Los Legionarios de Cristo publicarán los nombres de los sacerdotes condenados por pederastia
La congregación pide perdón por los abusos sexuales pero algunas víctimas critican que se trata solo de “un lavado de cara”
Los Legionarios de Cristo han hecho público su mea culpa. La congregación católica, creada por el pederasta Marcial Maciel, emitió esta semana un comunicado para disculparse con las víctimas de abuso sexual de miembros de su orden, cifradas por ellos mismos en 175 menores de edad. “Pedimos perdón por nuestra ceguera y omisión. Acogemos sus denuncias y les aseguramos que queremos convertirnos y reparar con acciones conc...
Los Legionarios de Cristo han hecho público su mea culpa. La congregación católica, creada por el pederasta Marcial Maciel, emitió esta semana un comunicado para disculparse con las víctimas de abuso sexual de miembros de su orden, cifradas por ellos mismos en 175 menores de edad. “Pedimos perdón por nuestra ceguera y omisión. Acogemos sus denuncias y les aseguramos que queremos convertirnos y reparar con acciones concretas”, dice el documento. Además de admitir haber manejado mal las denuncias de pederastia en las últimas ocho décadas -desde su creación-, la organización se comprometió a publicar los nombres de los sacerdotes que hayan sido condenados.
Una veintena de páginas plagadas de confesiones y promesas. Así es el documento, titulado Hacia una cultura de cero abusos, un paseo por una lista de errores admitidos y compromisos de cambio. “En nuestra historia se dieron delitos y crímenes cometidos por algunos hermanos nuestros”, reza el documento. “Reconocemos y asumimos esta realidad y queremos actuar en consecuencia”. Las palabras forman parte de las conclusiones del capítulo general, una junta de Gobierno que los Legionarios celebran cada seis años y en la que diseñan un esquema de trabajo de cara al futuro.
En este documento los Legionarios reconocieron, entre otros errores, haber carecido de empatía con las víctimas y no haber asumido “la responsabilidad de investigar los hechos, sancionar los delitos y reparar la justicia”. Entre sus promesas a futuro, aseguraron que colaborarán con la justicia en la investigación de casos, darán a conocer los nombres de los sacerdotes condenados -“a menos que la ley civil aplicable lo prohíba”-, e investigaran las denuncias por negligencia y encubrimiento. Unos mandatos que se pondrán en marcha a partir de junio, cuando el documento entre en vigencia y el nuevo director, John Connor, elegido en el capítulo general, tome posesión por los próximos seis años.
La congregación, una de las más poderosas del mundo, llegó este enero a su junta de Gobierno acorralada por la aparición de nuevas denuncias de pederastia en México y Estados Unidos. Bajo la presión también del papa Francisco, que en 2019 pidió a las órdenes católicas que trabajaran junto a las víctimas para reparar los daños causados, la Legión se vio forzada en los últimos meses a mostrar pequeños gestos de depuración.
En noviembre pasado, admitieron los abusos del sacerdote mexicano Fernando Martínez en varias ciudades de México a lo largo de dos décadas. En diciembre publicaron un informe interno en el que reconocían acusaciones contra 87 de sus miembros. Y a inicios de este año, se vieron forzados a admitir las acusaciones de pederastia contra dos sacerdotes, el español José María Sabín y el mexicano Antonio Rodríguez Sánchez, publicadas por primera vez en EL PAÍS.
La decisión de revelar los nombres de los condenados, algo que los Legionarios habían rechazado hasta el momento, sigue levantando críticas entre víctimas y exmiembros de la orden. “Todo esto lo hacen para lavarse la cara, porque están quemadísimos”, acusa Ana Lucía Salazar, una de las víctimas de Fernando Martínez, quien denunció los abusos en mayo de 2019. “Su negocio sigue siendo con los niños y esto de la pederastia les golpea porque repercute en la imagen de sus colegios”, agrega en referencia a la red de instituciones educativas de la orden con presencia en 19 países -entre ellos, España y México-, una de las fuentes de ingresos más importantes de la organización.
La exconsagrada del movimiento Elena Sada, autora del libro Ave negra: la historia de una mujer que se sometió a Marcial Maciel, se liberó y encontró la felicidad otra vez, celebra que en el documento haya “ideas evangélicas muy positivas”. Sin embargo, reprocha que los autores del documento, la cúpula de la organización, está formada por hombres que ya han sido gobernantes de la orden, y es a quienes “se les acusa de negar, minimizar o ignorar los crímenes y abusos pasados”.
Otro de los puntos más criticados es que solo revelen los nombres de aquellos ya condenados. “No se comprometen a publicar los nombres de los sacerdotes creíblemente denunciados por abuso”, reclama Cristian Borgoño, cofundador de Legioleaks, un sitio de Facebook creado por exlegionarios para denunciar casos de abuso sexual. Algunos de los más críticos con la Legión reclaman también que se hable solo de “reparación terapéutica” hacia las víctimas, y no planteen una reparación económica, mientras que varios sacerdotes denunciados aún residen en las casas que tiene la congregación, como en el caso de Martínez o de Rodríguez Sánchez, que residen en Roma.
“Quieren mantener hasta el final de sus días a los legionarios abusadores, pero para las víctimas no tienen planeada ninguna reparación”, señala Erick Escobar, un exlegionario que se marchó de ese movimiento para iniciar una lucha contra los casos de pederastia. “Ellos no tienen que apoyarnos [con ayuda terapéutica] a nosotros, tienen que responder a la justicia. Si tú cometes un delito, pagas por tu delito”, concluye Salazar.