Un ‘youtuber’ español gana un millón de euros en una semana con un curso sobre el algoritmo de la plataforma
Romuald Fons tiene el canal más popular del mundo sobre cómo posicionar contenidos en Google
“YouTube necesita que la gente pase todo el día mirando vídeos”, dice Romuald Fons, empresario y youtuber con 721.000 suscriptores en su canal centrado en posicionar webs entre los primeros resultados de Google. Fons, barcelonés de 43 años, sabe bien qué promueve YouTube. Lleva dos años “pervirtiendo” su canal y analizando otros para ver qué funciona mejor. Su vídeo más viral no fue sobre nada relacionado con marketing digital, sino sobre cómo consiguió unos abdominales tableta en seis meses. “Fue un experimento”, explica a EL PAÍS en sus oficinas en el barrio del Poblenou de Bar...
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“YouTube necesita que la gente pase todo el día mirando vídeos”, dice Romuald Fons, empresario y youtuber con 721.000 suscriptores en su canal centrado en posicionar webs entre los primeros resultados de Google. Fons, barcelonés de 43 años, sabe bien qué promueve YouTube. Lleva dos años “pervirtiendo” su canal y analizando otros para ver qué funciona mejor. Su vídeo más viral no fue sobre nada relacionado con marketing digital, sino sobre cómo consiguió unos abdominales tableta en seis meses. “Fue un experimento”, explica a EL PAÍS en sus oficinas en el barrio del Poblenou de Barcelona. En diciembre, reunió sus tácticas en un curso, lo tituló CreceTube y lo vendió solo durante una semana por 700 euros como oferta de lanzamiento. Lo compraron unas 1.500 personas, según los documentos que Fons ha mostrado a EL PAÍS. Los ingresos superaron el millón de euros.
El secuestro de nuestra atención con algoritmos que promocionan contenido viral o extremo es una polémica creciente en las redes. YouTube es una de las principales plataformas acusadas de arrastrar a sus usuarios a posiciones políticas más radicales promocionando vídeos cada vez más locos para mantenerlos enganchados.
Fons no analiza las consecuencias para la sociedad, solo aprovecha las reglas del juego.
“El algoritmo de YouTube se puede hackear. No es como Google [YouTube y Google son propiedad de la misma compañía, Alphabet]. Google debe mostrar al usuario lo que quiere encontrar porque si no dejarán de usarlo. YouTube promociona el clickbait [titulares anzuelo para lograr clics] de manera extrema”, dice Fons.
Su curso es para gente que empieza en YouTube y quiere hacer crecer su audiencia como sea. Explica trucos para mejorar el contenido de los vídeos y su posicionamiento: los vídeos de Fons salen como primer resultado si uno teclea “curso de YouTube” en Google y YouTube. “He comprado todos los cursos que hay y explico cosas que nunca se han explicado. Enseñamos cómo usar Google para saber qué contenidos crear”, dice. Entre los comentarios hay por supuesto usuarios que creen que es todo una estafa y que incluso han creado vídeos en YouTube para explicarlo. Fons no se inmuta: “Es el clickbait que hay que hacer”.
Fons tiene también su punto de vista sobre la salida de youtubers españoles hacia Andorra por motivos fiscales. “Yo no soy quién para opinar sobre lo que hagan ellos. Yo no soy estrictamente un youtuber, soy un empresario que tiene un canal de YouTube. Es distinto. Esta entrada de dinero en mi caso forma parte de la empresa. Yo genero riqueza en España y aquí seguiremos tributando. No tengo esa opción. Si quisiera hacerlo tendría que aprovecharme de vacíos legales y no voy a hacerlo”, explica.
En YouTube su gran competidor global es el británico de origen indio Neil Patel, que tiene 100.000 suscriptores más pero menos visualizaciones totales a pesar de haber publicado más vídeos. Fons tiene un 40% de su audiencia en América Latina. YouTube da a sus creadores unas cuantas gráficas sobre sus vídeos. “Tiene uno que es la retención media de todos los vídeos de YouTube con la misma duración que el tuyo. Si tu vídeo está por encima, te promociona”, explica. Sus trucos tienen nombres como SEOshock, Instaclick o SEOcreto.
Empezó con 2,48 euros al mes
Este éxito de Fons es un paso más de una larga carrera en el marketing digital. Sus devaneos le llevaron a especializarse en 2013 en SEO (Search Engine Optimization), que es el nombre que reciben las estrategias para mejorar la posición de una web en Google. Hoy el SEO es una herramienta básica de la mayoría de empresas con intereses digitales: quien no sale arriba en Google no existe. Una de las preocupaciones centrales de Fons en este mundo postpandémico es ver cómo comercios con solera que han despreciado toda estrategia digital deben bajar la persiana.
Enero de 2013 fue el primer mes que Fons dedicó solo a crear webs, hacerlas aparecer en las búsquedas de Google, ponerles anuncios y que mucha gente clicara. El primer mes creó 10 webs e ingresó 2,48 euros. En todo el mes. Era fácil desanimarse.
