Johnson & Johnson tendrá que pagar más de 2.000 millones de dólares por los casos de cáncer asociados a su polvo de talco

El Tribunal Supremo de EE UU rechaza revisar el fallo que condenó a la multinacional con la indemnización multimillonaria a 22 mujeres

Talco para bebés en un supermercado de California, en una fotografía de 2017.FREDERIC J. BROWN (AFP)

El Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó el martes revisar una apelación interpuesta por Johnson & Johnson en la que pedía no pagar la indemnización multimillonaria dictada por un jurado debido al uso de asbestos en sus productos de talco (incluido el talco para bebés), lo que causó cáncer de ovarios a más de 20 mujeres.

La Corte de mayor rango de la nación pone así fin a años de pleitos. Johnson & Johnson había solicitado que el Supremo tomase en consideraci...

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El Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó el martes revisar una apelación interpuesta por Johnson & Johnson en la que pedía no pagar la indemnización multimillonaria dictada por un jurado debido al uso de asbestos en sus productos de talco (incluido el talco para bebés), lo que causó cáncer de ovarios a más de 20 mujeres.

La Corte de mayor rango de la nación pone así fin a años de pleitos. Johnson & Johnson había solicitado que el Supremo tomase en consideración su caso tras la cantidad que le impuso el Supremo de Misuri el año pasado, que ascendía a más de 2.100 millones de dólares (1.724 millones de euros). Una apelación anterior de J&J, en un tribunal de ese Estado, rebajó la sanción de más de 4.000 millones para 22 mujeres y sus familias —que habían enfermado después de haber utilizado el producto— a los actuales 2.100.

La disputa entre la multinacional estadounidense y los demandantes ha sido brutal. A la compañía la representaba un antiguo fiscal general —Neal Katyal— y a las mujeres con cáncer que demandaron a la multinacional (con sede en Nueva Jersey) Kenneth Starr, el fiscal independiente que lideró la investigación sobre la vida sexual de Bill Clinton que llevó a su impeachment en 1998. Starr fue también fichado por Donald Trump para defenderlo en su primer impeachment.

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Según el tribunal de Misuri que sancionó al gigante de la cosmética, la compañía había vendido a los consumidores, “a sabiendas, productos que contenían amianto”. Starr enfatizó en su escrito para que el Supremo rechazase la revisión de la condena que Johnson & Johnson “supo durante décadas que sus polvos de talco contenían asbestos, una sustancia altamente cancerígena”. “Podrían haber protegido a los consumidores pasando del talco a un derivado del maíz, como los propios científicos de la compañía propusieron en 1973. Pero el talco era más barato y los directivos no quisieron sacrificar beneficios por un producto más seguro”, escribió Starr.

Para la compañía, la decisión del Tribunal Supremo no tiene nada que ver con “la seguridad del producto”. La multinacional señaló que la decisión del Supremo “deja en el aire importantes cuestiones legales que los tribunales estatales y federales seguirán enfrentando”. La batalla que ha enfrentado Johnson & Johnson ha sido monumental: más de 9.000 demandas por todo Estados Unidos. En su defensa, la firma ha utilizado siempre el argumento de que el talco era un producto seguro y libre de asbestos. La agencia que supervisa la seguridad de los alimentos (FDA, en sus siglas en inglés) realizó en 2018 un estudio con muestra del producto en el que no detectó presencia de esta fibra cancerígena. “Es todo una conspiración”, valoraron entonces los abogados de la compañía.

En 2012, la corporación anunciaba que eliminaría los componentes potencialmente perjudiciales para la salud de sus artículos de cosmética y de higiene para adultos. En mayo de 2020, Johnson & Johnson comunicaba que dejaba de vender su polvo de talco para bebés en Estados Unidos y Canadá. El gigante de los productos de higiene y farmacia aseguraba que la decisión se basaba en “la reevaluación de la cartera de productos de consumo relacionada con la covid-19”.

La agencia Reuters publicó a finales de 2018 que la compañía sabía desde hace 40 años que había pequeñas cantidades del cancerígeno asbesto en sus productos. La firma lo ha desmentido siempre.

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