La dudosa “evolución favorable” que defiende Madrid
La comunidad asegura que la “situación empieza a estar bajo control”, pero el análisis de los datos muestra que no todos los indicadores están mejorando
“Todos nuestros indicadores muestran una evolución favorable”. Este es el principal argumento del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, para el rechazo de la comunidad a confinar la capital y otros nueve municipios, tal y como establecen los criterios fijados por el Gobierno. El análisis de los datos que cada día publica Sanidad bastan para comprobar que no es cierto que todos estén mejorando. El r...
“Todos nuestros indicadores muestran una evolución favorable”. Este es el principal argumento del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, para el rechazo de la comunidad a confinar la capital y otros nueve municipios, tal y como establecen los criterios fijados por el Gobierno. El análisis de los datos que cada día publica Sanidad bastan para comprobar que no es cierto que todos estén mejorando. El relato de los profesionales del sistema sanitario corrobora esa situación.
Sí hay algunos que parecen presentar cierta estabilización, incluso pequeñas bajadas en los últimos días, es el caso de la incidencia por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, seguramente el indicador más relevante para observar la evolución de la epidemia: la comunidad lleva casi dos semanas relativamente estabilizada. No baja decididamente, pero tampoco crece: con fluctuaciones, se mantiene alrededor de los 740 (240 más de los que establece el ministerio para el confinamiento perimetral, siempre que se den otras condiciones) desde que el 21 de septiembre cruzó la frontera de los 700, de la que solo bajó ayer jueves (695,91).
Lo hace después de semanas de potentes subidas desde que la curva comenzó de nuevo a ir al alza, a mediados de julio. Para saber si es cierto que se ha estabilizado o incluso que baja habrá que esperar más tiempo, puesto que las estadísticas suelen tardar en consolidarse por los retrasos en las notificaciones, que llevan sucediendo desde el comienzo de la pandemia y que han llegado a ser de hasta una semana, por lo que para ver los contagios reales de un día concreto hay que esperar varios más, volver a la serie histórica y comprobar cuántos nuevos casos se incorporan en cada fecha. “Los datos que manda la Comunidad de Madrid de los últimos días están bastante verdes, así que esto puede afectar a la baja a esta tasa; los tomaría siempre con cautela a la espera de que se consoliden”, señala Pedro Gullón, vocal de la Sociedad Española de Epidemiología. Es decir, lo que hoy son 695, en unos días, cuando se sumen los datos atrasados, con toda probabilidad subirá por encima de esa cifra.
La capacidad hospitalaria
Otro de los indicadores a los que se aferra la comunidad es al de las hospitalizaciones. El número de ingresados por covid en los hospitales madrileños lleva una semana bajando, lo que es signo, según sus gobernantes, de que sus medidas sanitarias están surtiendo efecto. Esta afirmación es más que arriesgada. Los primeros confinamientos perimetrales de barrios se produjeron el 21 de septiembre. Si fueran beneficiosas sus consecuencias no se empezarían a notar hasta, como mínimo, 10 días después en las cifras de contagios: el tiempo promedio desde que una persona se infecta, incuba el virus, va al médico, recibe las pruebas y pasa a la estadística. En las hospitalizaciones tardaría aún más. Y al usar solo el número absoluto, no se tiene en cuenta, por ejemplo, que aunque hay muchas altas, también hay un elevado número de muertes.
También esto, coinciden varios especialistas de urgencias y medicina interna de varios hospitales madrileños, está relacionado con la ocupación actual de cada centro. Luis Díaz, urgenciólogo en el Severo Ochoa de Leganés, explica que va por días: “Hay pacientes que ingresan muy rápido y otros tardan más”. En realidad, dice, “es un problema de capacidad de los hospitales para ingresar”. La mayoría de centros madrileños ya llevan semanas con sus planes de elasticidad en marcha, abriendo zonas covid que consiguieron cerrar pasada la primavera. En este, de Leganés, “ya se han abierto zonas para tener más camas a disposición de pacientes de coronavirus”; y tienen 11 pacientes derivados al hotel NH de Parquesur.
“Que haya bajado unos días es solo fruto de las fluctuaciones habituales, pero la tendencia es ascendente”, señala el experto en datos Álex Arenas. “Con una incidencia sostenida de más de 700 casos por 100.000 habitantes, de ahí va a haber gente que necesite ir al hospital; va a seguir subiendo la presión y esto va a acabar influyendo en la letalidad, porque cuanto más saturadas estén las UCI, peor atención recibirán los enfermos”, continúa.
