. Me trataron con respeto, sensibilidad y educación.
P. El ministro Ábalos, la vicepresidenta Calvo, Adriana Lastra dicen de usted que es una traidora y una tránsfuga.
R. Nunca he respondido a las descalificaciones personales ni lo voy a hacer ahora. Lo que podía echar de menos del PSOE no lo echo de menos porque es la gente que me quería. Y esas personas están ahí.
P. ¿El que se ha alejado es el partido? ¿Cree discriminada la corriente rubalcabista?
R. Había dos corrientes de pensamiento y solo una se ha impuesto, la de Pedro Sánchez. Lo ha hecho legítimamente, pero formo parte de las personas incómodas con las posiciones del PSOE respecto a las relaciones con Podemos y respecto a la gestión del golpismo catalán.
P. ¿No le ha tranquilizado la ruptura del PSOE con ERC, la configuración de la Mesa del Congreso, el fervor de Sánchez por la Constitución y el modelo territorial?
R. Los nombramientos de Manuel Cruz y de Meritxell Batet como presidentes del Senado y el Congreso demuestran que el PSC manda sobre el PSOE en la política territorial. El PSC no solo habla de reforma estatutaria, de plurinacionalidad, de privilegios económicos, sino que tiene en el horizonte la idea del referéndum de autodeterminación. Es inviable porque no cabe en nuestra Constitución ni en nuestro ordenamiento jurídico, pero sí forma parte de la sensibilidad de Iceta y de sus compañeros.
P. A usted se lo van a decir.
R. Sí porque, en cuanto portavoz del PSOE en el Congreso, tuve que multar a Meritxell Batet y a los demás miembros del PSC alojados en la Cámara por sumarse a CiU en una iniciativa favorable al derecho a decidir. Me preocupa esa sensibilidad, sobre todo porque va a repetirse el chantaje soberanista y porque Sánchez no tiene los números que realmente necesita para emprender la legislatura con la libertad que quisiera. Vamos a pasar de Frankenstein a Frankenstein II. El traje de la nueva mayoría es más holgado que antes porque no es lo mismo gobernar con 84 diputados que con 123, pero Sánchez va a seguir necesitando el apoyo de los soberanistas y tendrá que hacer concesiones. Ya veremos cuáles. Y ya veremos cuánto le aprieta Podemos en la misma dirección.
P. ¿Aceptaría usted formar parte de un partido y de un Ejecutivo que gobierne con Podemos?
R. Podemos es el otro aspecto de incomodidad que sentíamos muchos socialistas. Porque un partido socialdemócrata homologado en Europa no puede ir de la mano de una formación euroescéptica, populista y muchas veces radical.
P. ¿Y Cree que es una buena idea el cordón sanitario de Cs al PSOE?
R. Es una reacción al sanchismo. En el momento que Sánchez decidió con la mayoría de la moción, excluyó a los constitucionalistas. La exclusión de Cs es una condición inexcusable para el apoyo de Podemos, nacionalistas e independentistas a su Gobierno. Y la volverán a exigir.
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