Más de la mitad de los jóvenes asegura que usa “demasiado” su móvil
Un estudio con 1.500 chavales de 15 a 29 años de Fad Juventud alerta de que el tiempo dedicado a la tecnología les lleva a “desatender” otras actividades como el sueño, el estudio o el deporte
El 53,2% de los jóvenes asegura que usa “demasiado” su smartphone, y la gran mayoría reconoce que vive con “cierto descontrol” y “dependencia” su relación con las redes sociales: el 70,8% no es consciente de todo el tiempo que pasa en ellas y el 64,3% quiere verlas en todo momento. Son algunos de los datos del último estudio de la ...
El 53,2% de los jóvenes asegura que usa “demasiado” su smartphone, y la gran mayoría reconoce que vive con “cierto descontrol” y “dependencia” su relación con las redes sociales: el 70,8% no es consciente de todo el tiempo que pasa en ellas y el 64,3% quiere verlas en todo momento. Son algunos de los datos del último estudio de la fundación Fad Juventud Desde el lado oscuro de los hábitos tecnológicos presentado este miércoles, en el que se ha preguntado a 1.500 chavales de entre 15 y 29 años sobre los riesgos del uso de la tecnología. “Hace años que vemos que estamos ante un cambio de paradigma, casi el 30% de los jóvenes tienen sus perfiles en redes totalmente públicos y no controlan qué información publican ni tienen en cuenta la gestión de la privacidad, de hecho el 40% no recibió recomendación de nadie de su entorno sobre cómo mejorar su seguridad o comportarse en Internet”, apunta Alejandro Gómez, investigador de Fad.
Dentro de ese uso desmedido de las redes sociales, tres de cada 10 jóvenes ve importante para su autoestima obtener “me gusta” (28,4% hombres y 31,1% mujeres), al mismo tiempo que les preocupa recibir reacciones negativas por su aspecto físico (23,9% hombres y 35,2% mujeres). Precisamente, por esa relevancia que le dan a lograr reacciones positivas, el 20,2% de ellos reconoce que retoca las fotos que sube con mucha frecuencia.
Además, el estudio de Fad Juventud ―nacida en 1986 para prevenir el consumo de drogas entre los jóvenes y actualmente centrada en la investigación sociológica de su forma de vida y hábitos―, señala que los jóvenes desatienden otras actividades necesarias por el tiempo que dedican a la tecnología: lo que más desatienden es dormir (42,5%) y estudiar (40,5%), seguido de practicar deporte (30,1%), leer (29,5%) y estar con amigos (22,6%). Por ello, la mayoría de los encuestados han sentido en el último año “saturación” o “hartazgo” y necesitan “desconectarse”: un 30,1% con mucha frecuencia. El 47,4% de ellos está “muy de acuerdo” con que se siente obligado a llevar el móvil siempre encima, el 40,8% siente la necesidad de mirar constantemente si tiene notificaciones y el 32,9% lo usa en lugares o situaciones donde no es apropiado.
Otro de los puntos preocupantes que señala la investigación es que cuando tienen problemas con Internet o con el uso de dispositivos tecnológicos, acuden principalmente a sus amistades (27,5%), a la pareja (18,9%) y después a familiares y docentes (el 18,9% asegura que resuelve los problemas por su cuenta). “Conocen los peligros, pero piden ayuda a sus iguales, no a los adultos. Muestran resistencia a buscar esa ayuda entre sus mayores, lo que plantea desafíos en términos de orientación y apoyo”, considera Beatriz Martín, directora general de Fad Juventud, que señala que en pleno debate sobre la protección los menores ante los riesgos digitales, “es muy preocupante que un 40% afirme que no recibe ningún tipo de formación sobre cómo afrontarlos”.
“Es un desafío complejo, pero no podemos conformarnos con soluciones simplistas. Cuanto antes y mejor ejerzamos nuestra responsabilidad como agentes activos y comprometidos de alfabetización mediática, menos vulnerables serán nuestros adolescentes”, añade Martín.
El Gobierno ya ha movido ficha y aprobó el pasado enero la creación de un grupo de 50 expertos para analizar el impacto de las tecnologías en los menores y generar un documento que sirva de base para la elaboración de un proyecto de ley para la protección integral de los menores en internet. A eso se suma el diseño de una nueva herramienta “efectiva” de verificación de la edad para las plataformas online que está desarrollando la Agencia Española de Protección de Datos junto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que podría estar lista para verano.
Instagram, la app más utilizada
El 82,9% de los jóvenes encuestados reconoce que chatea todos los días; el 77,6% que ve vídeos online diariamente; el 75,8% que escucha música en el móvil u otros dispositivos y el 68,4% que utiliza las redes sociales. La más utilizada (82,9%) es Instagram, seguida de YouTube (73,5%) y TikTok (69,5%).
De las diferentes situaciones que pueden darse en Internet y que implican riesgos y problemas, les preocupa por encima del resto: ser víctima de estafas, timos o fraudes (37,7%), la difusión de fotos o vídeos comprometidos sin su consentimiento (37,4%) y la suplantación de la identidad (30,6%). Si se analizan esas preocupaciones en función del género, se observan diferencias, ya que a las mujeres les preocupa más la difusión de fotos o vídeos comprometidos, el acoso sexual y los mensajes de odio, mientras que a los hombres les inquieta más la adicción a juegos de apuestas (19,7% frente al 11,1% de las mujeres).
Al preguntarles qué situaciones de riesgo han vivido con bastante o mucha frecuencia en el último año, lo más mencionado es “bloquear perfiles en sus redes sociales por insultos o acoso” (19,6%), “recibir mensajes/vídeos de carácter sexual sin consentimiento” (18,3%), “evitar subir contenidos por miedo al acoso o insulto” (16,5%) o “haber sido objeto de mensajes de odio” (14,8%), y “haber recibido insultos o acoso de personas desconocidas” (14,4%).
El peligro de la desinformación
Casi la mitad (48,9%) cree que, con bastante o mucha frecuencia, ve contenidos falsos o dudosos en Internet. Pese a ello, solo un 42,3% contrasta habitualmente lo que considera cuestionable, llegando el 45,2% a compartir o reenviar alguna noticia que luego ha sabido que era falsa. Una de cada cuatro personas de entre 15 y 19 años, y también una de cada cuatro de quienes tienen estudios hasta secundaria obligatoria, no verifica nunca o casi nunca los contenidos dudosos. ¿Y qué alegan para no hacerlo? La confianza en su propia capacidad para identificar qué contenidos son fiables y cuáles no (27,2%) y la pereza (25,6%), bastante por encima del reconocimiento de la incapacidad para hacerlo (14,4%).