«Casi se me cae la jeringuilla»: la turbia historia tras la ruptura de Nick Cave y PJ Harvey
O cómo los egos (y la relación con las drogas) influyeron en las obras seminales de los dos artistas ‘indies’ más oscuros de los años noventa.
Hace 25 años este año que Polly Jean Harvey se encerró dos meses en una casita de Yeovil para grabar To bring you my love, su primer disco en solitario, el que le daría reconocimiento mundial. Lo lanzó al mercado en 1995, en un tiempo en el que los que las cifras de ventas todavía importaban. PJ Harvey nunca ha sido una best seller, sino más bien todo lo contrario: hablamos de una artista de culto cuya música resulta abstrusa incluso para los más avezados seguidores de la escena indie. Sus oscuros acordes y su voz gritona, que el periodista musical de The Guardian Simon Reyno...
Hace 25 años este año que Polly Jean Harvey se encerró dos meses en una casita de Yeovil para grabar To bring you my love, su primer disco en solitario, el que le daría reconocimiento mundial. Lo lanzó al mercado en 1995, en un tiempo en el que los que las cifras de ventas todavía importaban. PJ Harvey nunca ha sido una best seller, sino más bien todo lo contrario: hablamos de una artista de culto cuya música resulta abstrusa incluso para los más avezados seguidores de la escena indie. Sus oscuros acordes y su voz gritona, que el periodista musical de The Guardian Simon Reynolds ha definido como “el alarido de Glenn Close en Atracción fatal”, nunca han resultado de fácil comprensión para todo el mundo. Pero las cifras avalan el fenómeno que fue aquel long play: el álbum vendió un millón de copias en todo el mundo. 100.000 corresponden solo a Reino Unido, cantidad que en aquel tiempo suponía un disco de oro. Aunque en Estados Unidos colocó 375.000, una cifra relativamente modesta, revistas tan reputadas como Village Voice, Rolling Stone, USA Today, People y un periódico tan indiscutible como el New York Times lo consideraron disco del año. Hay tres motivos por el que aquel álbum fue fundacional. Primero los estrictamente musicales. El sonido PJ Harvey era tan original y su propuesta tan inédita que incluso ganó el favor de Patti Smith, quien la consideró su sucesora.
Después está el asunto de la imagen. Fue durante la gira promocional de este disco cuando de verdad se gestó el mito Harvey y la icónica estampa que luego la convirtió en un caramelo para las revistas de tendencias (i-D la llevó a su portada fotografiada por Craig MacDean): su silueta se recortaba en el medio de los escenarios de los grandes festivales del mundo, a los que se subía con mini vestidos de raso rojos y sus característicos labios carmesí a gritar con la furia de mil Rrriot Girls. Su feminidad destacaba aún más porque siempre se hacía rodear de músicos profesionales de mediana edad vestidos con trajes oscuros que se diluían inmediatamente ante su arrolladora presencia escénica. Uno de ellos era Mick Harvey, también músico en los Bad Seeds.
Y ahí aparece el tercer motivo por el que To give you my love tiene una especial carga simbólica: fue en en esta época cuando la cantante mantuvo un tormentosísimo romance con el líder de los Bad Seeds, Nick Cave.
A mediados de los noventa, PJ Harvey y Nick Cave fueron la pareja más icónica de la escena independiente. No es que se paseasen juntos por las alfombra rojas, como los hacían las celebrities del brit-pop en su día (por ejemplo Liam Gallagher y Patsy Kensit), ni que se dejaran fotografiar por las publicaciones del corazón en la intimidad de su hogar, pero los seguidores de ambos sabían que había algo en la fuerza creativa de los dos y en cómo podían retroalimentarse sus talentos que los convertía en algo más que un dúo: eran una especie de insignia. Estuvieron juntos poco más de dos años. Cuando rompieron, por supuesto la prensa contó la historia según mandan (habitualmente) los cánones heteropatriarcales: él le dejó a ella.
Ha habido que esperar 25 años para saber qué pasó entre ellos. Lo contó con infinita ironía a finales de 2019 el propio Nick Cave en su Newsletter, The Red Hand Files:
“A decir verdad, yo no dejé a PJ Harvey, fue PJ Harvey la que me dejó a mí. Recuerdo que estaba sentado en el suelo de mi piso en Notting Hill y que el sol entraba por la ventana (o no, yo qué sé), sintiéndome bien, disfrutando porque tenía por novia a una cantante preciosa, joven y llena de talento, cuando de pronto sonó el teléfono. Lo cogí y era ella.
