El acusado de matar a tiros a su exmujer, su exsuegra y su excuñada en Pontevedra se niega a declarar en el juicio
José Luis Abet, de 44 años, descerrajó cuatro tiros a su expareja cuando esta llevaba a los dos hijos de ambos al colegio. La vista se celebra a puerta cerrada para no revictimizar a los menores testigos de los crímenes
Fue un triple asesinato machista y el presunto autor José Luis Abet Lafuente, de 44 años, se enfrenta por ello a una condena de prisión permanente revisable, Empuñando un arma corta, mató a su mujer, de 39 años, de la que vivía separado desde un año antes, delante de los dos hijos de ambos menores de edad, y luego disparó a su exsuegra, de 59 años, y su excuñada de 27. El autor de la masacre ocurrida en Valga (Pontevedra) en septiembre de 2019 se negó a declarar este martes ante el tribunal p...
Fue un triple asesinato machista y el presunto autor José Luis Abet Lafuente, de 44 años, se enfrenta por ello a una condena de prisión permanente revisable, Empuñando un arma corta, mató a su mujer, de 39 años, de la que vivía separado desde un año antes, delante de los dos hijos de ambos menores de edad, y luego disparó a su exsuegra, de 59 años, y su excuñada de 27. El autor de la masacre ocurrida en Valga (Pontevedra) en septiembre de 2019 se negó a declarar este martes ante el tribunal popular que le juzga por estos hechos; un juicio que se celebra a puerta cerrada para salvaguardar el interés de los menores, testigos de los crímenes, y evitar su revictimización, en base al criterio de los psicólogos que les asisten tras vivir esta traumática experiencia.
Abet, empleado de una fábrica de aluminio cuando cometió los crímenes, mantuvo absoluto silencio y ni siquiera quiso responder a su abogada. El acusado ya había confesado los hechos cuando fue detenido tras huir a casa de sus padres donde permaneció unas horas hasta que fue esposado por la Guardia Civil sin oponer resistencia. Las pruebas contra él son contundentes, incluso se recuperó el arma homicida que lanzó al río Tambre junto a una caja de munición.
El juicio arrancó este lunes. Una vez constituido el tribunal de jurado, este tuvo que atender la petición de la Fiscalía para que la sesiones se celebraran a puerta cerrada y que la declaración grabada en vídeo que habían prestado sobre los hechos durante la instrucción del caso uno de los dos menores, que entonces tenían cuatro y siete años de edad, se aceptase como prueba preconstituida para evitar que fueran interrogados de forma presencial. El tribunal acordó que la comparecencia de los pequeños no era necesaria, atendiendo al informe de los psicólogos que les asisten, y en la sesión de este martes se visionó la grabación del interrogatorio del niño, como prueba documental, que, impertérrito, el propio acusado vio y escuchó.
A continuación, llegó el turno para otros 11 testigos, la mayoría de ellos vecinos de la pequeña aldea de Carracido donde se cometieron los crímenes, una parroquia del municipio de Valga de 6.000 habitantes, y que habían acudido a auxiliar a las víctimas cuando escucharon los disparos. También se reprodujeron algunos mensajes de voz enviados por el propio Abet hablando de los crímenes que acababa de cometer. Uno de estos mensajes se lo envío a un chamán que había contratado meses antes para que echara “un mal de ojo” a las tres víctimas.
Según recoge el escrito de acusación, el acusado llegó sobre las ocho de la mañanas del 16 de septiembre de 2019 a la casa que el matrimonio había construido 10 años antes. Sabía que su exmujer a esa hora abandonaba la vivienda en coche en compañía de sus dos hijos para llevarlos al colegio. “Con él llevaba un arma corta con el número de identificación borrado. Para sorprenderla y evitar que huyera, el acusado colocó su vehículo delante de la puerta del garaje y esperó que se abriera para después situarse a la altura de la ventanilla del conductor y dispararle en la cabeza con el arma, que llevaba oculta en la espalda”, relata el fiscal. Después del primer disparo en la cara, la tiroteó dos veces más en el cuello y otra en el pecho, mientras sus hijos estaban en los asientos traseros.
Cuando abandonó el lugar del crimen en su vehículo, el acusado se cruzó con un coche en el que se dirigían hacia la vivienda la madre y la hermana de la víctima, que habían sido alertadas por vecinos y por una llamada de la propia mujer cuando vieron al agresor merodear alrededor de la casa. “En ese momento, el investigado decide también acabar con la vida de ambas, razón por la que cambió el sentido de la marcha y las persiguió hasta llegar a la casa”, añade el fiscal en su escrito. Una vez allí, el procesado disparó en cuatro ocasiones contra la madre de su exmujer y en tres contra su hermana, acabando con su vida en el acto. Estos asesinatos también fueron presenciados por los dos menores, a los que el padre se dirigió para decirles que “esperasen allí hasta que llegase la Guardia Civil”.
Tres semanas antes de la masacre, el homicida llenó sus redes sociales de mensajes de rabia por el divorcio y las denuncias, según él falsas, de violencia de género. “Las leyes matan al hombre que se divorcia facilitando que su ex arruine su vida”, se lee en uno de los carteles que había difundido en su perfil de Facebook. También presumía de amor a sus hijos, ante los que asesinó a su madre, su tía y su abuela. “Se ve que estalló, que se le fue la cabeza, pero ¡no estalló contra sí mismo, sino contra ellas!”, gritaba entre lágrimas una vecina de Carballido.