El furor de los test de antígenos: las ventas se disparan, pero los expertos alertan de la falsa sensación de seguridad
La dispensación de estas pruebas de detección crece en noviembre un 115% respecto a octubre, según la consultora Iqvia. Los epidemiólogos avisan de que los resultados no siempre son concluyentes
El auge de la sexta ola ha disparado la venta de test de antígenos de autodiagnóstico de la covid. En noviembre, cuando la curva epidémica comenzaba de nuevo a repuntar, se vendieron en las farmacias más de 1,3 millones de test, un 115% más que el mes anterior, según los datos recopilados por la consultora de salud, Iqvia. Y la tendencia de compra continúa al alza en las últimas semanas: la proximidad de las fiestas navideñas y el ascenso de la nueva ola —la incidencia se sitúa en 442 casos por 100.000 habitantes a 14 dí...
El auge de la sexta ola ha disparado la venta de test de antígenos de autodiagnóstico de la covid. En noviembre, cuando la curva epidémica comenzaba de nuevo a repuntar, se vendieron en las farmacias más de 1,3 millones de test, un 115% más que el mes anterior, según los datos recopilados por la consultora de salud, Iqvia. Y la tendencia de compra continúa al alza en las últimas semanas: la proximidad de las fiestas navideñas y el ascenso de la nueva ola —la incidencia se sitúa en 442 casos por 100.000 habitantes a 14 días— mantienen el furor con estas pruebas de autodiagnóstico que, si bien pueden detectar casos positivos, no son infalibles. Los epidemiólogos avisan de que estos test pueden dar falsos negativos y alertan de la errónea sensación de seguridad que generan: esta prueba no exime del cumplimiento de otras medidas, como el uso de mascarilla en interiores y ante aglomeraciones, la distancia social y la ventilación.
Los test de antígenos se dispensan en las farmacias sin necesidad de receta médica desde el pasado verano. Estas pruebas identifican la presencia de proteínas del virus y, según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), hay en el mercado una veintena de dispositivos. La consultora Iqvia ha contabilizado que, en 2021, se han dispensado en las farmacias 8,7 millones de test, pero las ventas fluctúan a la par que la curva epidémica. Así, si bien en julio y agosto, durante la quinta ola, se llegaron a vender 1,5 y 1,9 millones de pruebas de autodiagnóstico, respectivamente, en septiembre y octubre —cuando la curva epidémica caía y la circulación del virus remitía— las ventas cayeron a menos de un millón por mes. Ahora, con el auge de la sexta ola, la proximidad de la Navidad y la amenaza de la variante ómicron, que los expertos temen más transmisible, el acopio de test de antígenos de autodiagnóstico ha retornado.
De hecho, en esta línea, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció hace dos semanas un test gratuito a cada habitante “para que en caso de reuniones sociales, se hagan de manera segura”, apuntó. Pero los epidemiólogos consultados recelan de este uso masivo de este tipo de test porque puede llevar, avisan, “a una falsa sensación de seguridad”.
Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recuerda que “no tienen la misma especificidad [capacidad del producto para reconocer la ausencia del marcador vinculado a la enfermedad] y sensibilidad [la competencia del test para detectar la presencia de ese marcador] que la PCR”. El experto pide cautela: “No podemos vender que es un sí o un no rotundo. Y no puede ser la excusa para no vacunarse, no tener el certificado covid en regla o eximirnos del uso de la mascarilla, la distancia y la ventilación en grupos de no convivientes”.
Los test de antígenos no son infalibles. Pueden dar falsos negativos y falsos positivos. No en vano, la Ponencia de Alertas del Ministerio de Sanidad ya puntualizó el pasado verano que un positivo en estos sistemas de autodiagnóstico será considerado un caso sospechoso y tendrá que confirmar la infección con otra prueba. Pero no hay nadie que vigile o fiscalice el resultado. La responsabilidad individual manda.
Según la Ponencia de Alertas, las farmacias tendrán que dar información clara de cómo proceder si el resultado es positivo, pero la decisión última la toma el usuario. Algunas comunidades, señala el Consejo General de Farmacéuticos, han desplegado un protocolo para facilitar la posibilidad de registrar el resultado del test desde las farmacias, siempre que el ciudadano quiera. Lo que sí indica la Ponencia de Alertas es que si una persona da positivo en estos test de autodiagnóstico, tendrá que iniciar el aislamiento domiciliario y contactar con los servicios sanitarios (a través de los canales establecidos en su comunidad) para confirmar que se trata, efectivamente, de una infección por coronavirus.
El documento del órgano consultor de Sanidad también advierte, por otra parte, de que “los resultados negativos no excluyen la posibilidad de infección”. Es lo que pasó, en efecto, en el brote multitudinario de sanitarios en Málaga, donde todos los que acudieron a la cena se habían hecho un test de antígenos y resultó que hubo falsos negativos: se contagiaron más de 80 personas. También en los tres festivales de música celebrados el pasado junio en Cataluña: se hicieron test de antígenos antes de entrar, pero más de 2.000 asistentes se infectaron, según un estudio del Govern.
Entonces, ¿para qué sirve un test de antígenos para autodiagnóstico? Es una barrera de protección más, como la mascarilla o la distancia social, insiste Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología. “El mensaje tiene que ser que todas las medidas son importantes: hágase el test, pero mantenga todas las demás. Basarlo todo en una única medida es mala idea”, apunta el epidemiólogo.
En la práctica, el mayor rendimiento de estos test se consigue en personas sintomáticas, en los cinco o siete primeros días tras la infección. Pero el valor predictivo de la prueba “depende mucho de la situación epidémica y de los síntomas”, puntualiza Salvador Peiró, epidemiólogo de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio). “Si tienes síntomas y das positivo, casi seguro que eres positivo. Si tienes síntomas y das negativo, es preferible que lo confirmes con una PCR porque este test solo detecta cargas virales altas y si te pilla al principio de la infección, en el período de incubación, puede no detectar la carga viral”, apunta el especialista. Pero la cosa “se complica mucho” con la gente asintomática, porque puede haber falsos positivos y negativos. Peiró señala, no obstante, que a mayor circulación del virus, menos probabilidad de fallo.
No evita todos los riesgos
Con todo, insiste el epidemiólogo de Fisabio: “Es un error si coges esta medida para sustituir a las otras. Un test te descarta algún riesgo, pero no te los evita todos”. Y avisa de que el mal manejo de estas pruebas permite la circulación del virus. “Por ejemplo, si has sido contacto estrecho, el test de antígenos te da negativo y no te aíslas. Si has tenido contacto estrecho ayer, tardarás cuatro días en dar positivo. En los cuatro o cinco primeros días de incubación no hay carga viral suficiente para que los test den positivo”. Además, puede haber problemas a la hora de hacer la prueba: la efectividad de los test se ha probado en contextos de laboratorio, pero la gente en su casa puede hacer mal la prueba, contaminar la muestra o equivocarse en el procedimiento y alterar el resultado.
López-Acuña insiste en que “hay que dejar de vender los test de autodiagnóstico como la bala de plata porque no da la respuesta definitiva y contundente”. Y recuerda que, además de una incidencia disparada en España, sigue rondando “la incertidumbre con la variante ómicron”, el nuevo linaje del virus que ha puesto en alerta al mundo y que, según los primeros indicios, podría ser más transmisible que la variante dominante actualmente (la delta).