Peggy Gallagher, el “ángel” que huyó de un marido maltratador y ha logrado que Oasis vuelva a los escenarios
La prensa británica coincide a la hora de destacar el papel clave que ha tenido la matriarca de los Gallagher, de 81 años, en acabar con el largo y crudo enfrentamiento entre Noel y Liam. Siempre en un segundo plano y ajena al multimillonario éxito de la banda, su historia de superación consigue incluso enmudecer a los mayores gallitos del rock
Son muchos los motivos argumentados para tratar de explicar por qué los hermanos Gallagher han decidido que Oasis regrese al fin a los escenarios el próximo año: la celebración de los 30 años del lanzamiento de uno de sus discos más emblemáticos, (What’s The Story) Morning Glory, las débiles finanzas de un Noel Gallagher que acaba de afrontar un divorcio multimillonario o los pronósticos de que cada uno de los hermanos se embolsará alrededor de 60 millones de euros por retomar su estatus como estrellas del rock son algunos de los más repetidos. Sin embargo, en los últimos días la prensa británica ha confirmado que su reconciliación solo ha sido posible gracias al empeño de la única persona que seguía uniendo a los hermanos tras 15 años de odio fraternal: su madre, Peggy Gallagher.
Según han podido confirmar diferentes tabloides británicos, los primeros brotes de su anhelado reencuentro germinan hace más de un año, cuando Liam acompañó a su madre a una jornada de spa en un exclusivo hotel a las afueras de Londres para celebrar el 80 cumpleaños de la matriarca. Al parecer, Peggy le confesó que el único regalo que quería para celebrar la efeméride era que sus hijos “pararan este sinsentido y volvieran a hablarse de nuevo”, rogándole a Liam enterrar el hacha de guerra y dar el primer paso para hacer realidad el acercamiento con su hermano mayor. “Todos tenemos que agradecérselo a Peggy porque sin ella esto nunca hubiera pasado”, confirmó una fuente cercana a la familia en The Sun. Además, la salud de la matriarca parece haberse deteriorado los últimos meses hasta el punto de desprenderse de su segunda residencia en la localidad irlandesa de Charlestown. Este pequeño e idílico pueblo de la costa atlántica ha sido durante décadas el refugio vacacional de Peggy, pero el temor de los tres hermanos —Noel y Liam tienen un hermano mayor llamado Paul— a que pudiera tener algún percance en soledad les ha empujado a vender la propiedad por un valor estimado de 300.000 euros.
Además de un puñado de hits generacionales y el predicamento por la honestidad más insolente y malhablada, los mayores gallitos del rock solo bajan la cabeza ante su progenitora, a la que le profesan una admiración nunca disimulada. “Para mí, ella es rock”, dijo Noel. “Mamá es un ángel, la mujer más genial que ha caminado por este puto planeta. Es una joya absoluta. Todo lo bueno que hay en mí lo heredé de ella”, añade Liam. Nacida en Irlanda en 1943, en el seno de una familia muy humilde de 11 hermanos, Margaret Sweeney —su nombre de soltera— tuvo que abandonar los estudios para ayudar en la economía familiar siendo tan solo una niña, trabajando como cocinera y limpiadora en un seminario a cambio de un salario de una libra semanal. Con 18 años se mudó a Manchester y conoció a Thomas Gallagher, con quien se casó nueve meses después y que fue el padre de sus tres hijos. Su felicidad duró muy poco: la adicción a la bebida y al juego de Thomas convirtieron en un infierno el clima familiar. Así lo confirma Liam: “Mi padre estaba fuera todo el tiempo, peleándose, pegando a mi madre y a Noel y a Paul”. En el libro de memorias firmado por este último recuerda que tal era el estrés que les provocaba los ataques de ira de su padre que tanto él como Noel acabaron desarrollando un fuerte tartamudeo: “A la hora de jugar siempre estaba solo porque los otros niños se reían de mí. Nuestros balbuceos eran tan pronunciados que nuestra madre acabó llevándonos a un logopeda una vez a la semana durante cuatro años”.
