La difícil ecuación que llena la playa postcovid: más bañistas, menos aforo y las mismas mareas

La playa de Bolonia, en Tarifa, es uno de esos paraísos naturales que bien merecen una visita: 13 hectáreas de arena blanca, una duna salvaje de 30 metros de altura y el horizonte recortado por el yacimiento romano de Baelo Claudia. Por obra y gracia de la llamada nueva normalidad tras la crisis del coronavirus, todos esos encantos han pasado a convertirse en los peores inconvenientes, impidiendo el paso a muchos turistas en cuanto se ha llenado en las primeras horas del día. La difícil ecuación de más bañistas, menos aforo y el...

La playa de Bolonia, en Tarifa, es uno de esos paraísos naturales que bien merecen una visita: 13 hectáreas de arena blanca, una duna salvaje de 30 metros de altura y el horizonte recortado por el yacimiento romano de Baelo Claudia. Por obra y gracia de la llamada nueva normalidad tras la crisis del coronavirus, todos esos encantos han pasado a convertirse en los peores inconvenientes, impidiendo el paso a muchos turistas en cuanto se ha llenado en las primeras horas del día. La difícil ecuación de más bañistas, menos aforo y el mismo espacio de arena que fluctúa por las mareas ha obligado a clausurar los accesos a diversos arenales repartidos por la provincia.

“Han llenado la playa los domingueros, esos que llegan a primera hora con su nevera y consumen poco. Ahora tengo solo la mitad de las mesas llenas”. Con una lógica a prueba de lo políticamente correcto, Juan Serra, hijo del propietario del chiringuito La Duna, se quejaba amargamente de que no haya hecho falta ni llegar al mediodía del domingo para que la playa de Bolonia colgase el cartel de completo por segundo día consecutivo. No ha sido el único arenal: Zahara, Zahora y Los Caños, en Barbate; la Cala del Aceite y las de Roche, en Conil de la Frontera; tramos de La Barrosa, en Chiclana de la Frontera, o La Calita, en El Puerto de Santa María, se han visto obligadas a tomar medidas similares en algún momento del primer fin de semana de movilidad permitida entre comunidades autónomas.

“Ha habido muchos desplazamientos. No esperábamos tantos. Sin embargo, nos han permitido comprobar que las herramientas de control de aforo están funcionando”, se consuela Francisco Ruiz Giráldez, alcalde de Tarifa. Lo que él ha podido contrastar en la costa es lo que ya en las estaciones de Renfe de Sevilla vieron desde el sábado. “Nos hemos vuelto un poquito locos cuando nos han dado un poco de libertad”, comentaba este domingo una taquillera de la estación de trenes de San Bernardo, que prefiere no dar su identidad, sobre el aluvión de viajeros que el primer día del fin de semana fueron hacia las playas de Cádiz, pertrechados con sombrillas y sombreros, según informa Javier Martín Arroyo.

Es la primera vez que a Juan José Camarena le impiden acceder a la Cala del Aceite. El chiclanero se ha topado este domingo con un control a 200 metros de la entrada de este pequeño arenal, coincidiendo justo con la marea alta, que le ha obligado a cambiar de destino e intentarlo en la cercana playa de La Fontanilla. “Veo perfecto que controlen el acceso. Es lo que hay”, ha asegurado el gaditano, antes de marcharse. “Las calas son así. Estamos atentos porque con las nuevas medidas de aforo esta zona ha quedado reducida a una ocupación de unas 1.000 personas, varía en función de la pleamar”, razona Juan Bermúdez, alcalde de Conil.

La costa de Cádiz ha sido de las más afectada por cierres en este primer fin de semana de la denominada nueva normalidad en Andalucía. Huelva no ha registrado llenos que obligasen al cierre. En Málaga, solo la playa de Maro, en Nerja, se ha completado por registrar un 90% de ocupación, según informa Nacho Sánchez. La costa granadina ha registrado altas afluencias, pero por ahora no ha tenido que cerrar sus playas. En La Herradura, una de las playas más extensas de Almuñécar, ha habido bañistas jóvenes montando en piraguas y gente pasando el día con normalidad, informa Javier Arroyo.

Los llenos salpicados por las playas gaditanas han supuesto una prueba de fuego también para las aplicaciones y páginas webs que Consistorios como los de Chiclana, Barbate o Tarifa han puesto en marcha para informar en tiempo real del aforo y evitar a los bañistas desplazamientos en balde. “Lo que queremos es que, si en tu móvil ves que está llena, no vayas (…). La gente lleva regular cuando llega y le dices que no puede entrar, aunque se está comportando. No nos queda otra. Este va a ser un verano especial”, remacha resignado el alcalde de Tarifa.

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