“Teníamos un sistema que funcionaba, pero los recortes se van a notar en esta crisis”
Helena Legido-Quigley, experta en sistemas de salud, recomienda más test y hospitales ‘arcas de Noé’ para separar a los pacientes leves de sus familias
Helena Legido-Quigley, (Barcelona, 43 años) es experta en sistema de salud y su actividad académica le proporciona una perspectiva global de cómo cada país está lidiando con la crisis de la Covid-19: es profesora asociada de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, de la Universidad Nacional de Singapur y visitante de la Universidad de Lleida. La semana pasada, junto a otros colegas, publicó en The Lancet ...
Helena Legido-Quigley, (Barcelona, 43 años) es experta en sistema de salud y su actividad académica le proporciona una perspectiva global de cómo cada país está lidiando con la crisis de la Covid-19: es profesora asociada de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, de la Universidad Nacional de Singapur y visitante de la Universidad de Lleida. La semana pasada, junto a otros colegas, publicó en The Lancet un artículo analizando la capacidad de aguante del sistema sanitario español.
Pregunta. ¿Cómo está respondiendo el Sistema Nacional de Salud español a la epidemia de coronavirus?
Respuesta. Depende de con cuál lo compares. Es fácil decir a toro pasado si han sido rápidos o lentos. Pero, por ejemplo, cuando empezó todo yo estaba en Singapur y allí el primer caso se identificó el 23 de enero. Un día antes ya había un equipo de trabajo de todos los ministerios discutiendo cómo responder al brote. Países como este y Corea del Sur aprendieron mucho del SARS y del H5N1 y pusieron medidas en el sistema. Se prepararon mucho para el siguiente choque y eso no ha pasado en Europa.
P. ¿En qué consiste la preparación de esos países?
R. Singapur tiene, por ejemplo, un centro nacional para enfermedades infecciosas, tiene todo un montaje alrededor, protocolos y todo preparado. Pusieron financiación extra, hicieron un trazado de contactos exhaustivo, que es fundamental: cuando empezaron los casos se hizo un rastreo individual de los contagios, con equipos de 10 personas haciendo un seguimiento de 14 días de dónde había estado el enfermo en ese tiempo y pruebas a todos los que tenía alrededor. Eso no se ha visto en ningún otro país.
P. ¿Y la atención médica?
R. Lo principal es que todos sus hospitales tienen también unos planes de preparación. El Gobierno lo coordinaba a través del Ministerio de Salud, que aportaba a su vez una información continuada a todos ellos de los protocolos y de qué había que hacer en cada momento. Lo único criticable en el caso de Singapur es que tardaron un poco de tiempo en ponerse en contacto con el sector privado. Pero todos tenían planes previos de contingencia y estaban bien preparados. Otro ejemplo: el Gobierno tenía una reserva enorme de mascarillas y dieron cuatro a cada familia. Hay que tener en cuenta que es un país más pequeño, seis millones de habitantes.
P. ¿Cómo cree que va a impactar la epidemia en España?
R. Ahora viene el pico de infecciones más elevado en España. Creemos que las medidas de aislamiento tendrán su efecto, aunque tardaremos en verlas y puede que hagan falta medidas más severas en un futuro próximo. Pero creemos que los problemas principales han sido todos los recortes y una lenta planificación inicial.
P. ¿En qué influyen?
R. Las medidas de austeridad, los recortes de personal, los números sugieren que no hay suficientes medios y van a tener que buscar otras estrategias para cubrirlos. También ha faltado la regeneración de los sistemas de salud: si miras el número de camas —tanto hospitalarias como de UCI—, compruebas que está por debajo de la media europea. Las medidas de austeridad han tenido su efecto y se van a notar en esta crisis, teníamos un sistema que funcionaba muy bien, veremos si aguanta. Desafortunadamente, los profesionales de la salud en España son los que las van a sufrir más y tendrá un efecto negativo sobre los pacientes.
P. Con el sistema que tenemos, ¿qué se puede hacer a partir de ahora?
R. Es muy interesante lo que podemos aprender de Wuhan, donde crearon hospitales arcas de Noé para los enfermos con síntomas leves. Se dieron cuenta de que han ayudado mucho a contener el brote porque separaban a las familias, que era donde se producían muchas infecciones. Lo que hacían es llevar a estos hospitales a los casos leves y luego los podían controlar mucho mejor, porque, en ocasiones, el deterioro de los síntomas es bastante rápido, y, si están bajo supervisión, la mortalidad empieza a bajar.
P. ¿Es la principal recomendación que haría al Gobierno español?
R. Para mí las lecciones fundamentales aprendidas de otros países son los hospitales arca de Noé y los test, algo que recomienda constantemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si no sabemos la dimensión del problema, no podemos tampoco cuantificarlo ni buscar soluciones. Hay claros ejemplos de ello como en Corea del Sur o Alemania; el de Singapur ya no sirve, porque el rastreo intensivo se hace antes de la transmisión comunitaria, después es mucho más complicado, pero habría que agilizar todo el tema logístico, de recogida de muestras y de análisis. Recomendaciones más específicas para España en estos momentos incluirían una financiación adecuada, pruebas a todos los pacientes con síntomas leves y a los profesionales de la salud, equipos de protección, reorganizar los servicios adecuadamente y liderazgo con mensajes muy claros a la población.
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