Sony lanza unos auriculares con reducción de ruido selectivo

Además de los televisores, cámaras de fotos, vídeo y móviles, Sony tiene un legado en el que el sonido de alta fidelidad. Si a comienzos de año su consejero delegado, Kaz Hirai, auguraba la vuelta del vinilo y los formatos analógicos, en IFA su empresa ha ido un paso más allá con toda una gama de aparatos consagrados a los melómetos. Un Walkman cuyo precio, según modelo oscilará entre 1.200 y 3.000 euros, unos auriculares de más de 2.000 y un amplificador de más de 1.000.

Saben que no van a romper récord de ventas, pero sí marcar el paso en innovación y hacer que el resto de la industria especializada siga su estela.

Del renovado catálogo sí destacan unos auriculares, cuyo nombre no suena muy comercial, MDR-1000X, de 399 euros, algo más asequibles pensados para un público más amplio. En mente tienen a viajeros, estudiantes, amantes de la música que va un lugar para otro y sibaritas dispuestos a darse un capricho. Apuntan a los que se apuntaron a la primera ola de Beats, la marca predilecta de los futbolistas y estrellas del rap hasta que la firma pasó a manos de Apple o los que han optado por un modelo muy parecido de Bose. Se trata de un modelo diadema, con conexión bluetooth, autonomía de hasta 20 horas sin necesidad de cargar la batería y la posibilidad de conectarse al móvil a través del chip NFC con solo acercarlo.

El punto diferencial está en la tecnología utilizada para aislarse del exterior. Sony ha cambiado el planteamiento. Su sistema para cancelar el ruido permite aislarse del exterior, al margen de si se escucha música o no, de manera selectiva. Al pasar la mano derecha por encima del auricular derecho, el sensor cambia el funcionamiento. Combinando el sistema para silenciar con el micrófono y procesadores de sonido, los auriculares son capaces de reconocer qué es una conversación entre personas y qué es ruido de ambiente. La molestia casi desaparece y se potencia la voz humana con sorprendente claridad.

Como ejemplo los directivos de la firma pusieron un ejemplo bastante típico, el “pasta o pollo” del menú del avión. Ya no hará falta quitarse los casos para hablar con el asistente de cabina, bastará con hacer el gesto para conversar con otra persona sin un tono demasiado alto y sin quitarse el aparato.

Las primeras pruebas con los modelos preliminares de la feria daban buena sensación, con sonido nítido y claro. Quizá lo más complicado va a ser convencer al cliente solo a través de publicidad, sin probarlo por sí mismo.