-Hola, le dije.
-Quiero romper contigo, me dice.
-Pero, ¿por qué?
-Simplemente se ha acabado.
Me llevé tal sorpresa que casi se me cae la jeringuilla”.
La oscura sombra de las drogas planea en To bring you my love, pero PJ Harvey nunca se ha molestado en aclarar si su relación con Cave y la relación de ambos con las sustancias narcóticas fue determinante para el sonido de aquel disco. El de las declaraciones mediáticas y los puñales cruzados nunca ha sido un juego al que se haya prestado Harvey, quien nunca rechazó salir en las revistas de moda pero muy pocas veces da entrevistas. Y en las que da, nunca aporta información sobre su intimidad, pero sí suele generar polémica.
En una de 2004 con Chistina Martinez, la mitad del veterano dúo Boss Hog (del que la otra mitad es Jon Spencer), la cantante, compositora y diva del indie de los noventa dijo algo que luego ha repetido en más ocasiones. Que ella no es feminista: “Ni siquiera pienso en ello, la verdad. Quiero decir, es que ni se me pasa por la cabeza. No pienso en términos de género cuando escribo canciones y nunca he tenido ningún problema por ser una mujer al que no pudiese reponerme. Quizá no estoy siendo agradecida con las que lucharon antes de mí, ¿sabes?, pero no creo que haya ninguna necesidad de estar más alerta por ser una mujer en este negocio. Simplemente me parece una pérdida de tiempo”. Martínez, que parece sentirse desconcertada ante esta confesión le preguntó si no sentía ningún tipo de responsabilidad hacia las mujeres jóvenes que la habían convertido su referente y que la admiraban, a lo que ella repuso: “No. No siento responsabilidad hacia nadie que no sea yo misma”.
Esa responsabilidad hacia sí misma y ese autocontrol sí es profundamente feminista, como lo es el hecho de que la artista jamás haya dejado que hable por ella nada que no sea su propia obra
Hace 25 años de To give you my love. También hace un cuarto de siglo que PJ Harvey dejó a Nick Cave. En la esclarecedora newsletter en la que el líder de los Bad Seeds explica los motivos de su ruptura aclara más cosas:
“Yo en mi fuero interno sospechaba que las drogas podrían tener que ver con el problema que había entre nosotros, pero había otras cosas. En aquella época aún me quedaba mucho trabajo que hacer para llegar a comprender bien el concepto de ‘monogamia’, aunque Polly también tenía sus movidas. Pero bueno, creo que en definitiva el asunto es que los dos éramos personas enormemente creativas y estábamos demasidos absorbidos por nuestras propias personalidades como para llegar a ocupar el mismo espacio de una forma sincera y entregada. Éramos como dos maletas a juego perdidas en la cinta de equipaje de un aeropuerto, no íbamos a ninguna parte. La creación de canciones me consumía completamente en ese momento. El compromiso de Polly hacia su propio trabajo era igual de narcisista y egomaníaco que el mío, aunque bueno, en aquella época tenía las narices tan metidas en mi propia mierda que no puedo asegurar que esto que estoy diciendo de ella sea cierto”.
To give you my love es una obra clave del indie de los noventa. La compuso PJ Harvey.
Otro de los álbumes clave de esa era, The Boatman’s call, es obra de Nick Cave. Lo compuso en homenaje a su relación con la cantante y contiene esa balada sui generis, Into my arms, en la que se supone, discute con ella sobre si existe o no «un dios intervencionista».
Lo ha contado él mismo: “The Boatman’s Call me ‘curó’ de Polly Harvey. También cambió mi forma de hacer música. El disco era una ruptura artística en sí mismo. Pagué con él la pena de tener el corazón roto, o lo que entonces pensaba que eraun corazón roto, porque en los últimos años he reevaluado ese término. La ruptura me llenó de una energía lunática que me dio valentía para escribir sobre experiencia humanas más amplias de una forma más abierta, más incera. Fue una fase de crecimiento que me empujó en una dirección que se ha quedado conmigo para siempre”.
Nick Cave y Polly Jean Harvey colaboraron juntos antes de romper. Fue en una canción, Henry Lee, contenida en Murder Ballads, el mismo disco en el que Cave canta junto a Kylie Minogue, previo a The Boatman’s Call.
En el vídeoclip en el que interpretan la canción juntos (merece la pena verlo hasta el final) se puede intuir perfectamente el baile de egos que les unió y que al final les separó.