El indicador de las UCI, de hecho, es uno de los que tienen una tendencia negativa sostenida. En este no hay ni siquiera estabilización, el número de personas en cuidados intensivos crece un día tras otro. Este jueves hay ya 497 pacientes críticos ingresados. Madrid cuenta con 500 camas de UCI del sistema público y 141 del privado, el resto de plazas que el Ejecutivo de Díaz Ayuso contabiliza como unidades de críticos -y por lo que el porcentaje oficial de ocupación es de un 42,12%- en realidad no lo son.
Yolanda Cabrero, anestesista en el hospital de Getafe, responde que “decir que la cosa en los hospitales se ha calmado es tremendo”. Y añade: “Más que nada, es que no deberíamos haber vuelto aquí”. Ese centro, como muchos otros, ya operan por encima de su capacidad original de críticos; allí, tienen 154 pacientes en planta y 22 en UCI (con 18 puestos en un contexto normal), por lo que otros enfermos graves han tenido que ser desplazados a puestos de reanimación. “Nosotros normalmente tenemos pacientes que van a estar 24 horas, porque no tenemos dotación de personal ni material… Nuestras unidades no están pensadas para pacientes muy malitos que pasan semanas ingresados”. Además, dice esta delegada de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores, “hay que pensar en todo lo que ya se está dejando de operar porque no hay espacio para el postoperatorio. Esto afecta a los pacientes de coronavirus, pero también al resto y muchos tienen patologías graves o muy graves”. Y quedan desplazadas.
Otra cifra que no mejora es la de los fallecidos. Aunque cada día fluctúa mucho en función de los retrasos y los fines de semana, la tendencia es alcista. Según los informes diarios de Sanidad, Madrid sumó a las estadísticas 124 decesos la primera semana de septiembre (contando dos días de agosto), 90 la segunda, 181 la tercera, 214 la cuarta y 237 esta, a la que todavía le falta un día. En las últimas 24 horas han muerto 50 personas en los hospitales madrileños.
Es cierto que incluso aunque hubiera una mejoría en la epidemia, tardaría más en reflejarse en las muertes, pero hasta ahora estas no hacen sino crecer. Según el último informe de monitorización de la mortalidad del Instituto de Salud Carlos III, entre el 1 y el 28 de septiembre han fallecido en Madrid 931 personas más del promedio de este mes, una subida de un 33%, mientras que la media nacional es del 10% de incremento.
La positividad de las PCR: el indicador con mayor mejoría
El dato que más claramente mejora en Madrid es el de la positividad de las PCR. Es uno de los indicadores que muestran la capacidad de las autoridades para mantener a raya la epidemia: el que salgan pocos positivos de las pruebas que se realizan suele ser signo de que la situación está más controlada. Madrid es la comunidad que tiene este indicador más alto: 19,5% en la última semana, frente al 11,2% de media española (y al 5% que establece la Organización Mundial de la Salud como indicador de control), pero ha llegado a alcanzar el 23,2%.
“En circunstancias normales esto sería un indicador de disminución de la transmisión, pero en un escenario de cambios de protocolo de interpretación de las PCR tiene una interpretación más complicada”, señala Gullón. Madrid, por un lado, ha dejado de hacer pruebas a los contactos de los positivos, y ha introducido nuevas pruebas de antígenos, que complementan a las PCR y que comenzaron el martes, por lo que no pueden aún reflejar cambios en la estadística, donde ya contabilizan, según asegura la Consejería de Sanidad, y donde aún no lo hacen, según el Ministerio de Sanidad.
De acuerdo a este experto, también habrá que tomar con cautela estas cifras, puesto que pueden tener grandes fluctuaciones sin que reflejen necesariamente un cambio real de tendencias en la epidemia. También los profesionales apelan a la prudencia para asegurar que “la situación empieza a estar bajo control”, como aseguró este miércoles el consejero de Sanidad.
Sobre todo, desde la primaria, ese ámbito que debería haber sido la barrera, junto a salud pública, para frenar esta segunda ola de covid, y que ha fallado por la falta de recursos humanos y materiales. Gemma Tena, médica de familia en Entrevías, en Vallecas, cuenta que incluso con las agendas “recortadas” llega a tener 50 pacientes: “Llamadas, covid en consulta aparte y visitas a domicilio. Acabas a las diez de la noche, porque lo que te dejes sin hacer un día, te espera al siguiente”. El día que a esta delegada de Amyts le toca consulta de coronavirus, tiene después tres horas y media para hacer esas 50 llamadas: “A lo que sumas que una consulta se convierte en cinco porque hacemos el rastreo de los convivientes de los positivos, más la burocracia de las altas y las bajas de los pacientes”. Llevan así desde el comienzo de la pandemia. ¿Refuerzo? Ninguno. “Lo que ellos llaman refuerzo, es una persona que estuvo tres meses cubriendo la baja de una compañera. Así estábamos y así seguimos y no entendemos cómo quieren frenar así esta segunda ola. Nosotros hemos hecho nuestros deberes”.
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