Fernándo Sánchez, el español que vistió a Madonna en ‘Like a Virgin’
Ante el aterrizaje de Madonna en Barcelona destapamos una curiosa conexión con nuestro país: el autor de su histórico look en Like a Virgin fue este español nacido en Bélgica.
Antes de ponerse un maillot con flecos de strass de Jeremy Scott para Moschino, de encargarle un body taurino a Riccardo Tisci para Givenchy, incluso casi una década antes de que Jean Paul Gaultier la vistiera con pechos cónicos para la gira The Blond Ambition (1990), Madonna confió en un diseñador (casi) español, Fernando Sánchez.
Fue en 1984, cuando la cantante preparaba el vídeo de su sencillo Like a Virgin. «Mary Lambert iba a dirigirlo, tanto ella como Madonna tenían las cosas muy claras sobre el vestuario que deseaban. ...
Antes de ponerse un maillot con flecos de strass de Jeremy Scott para Moschino, de encargarle un body taurino a Riccardo Tisci para Givenchy, incluso casi una década antes de que Jean Paul Gaultier la vistiera con pechos cónicos para la gira The Blond Ambition (1990), Madonna confió en un diseñador (casi) español, Fernando Sánchez.
Fue en 1984, cuando la cantante preparaba el vídeo de su sencillo Like a Virgin. «Mary Lambert iba a dirigirlo, tanto ella como Madonna tenían las cosas muy claras sobre el vestuario que deseaban. Mary contrató a la estilista Tina Bossidy y las tres dibujaron unos bocetos que presentaron a Fernando», recuerda Jano Herbosch, prima política y socia del diseñador. «Él le confeccionó dos: el vestido de novia, que era un conjunto de ropa interior con un négligé de gasa blanca con volantes que acompañó con un velo de la joyera Kazoku, y otro enteramente ideado por Fernando, el vestido negro de gasa que lleva al final del tema».
Así nació uno de los looks más famosos de la historia del pop que, además, fue determinante para crear la imagen de la artista. Y se ha encargado de recordarlo. Su hija Lourdes María lo utilizó en el vídeo Celebration (2009) y Britney Spears se lo puso para actuar con ella cuando se besaron en los premios VMA 2003. Una escena que ha repetido en su gira Rebel Heart durante su concierto en Chicago. Ese día subió a la transformista Derrick Barry, caracterizada de la princesa del pop, para interpretar con ella el tema Unapologetic Bitch.
IDEAS PIONERAS. Antes de ese episodio, el creador ya era una figura consagrada. A él le debemos prendas como el pijama para la calle (que han propuesto para la próxima primavera firmas como Etro, Dries Van Noten, Michael Kors o Marc Jacobs), además de los vestidos de corte lencero. Tina Turner reclamaba su oficio para el escenario; Elizabeth Taylor utilizó uno de sus diseños para su portada de 1992 de la revista Vanity Fair y en Las brujas de Eastwick (George Miller, 1987) Cher sedujo a Jack Nicholson con sus saltos de cama. Su talento fue premiado en 1981 por el Consejo de Diseñadores de Moda de América y también fue reconocido con cuatro galardones Coty. «Fernando era arriesgado. Quería que las mujeres se sintieran sexies, no solo en el dormitorio. Su ropa íntima estaba tan bien hecha que sus amigas comenzaron a utilizarla como vestidos de noche. Él disfrutaba cuando le contaban el éxito que tenían con los hombres gracias a sus modelos», recuerda Herbosch.
Que sacaran sus diseños a la calle tiene mucho que ver con sus patrones y los tejidos que utilizaba. Una técnica que aprendió en la parisina L’École de la Chambre Syndicale, donde entró en 1952 alentado por Jacques Fath, amigo de su madre que le aconsejó estudiar allí tras ver sus bocetos. Aquellos primeros dibujos ya mostraban muchas de las influencias que caracterizaron su desarrollo. «Fue un niño solitario que se refugiaba en los cómics, sobre todo los de Flash Gordon. Le apasionaba recrear supermujeres, a las que vestía con ropa increíblemente sexy, eso sí, con un toque de Marlene Dietrich, otro de sus referentes», explica su socia.
Esa infancia estuvo marcada por los viajes. «Fernando nació en Amberes, Bélgica (el 9 de agosto de 1935), de donde era la familia de su madre. Pero vivió en España, entre Madrid, Sevilla y Mallorca hasta los 10 años, cuando falleció su padre. Entonces se mudó a Bélgica y luego a París, allí decía que era español, le parecía más glamuroso».
REVOLUCIÓN ÍNTIMA. En las aulas de la Chambre Sindicale coincidió con Saint Laurent y se inició una amistad que duró hasta que murió en 2006. «Los dos tenían 18 años y se convirtieron en inseparables. Vivieron grandes momentos en París y Marraquech. Sus carreras fueron muy distintas, pero nunca rompieron su estrecho vínculo. Yves fue de las últimas personas que nombró antes de morir», cuenta Herbosch. «Me conmovía su admiración por Yves. Para otro hubiera sido difícil aceptar que tu amigo y compañero se convertía en un diseñador de una fama semejante», explica Pierre Bergé.
Los dos trabajaron en Dior. Mientras Saint Laurent introducía el concepto actual del ready to wear, Sánchez se dedicaba a la línea de accesorios y ropa interior de la maison. También compartieron musa, Loulou de la Falaise. «Se conocieron en un momento de gran libertad y glamour. Con Yves, componían un trío inquebrantable», explica Herbosch. A inicios de los 80, Sánchez «A él le gustaba rodearse de mujeres hermosas. Fernando fue de los primeros en darle a Naomi Campbell una oportunidad», cuenta Jano Herbosch. Se convirtió́ en una figura de la escena nocturna neoyorquina y, sobre todo, del club Studio 54, donde compartía reservado con Halston, Liza Minellio Andy Warhol.
En sus desfiles estaban sus amigas Jerry Hall, Iman, Pat Cleveland o Rene Russo. Pero también una joven cantante llamada Patti Smith. «Me invitó a uno de sus desfiles y me vestí de negro con zapatillas blancas. Se me acercó y me dijo: “Querida, el conjunto es perfecto, pero ese calzado no me convence”. Le dije que era parte de mi personalidad. “¿La de tenista funeraria?”, respondió. Entonces me pidió que estuviera en su desfile de lencería. Me subió a la pasarela, con el mismo look y una boa de plumas negras de dos metros y medio y me pidió que cantara Annie Had a Baby», recuerda la cantante, que poco después se convirtió en imagen de su colección de abrigos de piel para la firma Revillon.
A partir de los 90 se centró en su línea de ropa interior, hoy desaparecida. «Yo hubiera deseado más reconocimiento a su trabajo, pero él escogió vivir con sus propias leyes. Así fue feliz», concluye Herbosch.