Las mascarillas al aire libre: una medida “más superficial que eficaz”

España vuelve a batir el récord de contagios diarios reportados al notificar más de 60.000 este miércoles. Los expertos reclaman restricciones más severas y una hoja de ruta común en las comunidades según el nivel de alerta de covid

Vecinos y turistas con mascarilla caminan por la Rambla en Barcelona hace dos semanas.MASSIMILIANO MINOCRI

La expansión de la covid sigue disparada y las medidas para combatirla están aún en el aire. La Conferencia de Presidentes convocada este miércoles por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con los líderes autonómicos para “evaluar” nuevas acciones, ha terminado con pocas decisiones en firme:...

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La expansión de la covid sigue disparada y las medidas para combatirla están aún en el aire. La Conferencia de Presidentes convocada este miércoles por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con los líderes autonómicos para “evaluar” nuevas acciones, ha terminado con pocas decisiones en firme: el Gobierno recuperará la mascarilla en exteriores y recurrirá a efectivos de las Fuerzas Armadas para reforzar labores de vacunación y rastreo. Pero los expertos alertan de que estas medidas son “insuficientes” si lo que se pretende es doblegar la curva epidémica. España sigue batiendo récord de contagios y este miércoles ha reportado 60.041 casos en 24 horas, la cifra más alta de contagios diarios notificados en la pandemia. Con una incidencia desbocada en 784 casos por 100.000 habitantes —un 78% más que hace una semana—, los expertos reclaman una hoja de ruta común: directrices similares según los niveles de alerta epidemiológica, aunque luego las comunidades modulen su aterrizaje en la práctica. A propósito de la mascarilla en la calle, Mario Fontán, de la Sociedad Española de Epidemiología, sintetiza: “Es una medida más cosmética [superficial] que eficaz para frenar al virus”.

Sánchez ha abogado también por intensificar la vacunación y ampliar el acceso a los test. Por ahora, solo Cataluña ha anunciado medidas severas, como el toque de queda, el cierre del ocio nocturno o la limitación de aforos en restaurantes y espacios culturales a partir del viernes. Falta, eso sí, el aval de la justicia, pero el presidente catalán, Pere Aragonès, ha reclamado para toda España “medidas mucho más allá de las comunicadas” por Sánchez. También el líder del Ejecutivo vasco, Iñigo Urkullu, ha pedido que se endurezcan medidas y ha advertido de que las comunidades carecen de la capacidad suficiente para hacerlo: “Esta conferencia debería favorecer la seguridad jurídica de las medidas que pudiéramos adoptar”, ha defendido y ha pedido restringir los horarios en la hostelería y limitar los aforos también en acontecimientos sociales y deportivos. Con todo, por ahora, ninguna otra comunidad ha dado un paso al frente para anunciar en firme medidas drásticas.

El Presidente del Gobierno es recibido por Ander Gil, Presidente del senado.Foto: LUIS SEVILLANO | Vídeo: EPV

Ampliar el uso del cubrebocas a los exteriores —ahora es obligatorio solo en interiores o en espacios abiertos si hay aglomeraciones— sí era una medida demandada por varias comunidades, como el País Vasco o Canarias, entre otras, y Sánchez se ha avenido a aprobarla mediante un decreto ley antes de Nochebuena. “La mascarilla y la vacunación son las respuestas a partir de las cuales podremos sortear esta ola”, ha justificado el presidente. Sin embargo, hace ya tiempo que los expertos advirtieron de que la efectividad real de las mascarillas está en espacios cerrados, no al aire libre, donde el riesgo de contagio es mucho menor. La Asociación Madrileña de Salud Pública, por ejemplo, pidió el 6 de abril —cuando ún era obligatoria— su anulación. Se eliminó definitivamente el 25 de junio.

Toni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, avisa de que la vuelta de las mascarillas en exteriores no tendrá un efecto importante para contener el virus. “No entiendo la cabezonería para meter esta medida. Es una operación superficial que, además, te quita credibilidad sobre la efectividad de la medida”, protesta. Y agrega: ¿Si voy solo por la calle o a dos metros de otra persona me voy a contagiar? No. ¿Las mascarillas en la calle pueden ayudar a reducir el contagio? Sí, pero no en la proporción suficiente para que se justifique la medida. Y quien diga que es más fácil para la gente porque así se la pone siempre es tratar a los ciudadanos de forma infantil”.

Coincide Magda Campins, jefa de Epidemiología del Hospital Vall d’Hebron: “Es una medida que puede ayudar a concienciar a la gente de que estamos en pandemia, pero aparte de la concienciación, el beneficio no lo veo. En este momento se necesitan medidas drásticas y contundentes”. José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, asegura también que devolver la mascarilla a los exteriores “no va a servir para nada”: “La mayoría de la gente ya se pone la mascarilla cuando hay aglomeraciones en la calle. Con eso no solucionamos el enorme incremento de casos”.

