Drones, sensores de calor y láser en las fronteras españolas: los controles migratorios se sofistican
Un informe subraya el creciente uso de alta tecnología para controlar los flujos de migrantes en Canarias, Ceuta y Melilla, pero destaca que su rendimiento es cuestionable
Las autoridades españolas han desplegado un amplio equipo de vigilancia para monitorizar la frontera territorial entre España y Marruecos, incluyendo drones, cámaras térmicas e iluminadores láser en Ceuta y Melilla, donde todavía está pendiente la implantación de sistemas de reconocimiento facial. En las Islas Canarias, el foco se pone más en cámaras electroópticas y sistemas de inteligencia artificial (IA) para distinguir ...
Las autoridades españolas han desplegado un amplio equipo de vigilancia para monitorizar la frontera territorial entre España y Marruecos, incluyendo drones, cámaras térmicas e iluminadores láser en Ceuta y Melilla, donde todavía está pendiente la implantación de sistemas de reconocimiento facial. En las Islas Canarias, el foco se pone más en cámaras electroópticas y sistemas de inteligencia artificial (IA) para distinguir embarcaciones “sospechosas”, aunque también se usan tecnologías biométricas para tratar de identificar a los migrantes que no aportan información personal. Así lo revela un informe realizado por las asociaciones AlgoRace y EuroMed Rights que se presenta este viernes y que examina el uso de la tecnología en las fronteras.
La investigación realizada por estos colectivos, basada en entrevistas a policías, guardias civiles y otro personal implicado en la gestión de las fronteras —y complementada con visitas diurnas y nocturnas a pasos fronterizos y puntos calientes de Canarias, Ceuta y Melilla—, corrobora que el reconocimiento facial todavía no está operativo en la frontera con Marruecos. Ese sistema debía haber empezado a usarse en 2022 con todos los ciudadanos de fuera de la UE que quieran entrar en territorio comunitario, tal y como contempla el Sistema de Entradas y Salidas (Entry/Exit System, EES). Sin embargo, el proyecto de la UE aprobado en 2017 y dotado de un presupuesto de unos 650 millones de euros ha ido sufriendo retrasos: su puesta ha ido aplazándose hasta 2025.
El uso de tecnologías basadas en IA es todavía testimonial. En Canarias se han incorporado herramientas de procesamiento de imágenes para la identificación de personas y embarcaciones. Salvamento Marítimo ha licitado contratos para adquirir sensores inteligentes, drones y software de aprendizaje automático para equipar sus barcos, reseña el estudio. A pesar de ello, el trabajo de campo realizado por los investigadores confirma que los GPS y los teléfonos satelitales siguen desempeñando un papel fundamental en las operaciones de rescate, por delante de tecnologías más novedosas.
En las fronteras de Ceuta y Melilla, hoy por hoy tampoco la IA se hace evidente. “Aunque las autoridades insisten en que es fundamental incorporar tecnología digital para mejorar el control fronterizo, existe una percepción generalizada de que no hay suficientes medios para sostener esta infraestructura; y menos aún, para capacitar al personal en su uso”, señalan los investigadores.
El uso de tecnologías en las fronteras “depende de las capacidades técnicas de los agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y Frontex, quienes actúan como usuarios finales y son responsables de la toma de decisiones no automatizadas en su labor diaria. Aunque muchas decisiones cotidianas aún se basan en la experiencia personal de los agentes, cada vez se apoyan más en la información recopilada por estas tecnologías”, sostiene el informe.
Ceuta y Melilla
La frontera africana no está igual de vigilada a ambos lados de la valla. Según indicó la Guardia Civil a los investigadores, “mientras que los medios tecnológicos predominan en el frente europeo, Marruecos aporta recursos físicos esenciales”, haciendo referencia a los agentes de la Guardia Real de Marruecos que se encuentran en torres de vigilancia a lo largo del perímetro. El informe destaca, de hecho, que la infraestructura fronteriza combina sistemas analógicos y digitales, “lo que cambia la forma en que debemos investigar las fronteras como elementos sociotécnicos”.
