El jurado declara culpables de asesinato a tres de los acusados por el crimen de Samuel y aprecia homofobia
El tribunal popular considera que Diego Montaña atacó al joven por su animadversión a las personas LGTBI, absuelve a su exnovia y considera cómplice al único varón que no está en la cárcel
El jurado popular ha declarado culpables de asesinato con alevosía a tres de los acusados por el crimen de Samuel Luiz: Diego Montaña, que arrancó la agresión; Alejandro Freire, alias Yumba; y Kaio Amaral. Alejandro Míguez, el último detenido y único varón que no estaba en prisión, ha sido condenado como cómplice de asesinato, mientras que Katy Silva, la exnovia de Montaña que estaba acusada de impedir que la amiga de la víctima lo auxiliase, ha sido absuelta. Los nueve miembros del tribunal no profesional han leído este domingo su veredicto en la Audiencia Provincial de A Coruña, después de una larga deliberación que comenzó el pasado martes tras un mes de juicio y el testimonio de casi 80 testigos y peritos. El dictamen concluye que Montaña “tenía animadversión hacia la homosexualidad”, un odio que desencadenó la paliza porque “por las palabras, gestos, forma de vestir, tono de voz y apariencia física” de la víctima “interpretó” que era gay.
Los miembros del tribunal popular han estado cinco días encerrados para alcanzar un consenso. Baten el récord de deliberación de un jurado en Galicia, superando así al que dictaminó en 2015 la culpabilidad por asesinato de los padres de Asunta, que precisó cuatro días. Ante la complejidad del caso, la jueza les ha planteado más de 100 preguntas en el objeto del veredicto, que les fue entregado el pasado lunes aunque hasta el martes por la mañana no arrancó una deliberación que se prolongó hasta el sábado por la noche. Tras la lectura del veredicto, las acusaciones ha pedido para Montaña 25 años de cárcel; para Yumba, 22 años; para Amaral, 22 años por el asesinato y cinco por robo con violencia; y para Míguez, 13 años.
El veredicto concluye que tanto Montaña como Yumba y Amaral persiguieron y golpearon “en unidad de acción” a Samuel, que se vio “totalmente indefenso y desvalido debido al elevado número de personas que lo agredían” y a la “continuidad de los golpes”. La condena por asesinato con alevosía a los dos primeros fue alcanzada por unanimidad. La de Amaral, que también ha sido declarado culpable de robo con violencia por llevarse el móvil de la víctima, se produjo, sin embargo, por una mayoría de siete miembros. Ha sido precisamente este encausado el que dio mayores muestras de conmoción mientras el portavoz del jurado leía su dictamen durante más de una hora.
El tribunal popular fundamenta la agravante de homofobia considerando probado que Montaña se lanzó contra Samuel gritándole “deja de grabar, a ver si te voy a matar, maricón”, al malinterpretar que la víctima estaba captando imágenes de él cuando en realidad realizaba una videollamada. Luego, en una reunión con el resto de la pandilla en un parque de la ciudad, afirmó: “Quién le mandó al puto maricón meterse en eso, si era un puto maricón”.
Míguez es considerado cómplice de asesinato porque “no está acreditado que golpeara”. El jurado ve probado que estaba en el “punto inicial de la agresión” pero sin tocar a Samuel, aunque sí actuó “en unidad de acción” con quienes le golpeaban impidiendo su huida y dificultando que el joven asesinado fuese auxiliado. El acusado, añade el veredicto, llegó a forcejear con una de las personas que intentaron ayudar a la víctima. Katy Silva ha sido absuelta porque el tribunal popular sostiene que “en un primer momento intentó contener” a Montaña y que apartó a la amiga de Samuel para “separar a su novio” de la agresión.
El juicio por la mortal paliza que recibió este joven gay en A Coruña el 3 de julio de 2021 y que provocó protestas en diversos puntos del planeta arrancó con una petición de penas de entre 22 y 27 años de cárcel por asesinato para los cinco acusados. Tanto la Fiscalía como la acusación particular y popular, ejercida esta última por el colectivo de defensa de los derechos LGTBI Alas Coruña, apreciaban la agravante de homofobia en el caso de Diego Montaña y Katy Silva y les pedían 25 años, mientras que en el caso de Kaio Amaral la condena se elevaba a 27 años por el robo del móvil de la víctima. Al término de las sesiones, el ministerio público introdujo una modificación en su alegato final: la posibilidad de que los dos procesados que no fueron a la cárcel, Silva y Míguez, fueran condenados solo como cómplices.
La investigación del crimen ha sido compleja. La paliza que acabó con la vida de Samuel fue grabada por las cámaras callejeras del paseo marítimo de la playa de Riazor, unas imágenes borrosas que fueron tratadas con inteligencia artificial por una empresa coruñesa para imprimirles nitidez y facilitar que los investigadores pudiesen identificar a los agresores y detallar su participación en el tumulto. Ese vídeo ha sido el principal objeto de controversia en el mes que ha durado el juicio. Para las acusaciones y los policías que declararon, la grabación demostraba que los cuatro hombres sentados en el banquillo participaron de manera continuada en los casi seis minutos de agresión y en la persecución de la víctima a lo largo de 150 metros, hasta el punto en el que se desplomó. Las defensas, por el contrario, aducían que ni las imágenes ni las testificales permiten individualizar las acciones de cada encausado. Finalmente solo tres de ellos han sido condenados por asesinato.
La Fiscalía defendió durante el juicio que los cinco acusados eran coautores del asesinato, que mataron a Samuel entre todos, cuatro agrediéndolo directamente y la única mujer de la pandilla, impidiendo que fuera auxiliado por la amiga que lo acompañaba. Según explicaron los peritos forenses, el joven de 24 años no murió por un golpe letal sino por la suma de muchos puñetazos y patadas. Frente a estas acusaciones, la estrategia de defensa de los cinco jóvenes sentados en el banquillo ha variado. Los letrados de Montaña y Freire insistieron en su alegato final en que sus clientes no tenían intención de matar a Samuel, mientras que los de Amaral, Míguez y Silva pidieron su absolución asegurando que en ningún momento participaron en la paliza.
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