Curva epidémica desbocada

La curva epidémica en España está disparada. Con una incidencia de 784 casos por 100.000 habitantes a 14 días y batiendo récord de contagios diarios, la atención primaria ya roza el colapso y los hospitales empiezan a notar cómo aumenta la presión asistencial: hay 7.732 personas hospitalizadas, 1.466 en cuidados intensivos (UCI). Esto es, un 19% más de ingresos (18% más en la UCI) que la semana pasada, aunque todavía está lejos del pico asistencial registrado a finales de enero, durante la tercera ola, cuando se alcanzaron las 30.000 personas con covid hospitalizadas y alrededor de 4.800 enfermos en estado crítico. Sanidad ha notificado también este miércoles medio centenar de fallecidos por covid —el martes pasado reportó 77—, que elevan la cifra global de muertes a 88.937. Los expertos auguran que, con la interacción social y la movilidad de las Navidades —caldo de cultivo para la expansión del virus—, los contagios se dispararán más y la única forma de frenarlos es con medidas más duras.

Las voces consultadas urgen medidas comunes según la situación epidemiológica, aunque luego las comunidades tengan margen de maniobra para modularlas al aterrizarlas en un territorio. Esto es, una hoja de ruta común en todas las comunidades a partir del semáforo covid, el documento con los indicadores de riesgo actualizados para evaluar la evolución de la epidemia. Hasta hace unas semanas, este documento con los parámetros bajo vigilancia —incidencias, positividad y presión hospitalaria, entre otros— llevaba aparejada una serie de medidas asociadas al nivel de alerta de cada territorio y que servía de guía —no eran de obligado cumplimiento— a las comunidades para tomar decisiones. Sin embargo, en la última modificación del semáforo, en noviembre, la Comisión de Salud Pública no concretó restricciones vinculadas a los umbrales de riesgo.

Campins, que es también la presidenta del Consejo Asesor del Govern en materia de covid, asegura que su grupo de trabajo sí se basó en el viejo documento del semáforo para recomendar las medidas que el Ejecutivo catalán ha asumido: “Este documento nos ayudó mucho porque está basado en evidencia científica. No entiendo por qué no se utiliza y van a buscar otras fórmulas más blandas de las que se debería establecer en función del nivel de alerta y teniendo en cuenta que la variante ómicron es más transmisible”. La ómicron ya supone el 47% de las muestras secuenciadas en España, según el último informe preliminar de Sanidad.

Para contener los contagios, Campins señala que hay que actuar en las zonas de mayor riesgo de transmisión: “Es decir, el ocio nocturno, porque son sitios cerrados y donde no se siguen las medidas de control; la restauración, porque para comer y beber no puedes llevar mascarilla; los grandes eventos donde hay aglomeraciones sin distancia, y las reuniones sociales y familiares, que también son una práctica de riesgo”. Martínez Olmos aboga también por aplicar medidas como las que propone Cataluña: “No tomar decisiones es jugársela mucho. Es factible plantear el consejo de que las cenas de Navidad tengan un número máximo de comensales y también limitar aforos y horarios y desaconsejar las campanadas”.

Sánchez ha insistido en que “la ciencia y la prevención” —en alusión a las mascarillas y a la vacunación— son la clave para sortear esta ola. “No estamos en marzo de 2020 ni en las Navidades de 2020. El 90% de los mayores de 12 años está vacunado”, ha advertido. Pero los expertos consultados reiteran de que la vacunación, aunque es necesaria, es insuficiente por sí sola para doblegar la curva. En España, el 44% de los mayores de 40 años —en concreto, el 64% de los sexagenarios y el 85% de los septuagenarios— ya han recibido la dosis de refuerzo y también el 18% de los niños de 5 a 11 años ya tienen el primer pinchazo.

Si no se hace nada más, las proyecciones de los expertos auguran un escenario “catastrófico” dentro de pocas semanas. “Si no se toman medidas ya nos podemos encontrar en 10 días con las UCI colapsadas. La atención primaria ya está saturadísima”, avisa Campins. Los cálculos del grupo de expertos del Govern apuntan que, sin medidas, solo con el ritmo de vacunación actual de terceras dosis, se podrían alcanzar los 50.000 contagios diarios solo en Cataluña —esa fue la cifra máxima reportada ayer en toda España en la pandemia—. La epidemióloga es contundente: “Ya se han tenido que retrasar operaciones no urgentes en algunos hospitales. Si no se toman medidas drásticas, dentro de poco estaremos parando más intervenciones y trasplantes y ya tendremos un nivel de afectación importante también en patologías no covid. No nos lo podemos permitir”.


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