Una noche de 1982, cuando Liam solo tenía siete años, Peggy reunió a sus tres hijos, metió sus pertenencias en una furgoneta y abandonaron el domicilio familiar para siempre. “Le dejé un cuchillo, un tenedor y una cuchara. Y creo que le dejé demasiado”, aseguraría después sobre su huida de su marido maltratador. Encontró acomodo para su familia en una pequeña vivienda de protección oficial en Burnage, un barrio obrero al sur de Manchester. Aunque varios de sus hermanos se mudaron cerca de ella para ayudarla a sobrevivir —con una gran afición a la música que acabó calando en Noel y Liam—, Peggy “no tuvo otra opción” que compatibilizar varios trabajos para poder “vestir y dar de comer” a sus hijos. Ejerció como empleada de hogar, cuidadora de niños, cocinera en un colegio y trabajó en una fábrica de galletas, conciliando “los mimos y las collejas” para tratar de calmar los celos entre los dos hermanos que, según ella misma, comenzaron muy pronto. “Noel era un bebé precioso y cuando llegó Liam le quitó un poco de protagonismo. Podías notar que había cierto enfrentamiento entre ambos”, corroboró en el documental Oasis: Supersonic. Ella le pagó a Noel su primera clase de guitarra con 12 años. Cuando Liam le dijo que quería ser cantante —Noel soñaba con ser bombero—, contestó con sorna británica: “Pues más te vale darte prisa y hacerte famoso”.
En otra pieza documental, el dedicado exclusivamente a Liam —As It Was—, la siempre discreta Peggy Gallagher se abrió por primera vez respecto a lo que supuso para ella el éxito global de sus retoños. “Para mí fue muy difícil lidiar con ello al principio. Fue todo muy grande. Era complicado pasarme meses sin verlos porque estaban de gira. Estoy muy orgullosa de ellos. Todavía tengo mi caja de pañuelos preparada. Cada vez que los veo en la televisión tengo que sacar mi caja de pañuelos”, afirmó mientras volvía a pedirle a su hijo que hiciera las paces con Noel para no tener que arrepentirse en el futuro. Las escenas están rodadas en la misma pequeña vivienda a la que se mudó Peggy escapando de su marido y de la que no ha querido salir en estos cuarenta años pese a la fortuna cosechada por el éxito de Oasis. “Le ofrecimos comprarle una casa, pero cinco de sus hermanas viven en su mismo barrio, a 15 minutos andando unas de las otras, así que no iba a mudarse. Lo único que pidió fue que le cambiáramos la puerta del jardín, que chirriaba cada vez que la abría. Le compramos una puerta nueva y un número 5 en dorado y se quedó contentísima con eso”, manifestó Noel en una entrevista televisiva.
Peggy nunca se ha decantado por uno u otro bando en la cruenta guerra abierta entre los hermanos y viaja periódicamente a Londres para cuidar de sus seis nietos. Ya en el otoño de 2016, los hermanos estuvieron muy cerca de hacer las paces para mitigar el sufrimiento de la matriarca. En declaraciones a The Sunday Times, Liam aseguró que el anhelo de la mujer no era otro que retomaran el contacto y se sentaran juntos en la mesa durante las festividades navideñas. “Es un enfrentamiento estúpido y, puesto que ya tenemos niños, debería ir a mejor. Sería bonito que volviéramos a ser como hermanos. Supongo que sería bonito hacer las paces por el bien de mamá. Añoro salir con mi hermano. Le amo, pero al mismo tiempo me ha tratado fatal”, declaró sobre un deseo que ha tardado ocho años en hacerse realidad. La última actualización respecto a los sentimientos de Peggy tras la tan ansiada reconciliación la ofreció el propio Liam, tan irreverente como acostumbra, en respuesta a un tuitero: “Está destrozada porque no ha conseguido entrada”.