Fons además optó por una estrategia autodidacta. Para aprender qué parámetros premiaba Google en sus resultados, acabó creando 1.430 webs. Cada una tenía algo distinto: “Iba viendo cuáles funcionaban bien y mal. Empecé a crear mi sistema de posicionamiento”, explica. La elección de las webs no era al azar. Buscaba las que tenían más búsquedas y los clics a anuncios se pagaban mejor: “Paella, cursos de Inem, outlets. De recetas tenía las 220 palabras clave con más tráfico: mojitos, pollo al horno, todas”, dice. Fons escribía los textos de cada página y usaba Adsense, la herramienta de Google, para llenar las páginas de anuncios. Cuando alguien clicaba, Fons ingresaba. En un año pasó a ganar 1.500 euros al mes. En 2016, tres años después del inicio, lograba más de 18.000 euros mensuales.
Dicho así, parece un recorrido fácil, pero durante todo 2013 apenas llegó a 1.300 euros en todo el año. Entonces Fons vivía en Valencia y su sueldo lo sacaba de escribir textos por la noche por cuatro euros la pieza para Fiber, una web que pagaba por escribir en español.
La historia de Fons cumple varios requisitos de los fundadores tecnológicos: varios fracasos, una promesa legendaria de superación personal, un vídeo que abre una nueva era y largas jornadas de trabajo. Su primer fracaso fue como estudiante y músico. Dejó arquitectura sin terminar para ir durante seis años de gira como cantante de un grupo llamado Rembrandt42, que aún sigue en Spotify. En un concierto conoció a su exesposa. Empezó trabajando en una empresa familiar de tratamiento de aguas. “Limpiábamos depósitos de legionela”, recuerda.
Pero Fons tenía otras expectativas: “Quise hacer como Zuckerberg y petarlo”, dice. Primero creó una red social para coleccionistas, Nakoko. “De startup tenía poco. Era yo metiendo todo mi trabajo y dinero. Me arruiné totalmente”. Luego probó con un eBay español, lovende(.)com. “Entonces me superarruiné. Me cambió todo cuando no pude pagarle a mi hijo las vacunas optativas. Costaban 80 euros y no los tenía. Dejé de culpar a los demás”, dice.
Durante sus fracasos aprendió algo de SEO y marketing digital. Entonces vio un vídeo de Pat Flynn, que ganaba dinero pasivo con Google. “Si este tío lo hace, yo también puedo”, dijo.
“Las empresas me llamaban y me preguntaban por qué estaba encima de ellos. Aquí monté la agencia”. Tras dos años de picar piedra en silencio, empezó a hacerse su propio nombre. Hoy tiene la empresa BIGSEO Agency con 41 empleados. Pide más de 30.000 euros anuales de tarifa a sus clientes. En 2020 facturaron cerca de cuatro millones de euros.
El recorrido de Fons le ha permitido ver la evolución del SEO. El reto de Google ha sido ser la puerta de entrada a Internet. Si las búsquedas funcionaran mal, los usuarios no acudirían millones de veces al día a su página. Antes, dice Fons, la búsqueda por palabras clave era suficiente. Ahora ya no. Google debe saber si quien busca “zapatillas Nike” quiere comprar un par para correr o es coleccionista de Air Jordan. “Se trata de entender la intención del usuario aunque no esté la palabra clave”, dice Fons. “La persona que busca ‘calderas’ o ‘vuelos baratos’, qué problema tiene”, se pregunta Fons. Google premiará a quien sepa responder mejor. “Conseguir clientes para calderas ya no es posicionar ‘servicio calderas’ en Google”, añade.
En su vida como youtuber, Fons ha sido una figura pública con impacto en miles de personas. Su comunidad de seguidores se llama Furiosos del marketing y tienen un grupo en Facebook con 75.000 miembros. Eso también le ha llevado a problemas de salud mental sobre los que este tipo de profesionales son cada vez más abiertos a hablar: “Nuestro cerebro no está preparado para absorber miles de opiniones sobre ti al día. No puede nadie. ElRubius tiene una presión brutal. Pero a mí me han pagado mil y pico personas más de 700 euros para que les enseñe algo. La presión se multiplica. Tu subconsciente te puede. Vas de que eres fuerte y tú puedes, pero no puedes”, explica. Fons también se ha encontrado con fans exacerbados en la calle. “Cuando tienes millones de visualizaciones, ahí puede colarse de todo. Piensa en el campo del Barça lleno, 100.000 personas, seguro que hay ahí 10 fanáticos chalados”, explica.
La apuesta de Fons por YouTube en época de crecimiento de TikTok e Instagram Reels se centra en la supervivencia de los vídeos. Fons tiene vídeos viejos que siguen apareciendo arriba en búsquedas sobre marketing digital. “En las otras redes te curras un vídeo y a las ocho horas no lo ve nadie. Puedes llegar a un público, pero convertirlo en un negocio es otra cosa. En TikTok prima la atención dispersa”, dice.
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