Va por Alfredo
Los corrillos tras la gala se convirtieron en un homenaje al político socialista en sus horas más críticas
A veces, la vida rima. Esta noche, parte del exiguo grupo de mujeres políticas que acompañaron a Alfredo Pérez Rubalcaba en sus tareas de gobierno en los Ejecutivos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero se han reunido para lo que nunca hubieran pensado: homenajear en sus horas más críticas al colega y al amigo en un acto que homenajea al periodismo que cuenta la vida. Paradojas, azar, destino. La primera en llegar ha sido Elena Salgado, miembro del jurado de los premios Ortega y Gasset y exvicepresidenta segunda del Gobierno de Zapatero cuando Alfredo Pérez Rubalcaba era vicepresidente primero. Después, han ido sumándose al grupo la presidenta del Consejo de Estado y exvicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y Margarita Robles, exsecretarias de Estado de Justicia e Interior, respectivamente, cuando Rubalcaba fue ministro de la Presidencia. Por último, ha arribado Magdalena Valerio, ministra de Trabajo en funciones y compañera de partido de todos. Según llegaban, se iban abrazando y consolando unas a otras. No hacían falta palabras. Sabían de qué y de quién hablaban.
Dudaron algunas, han dicho, sobre si acudir o no a la convocatoria periodística estando el amigo en tan delicada hora. “Él hubiera venido, así que va por él”, ha resumido Valerio el motivo por el que todas decidieron personarse. Él ha sido, desde luego, el más nombrado en ese y en todos los corrillos, en un acto al que también asistió la eurodiputada independiente Beatriz Becerra. No faltaron representantes del mundo empresarial como los vicepresidentes del Santander Rodrigo Echenique y Juan Manuel Cendoya, los presidentes de Deloitte, Fernando Ruiz; Pelayo, José Boada; y Qualitas Equity Partners, Borja Pérez Arauna, así como Petra Mateos, expresidenta de Hispasat, y la directora general de Sotheby's, Aurora Zubillaga.
Del ámbito académico y cultural se vio, entre otros, al director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo; al rector de la Carlos III, Juan Romo; al historiador José Álvarez Junco, al cantante Marwan, a los escritores Nacho Carretero, Manuel Vicent, Karina Sainz Borgo y Almudena Grandes, a El Roto, a la galerista Oliva Arauna y al director del museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, entre otras personalidades.
El presentador del acto, Iñaki Gabilondo, lo ha resumido con su habitual precisión: “Estamos en el impasse que precede a las certezas”. Y lo ha dicho sabiendo que su hermano pequeño, Ángel, candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, aún no tenía claro media hora antes de que empezara, si se iba a celebrar, aplazar o variar el primer mitin de campaña del PSOE en el barrio de Vicálvaro. “Seguro que Alfredo estaría interesado en esta nueva etapa política que se abre ahora, pero hablamos no ya de dos generaciones ni de dos estilos de políticos, sino de dos mundos. Con Alfredo se acaba un ciclo”, ha comentado a otros miembros del jurado que esperaban el comienzo del acto entre bambalinas.
“Ahora le alabarán todos, y se lo merece, pero sufrió mucho, mucho”, ha evocado Salgado sobre las invectivas de la oposición del Partido Popular contra el exvicepresidente a propósito de los lances de la política antiterrorista. Ese, el fin de ETA, es, según todas las exministras, el gran legado del ausente. “Nunca se lo agradeceremos bastante”, han dicho quienes, como Margarita Robles, no siempre le dijeron que sí a todo al jefe: “Discrepábamos, y discrepábamos mucho, pero era imposible no rendirse ante la brillantez y la inteligencia política de Alfredo”. “Un animal político”, ha resumido María Teresa Fernández de la Vega.
“Siempre ha dicho que disfrutaba muchísimo de sus clases en la facultad de Químicas y de la compañía, por fin, de su mujer. Se habían recuperado después de décadas de dedicación plena de él a la política y estaban pletóricos”, ha contado Salgado, amiga personal de la pareja, visiblemente afectada. El acto iba a comenzar. Las chicas Rubalcaba, seguro que no les molesta el apunte, disolvieron el grupo pendiente de las últimas noticias. El catering queda intacto. Nadie tiene cuerpo de brindar por nada ni nadie. No todavía.
Al final, justo antes de que Gabilondo abriera el telón, ha sido también Valerio la encargada de poner una sonrisa en las caras de sus colegas al recordar la legendaria frase de Rubalcaba cuando, en mayo de 2014, el socialista zanjaba a su manera los encendidos elogios de Durán i Lleida cuando se retiró de la política activa tras la derrota socialista en las elecciones: “Gracias, pero ya se sabe que los españoles enterramos muy bien”. Entre la sonrisa y la lágrima, quién más quién menos ha dejado el acto con el alma en vilo, sin saber aún el desenlace pero sabiendo con certeza que Alfredo ha hecho historia.
Con información de Gregorio Belinchón y Miguel Ángel Noceda
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