Meta Quest Pro: el metaverso de Mark Zuckerberg era solo para ricos
El alto precio del nuevo visor de Meta y su apuesta por el entorno del trabajo (en las grandes multinacionales) subrayan que, por el momento, el nuevo mundo virtual está reservado a los más pudientes
El futuro es el metaverso. Esa fue la promesa de Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, empresa a la que rebautizó como Meta para subrayar el calado de su apuesta, hace justo un año. Y el miércoles, el joven magnate quiso presentar en un gran evento corporativo los avances cosechados por su equipo en este tiempo. Debía demostrar que ese entorno virtual inmersivo apoyado en la realidad virtual en el que trabaja tiene ojos y cara, que es algo más que un di...
El futuro es el metaverso. Esa fue la promesa de Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, empresa a la que rebautizó como Meta para subrayar el calado de su apuesta, hace justo un año. Y el miércoles, el joven magnate quiso presentar en un gran evento corporativo los avances cosechados por su equipo en este tiempo. Debía demostrar que ese entorno virtual inmersivo apoyado en la realidad virtual en el que trabaja tiene ojos y cara, que es algo más que un divertimento.
El anuncio estrella fueron las Meta Quest Pro, un visor mucho más avanzado (y caro) que el que tenía hasta ahora a la venta, el Quest 2. Es el dispositivo con el que quiere convencer al mundo de que su idea es buena. Y dice muchas cosas del rumbo que está tomando Meta.
1. Realidad virtual, pero mezclada con realidad física
El lanzamiento confirma lo que ya se rumoreaba en el sector: en esta fase del proyecto, la vía de entrada al metaverso será la realidad mixta, es decir, la superposición de elementos digitales en la realidad física. Tiene sentido. Para quien no se haya criado entre videojuegos, puede resultar agresivo sumergirse de primeras en un entorno 100% ficticio, por muy seductor y realista que pueda ser. Resulta más amable ponerse unas gafas y seguir viendo la habitación en la que se está, pero salpicada de algunos elementos de realidad virtual, como una pantalla desplegable suspendida en el aire o el avatar de un colega. De este modo, no se acaba de perder la conexión con el mundo físico: puedes coger una cosa del escritorio, mirar por la ventana y luego enfocarte en las pantallas multitarea que se proyectan ante ti.
Con las Quest 2, de las que se han vendido unos 15 millones de unidades, solo se podía navegar por mundos 100% virtuales. Por ejemplo, Horizon Worlds, donde el usuario pasea su avatar por escenarios de todo tipo e interactúa con otros (viene a ser la red social de Meta en el metaverso). Pero su aspecto es todavía simple, muy lejos de la perfección gráfica que persigue Zuckerberg. La tecnología necesaria para desplegar el metaverso en el que piensa el californiano todavía no está lista. Y tardará años en estarlo. Hasta entonces, mejor mezclar el mundo digital con el físico.
2. No apto para todos los bolsillos
El segundo elemento que salta la vista tiene que ver con la renta. El nuevo visor de Meta cuesta 1.800 euros (1.500 dólares en EE UU), contra los 400 de su antecesor. El salto es cuantioso, y supone una llamada de atención: el metaverso es, por ahora, un producto de lujo. “El público objetivo de las Meta Quest Pro es, como su propio nombre indica, los pros: las grandes multinacionales y los profesionales cualificados. Ya han mostrado interés en ellas varias empresas del Fortune 500 y sus equivalentes europeas”, señaló el jueves Mark Rabkin, vicepresidente de Reality Labs, la empresa de Meta que ha fabricado las gafas, en una reunión virtual con periodistas de todo el mundo en la que participó EL PAÍS.
La exclusividad de las nuevas gafas las invalida a priori como un producto de masas. A menos que demuestren que dan acceso a algo que antes no teníamos y que nos convenzan de que las necesitamos. “Si hubiéramos podido sacarlas a la venta por menos dinero lo habríamos hecho”, aseguró Rabkin. “Vamos a ver mucha competencia en el mercado. Lo único que buscábamos cuando las diseñamos fue si hacía realmente distinta la experiencia de la realidad virtual, y la respuesta es sí. Una vez te las pones, compruebas lo distinto que es de otros visores, la nitidez de la imagen, la ausencia de mareos al quitártelas… Entonces, entiendes el precio”, apostilló.
El salto de Meta a fabricar visores de alta gama puede interpretarse también como un movimiento preventivo de cara a otro de los rumores que circulan por la industria: Apple prepara su desembarco en el sector con sus propias gafas de realidad mixta. BiteDance, la empresa tecnológica china que está detrás de TikTok, ya tiene en el mercado visores de realidad virtual y dará batalla en esta carrera tecnológica.
3. Mejor trabajar que jugar
Desde un primer momento, Zuckerberg habló del metaverso como el lugar en el que en un futuro no muy lejano nos entretendríamos, compraríamos, nos relacionaríamos o trabajaríamos. La apuesta se centrará, en un primer momento, en esa última capa. De ahí tendrán que salir los primeros predicadores del metaverso, quienes empiecen a trasladar a la población que la idea es buena, que merece la pena pasar horas ahí. “Para que la realidad virtual alcance un potencial adecuado, tenemos que llegar al punto en que los 200 millones de personas que cada año compran ordenadores para trabajar puedan hacer al menos parte de sus tareas incluso mejor en el metaverso”, dijo Zuckerberg el miércoles.
Centrarse en el ámbito laboral casa con su apuesta por la realidad mixta. También con el incremento de precio de las gafas. Curiosamente, la primera gran tecnológica que recogió el guante de la apuesta total por el metaverso de Zuckerberg fue Microsoft. Pocos días después del cambio de nombre de Facebook a Meta, Microsoft anunció la introducción de avatares personalizados en su herramienta Teams. Otro de los anuncios estrella del miércoles fue la colaboración entre ambas compañías para que Teams o Microsoft 365 puedan usarse desde las Quest Pro. Zuckerberg ha conseguido enrolar a su causa al mejor colocado para liderar el metaverso del trabajo.
4. Llegaron las piernas
Una de las grandes críticas que recibió la propuesta de metaverso de Meta fue que los avatares, la representación digital de los usuarios, dejaba que desear. Los muñecos tienen aspecto infantiloide y están cortados por la cintura. Eso ha cambiado: los avatares han mejorado en definición y ya tienen piernas. Aunque eso también produzca ahora mofa.
La situación de Meta no es la mejor posible. En julio, la compañía hizo pública su primera caída de ingresos anual: 28.022 millones de dólares, casi 1.000 menos que en el mismo período del año anterior. Zuckerberg advirtió de que se congelarán las contrataciones y habrá reestructuraciones, algo inédito desde que Facebook echara a andar en 2004. Facebook ya no gana usuarios y TikTok y Snapchat están en alza. Si consigue que su metaverso sea la próxima gran plataforma de comunicaciones, todo eso dará igual.
5. El tiempo dirá
Cuando Apple inauguró en 2010 el mercado de las tabletas con su primer iPad, algunos analistas no le vieron el sentido al aparato. ¿Para qué usar un móvil grande para navegar en internet teniendo un portátil con ratón? Hoy, las tabletas conviven con los ordenadores personales, a los que poco a poco les van ganando terreno.
Este es el momento en el que los opinadores deben decir si los visores Quest Pro (y los competidores que surjan) se quedarán también en una excentricidad, o si, por el contrario, se convertirán en un accesorio imprescindible en hogares y oficinas. En caso de que triunfen, ya hay un sector directamente perjudicado: los fabricantes de pantallas.
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