Queridos abuelos
Quiero que sepáis que ahí afuera hay cientos de personas protegiendo las trincheras, que el mundo está empeñado en protegeros y sois lo más importante
Queridos abuelos, ¿cómo estáis? Sé que en casa, en Segovia, ahora tan lejos, y os supongo asustados, inquietos, así que he pensado en maneras de quitaros el miedo y se me ha ocurrido hacerlo a través de esta columna que sé que no os perdéis, estemos en alerta o de vacaciones.
Y es que esa es una de vuestras enseñanzas. Vosotros me lo habéis quitado a mí siempre: el día que Isabel se cayó en un hormiguero, cuando Bease rompió el radio jugando en Madrona o cuando murió Tango. Os confieso que los primeros días solo quería ir a abrazaros, pero ya he entendido que la mejor manera de proteger...
Queridos abuelos, ¿cómo estáis? Sé que en casa, en Segovia, ahora tan lejos, y os supongo asustados, inquietos, así que he pensado en maneras de quitaros el miedo y se me ha ocurrido hacerlo a través de esta columna que sé que no os perdéis, estemos en alerta o de vacaciones.
Y es que esa es una de vuestras enseñanzas. Vosotros me lo habéis quitado a mí siempre: el día que Isabel se cayó en un hormiguero, cuando Bease rompió el radio jugando en Madrona o cuando murió Tango. Os confieso que los primeros días solo quería ir a abrazaros, pero ya he entendido que la mejor manera de protegeros, a vosotros y a los abuelos de todos los demás, es quedándome en casa, en Madrid, y eso estoy haciendo. Ya no tengo prisa: solo ganas.
Sé que las noticias que os llegan son malas, que las bajas os traen recuerdos de guerras recientes, que sois una generación herida a la que la vida parece insistir en no dejar descansar, pero quiero que sepáis que ahí afuera hay cientos de personas cuidando de las trincheras, defendiéndoos de las balas para que ninguna os alcance, que el mundo está empeñado en protegeros y ahora mismo sois lo más importante. Respirad. Es nuestro turno.
Vengo a contaros las cosas hermosas que suceden y que quizá no estéis viendo. Hay una mujer de 84 años de un pueblo de Andalucía cosiendo un montón de mascarillas y distintas empresas le han donado metros de tela. Hoy vi a un bloque entero aplaudir a una barrendera emocionada que se exponía al virus para mantener las calles limpias. Hay psicólogos que ofrecen consultas gratuitas y un chico que está cocinando cientos de empanadillas para media plantilla de un hospital. Me recordó tanto a vosotros.
¿Sabéis que nos inventamos un festival de poesía por Internet y que muchos artistas recitan desde sus casas? Abuela, Nuria, la actriz de Amar es para siempre, leyó unos cuantos poemas. Fue precioso. Ojalá se apunte Rodolfo Sancho, que sé que te encanta, y en unas semanas te lo pueda enseñar. Por cierto, abu, el otro día subí a Internet tu vídeo bailando en casa y ahora todo el mundo me pregunta por ti. Y abuelo, que sepas que me acuerdo de ti cada vez que veo a la vecina de enfrente mirar por la ventana: se pasa horas, como tú, y a mí me apetece decirle cualquier cosa y hablar con ella porque es lo que querría que alguien hiciera contigo.
Sé que está siendo difícil para vosotros. Pero quiero deciros que todo va a salir bien. Y que todos estamos bien. Que confiéis, porque pronto estaremos juntos comiendo una tortilla. Que sigáis cuidándoos como lo estáis haciendo porque sois un ejemplo. Que en un rato os llamo por teléfono y os hablo de Viento y Berta. Y que si os aburrís, tenéis miedo, queréis saber qué cosas bonitas pasan ahí afuera o, simplemente, queréis hablar: llamadme. Estoy para vosotros. Siempre. Y si comunica, es que os estoy llamando yo. Os quiero.
Madrid me mata.
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