A finales de 2023, el Grupo Thales, multinacional francesa especializada en defensa y en el desarrollo de tecnologías de IA, fue seleccionado por el Gobierno para implementar un nuevo sistema de vigilancia en Melilla. “Consta de estaciones fijas equipadas con cámaras de alta resolución para el día y la noche, cámaras térmicas, iluminadores láser y el software Horus, que facilita la supervisión y el control de manera remota”, describe el informe.
Según explicó la Guardia Civil a los investigadores, los sensores térmicos permiten detectar con mayor precisión a las personas que tratan de cruzar la frontera a nado, mientras que los iluminadores láser, ubicados en el puerto y que emiten una luz verde, se usan para fijar las coordenadas exactas de objetos o personas previamente detectados por los sensores térmicos.
Los drones se utilizan para detectar embarcaciones, aunque también se emplean en la identificación y localización de personas que tratan de saltar la valla, así como de aportar información en tiempo real al Centro de Operaciones y Servicios (COS).
Islas Canarias
El Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) es la principal herramienta tecnológica utilizada para detectar y monitorizar la llegada de pateras a las islas Canarias. Este sistema, que se utiliza también en la lucha contra el tráfico de drogas, “no se limita a un único programa informático, sino que combina una serie de infraestructuras y tecnologías que permiten a la Guardia Civil buscar e interceptar pateras a medida que se acercan a las islas”.
La infraestructura física del SIVE consiste principalmente en cámaras electroópticas y radares conectados a una unidad de control central. Cuando se detectan objetos en el mar, se envía una alarma y se presentan en mapas digitales. Cada objeto se clasifica como sospechoso o no. “A pesar de que este proceso puede parecer sencillo, los guardias fronterizos que trabajan con el SIVE necesitan hasta 10 años para dominar completamente el sistema”, dicen los investigadores. Es difícil distinguir entre un cayuco y una embarcación deportiva a vela. “El sistema tiene también un problema con las olas, a las que a veces confunde con pateras”.
El SIVE se ha mejorado con otro programa, Perseo, que utiliza algoritmos basados en IA para clasificar automáticamente como sospechosas las embarcaciones que muestran indicios de serlo. “Emplea tecnología de reconocimiento de imágenes para analizar la silueta y el tamaño de las embarcaciones detectadas por el SIVE; e identifica si se trata de barcos de vela, buques mercantes, embarcaciones de pasajeros, pateras o barcos de tráfico de drogas, que son los principales objetivos del sistema”. El sistema evalúa parámetros adicionales como el área en la que el radar detecta las embarcaciones, la trayectoria que siguen y la velocidad a la que viajan.
Salvamento Marítimo está desarrollando por su cuenta un proyecto que incorpora productos basados en IA, como sensores inteligentes y programas de detección automatizada para “náufragos y objetos peligrosos para la navegación”. Este programa, llamado proyecto iSAR, también permitiría la detección de embarcaciones pequeñas que transportan personas en la ruta atlántica. Hasta mayo de 2024, el proyecto iSAR se había implementado únicamente en fase piloto en Canarias. Se prevé que comience a operar oficialmente en las islas durante el segundo semestre de 2024.
Tecnología y violaciones de derechos
Una de las conclusiones del estudio es que el despliegue de estas tecnologías en la frontera sur de España ha dado lugar a “un incremento en los casos de violaciones de derechos humanos. Prácticas como el perfilamiento racial, las dificultades para acceder al asilo y la criminalización de las personas en movimiento son contrarias a sus derechos fundamentales”.
Preguntados sobre qué violaciones han detectado exactamente, los autores del informe no aportan a EL PAÍS datos concretos ni evidencias. “Hemos encontrado que se ha sofisticado y complicado las rutas y trámites migratorios con tecnología que sirve para vigilar y evidenciar, antes que socorrer. Esto aboca a muchas personas a buscar rutas de más alto riesgo, vulnerando el derecho fundamental a la vida o incluso a la libre circulación de personas. Hay más muertes, por ejemplo, en la ruta canaria. Y eso ya lo vemos como una vulneración de derechos humanos, pues la tecnología no está sirviendo para salvar vidas”, señalan los investigadores.