‘30 monedas’, una de terror en la España rural
La ambiciosa serie de Alex de la Iglesia, rodada en lugares como Pedraza o Calatrava La Nueva, se estrenará en el Festival de Venecia antes de que se vea en HBO España
“Te puedo contar el comienzo de la serie. ¿Puedo?”. Alex de la Iglesia dirige la mirada y la pregunta a Jorge Guerricaechevarría, coautor de 30 monedas, que ambos han escrito para HBO España. Su colaborador habitual le da luz verde con aire resignado. “Imagínate qué ocurriría si, en un pueblo, una vaca en vez de parir un ternero, pare un niño”. Lo dice sin pensarlo más y se queda pendiente de la reacción de su interlocutora. En la mesa de al lado, un grupo de extras con muy mala cara por culpa del maquillaje apura sus platos de comida. El equipo de la serie consume sus minutos de descan...
“Te puedo contar el comienzo de la serie. ¿Puedo?”. Alex de la Iglesia dirige la mirada y la pregunta a Jorge Guerricaechevarría, coautor de 30 monedas, que ambos han escrito para HBO España. Su colaborador habitual le da luz verde con aire resignado. “Imagínate qué ocurriría si, en un pueblo, una vaca en vez de parir un ternero, pare un niño”. Lo dice sin pensarlo más y se queda pendiente de la reacción de su interlocutora. En la mesa de al lado, un grupo de extras con muy mala cara por culpa del maquillaje apura sus platos de comida. El equipo de la serie consume sus minutos de descanso antes de continuar grabando una misa negra en la iglesia (“desconsagrada”, puntualiza De la Iglesia) del Sacro Convento y Castillo de Calatrava La Nueva, en Ciudad Real.
En un septiembre de 2019 libre de coronavirus, sin mascarillas ni distancia social, 30 monedas se encontraba aproximadamente a mitad de rodaje cuando EL PAÍS visitó una grabación de cuyo contenido poco, o nada, se puede revelar. Muy poco se sabía entonces de la serie, la segunda de producción española que anunciaba HBO España. Ahora, la plataforma ya ha facilitado un prometedor primer avance y la 77ª edición del Festival de Cine de Venecia ha comunicado que acogerá su premiere mundial en una proyección especial fuera de competición. Para verla en la plataforma habrá que esperar a finales de año.
Eduard Fernández, Megan Montaner y Miguel Ángel Silvestre es el trío protagonista de los ocho capítulos que cuentan la historia del padre Vergara (Fernández), exorcista, boxeador y exconvicto exiliado en una parroquia de un remoto pueblo de España. El alcalde del lugar (Silvestre) y una veterinaria (Montaner) tratarán de averiguar por qué, desde su llegada, ocurren fenómenos extraños en el pueblo y el significado de la moneda que Vergara mantiene oculta: una de las 30 monedas por las que Judas vendió a Jesucristo. Una peligrosa secta quiere hacerse con ella. “La trama parte de que existen textos bíblicos que no se han dado a conocer, quién los controla y quién controla realmente el mundo de la religión”, añade De la Iglesia sobre el argumento.
Los comunicados oficiales sobre la serie la describen como una historia de terror épico. “Terror épico…”, ríe De la Iglesia. “En realidad es una historia de suspense pero desde un punto de vista poco habitual. Pero en el fondo no deja de ser una historia de suspense, con elementos de terror, de aventura… Es muy difícil de explicar”, continúa el director. “Es como tratar de buscar un punto gótico a un pueblo de España. Las costumbres que sí existen de verdad, la matanza, los toros, y esas cosas, tienen un punto medio gótico. La serie mezcla cosas muy costumbristas y cosas que rascan en todo eso”, continúa Guerricaechevarría. “No nos estamos inventando nada, solo estamos sacando lo que hay debajo de la vida en un pueblo y los miedos que suponen los grandes conceptos que nos atañen a todos, como la religión, la traición, el amor… Las cosas que te angustian”, tercia De la Iglesia, que cita para su serie referencias de lo más variadas, desde la serie española de los setenta Crónicas de un pueblo a la película El exorcista.
Hora de volver al trabajo. “Vamos a rodar. ¿Qué puede haber más bonito que rodar?”. El optimismo de Alex de la Iglesia se transforma en desesperación cuando tiene que enfrentarse a un grupo de extras japoneses que no saben español y con importantes carencias en materia interpretativa. “Es que se mueve como Godzilla, esto no hay quien se lo crea”, grita el realizador, que demuestra una y otra vez su buena voz dando indicaciones desde su silla de director. Más tarde jugueteará con un megáfono que le ha regalado uno de los extras y que aprovechará para dirigir a Miguel Ángel Silvestre en una escena que rueda en solo un par de tomas. No hay tiempo que perder. Para facilitar las cosas y que todos sepan lo que espera de ellos De la Iglesia, su guion impreso está repleto de ilustraciones a modo de storyboard, un auténtico guion gráfico hecho sobre la marcha por el propio director que muestra todo lo que tiene en su imaginación, incluidos los monstruos que aparecerán en la serie. Porque sí, también habrá monstruos. El tomo, que el director tiene vigilado en todo momento, se completa con algunas ideas para una posible segunda temporada.
30 monedas es un proyecto en el que sus autores han estado trabajando cinco años. “Empezamos a escribir entonces. En un momento se iba a rodar en Estados Unidos para Sony, y comenzamos a trabajar hasta que, mientras estábamos terminando la escritura, HBO se mostró interesada y al final lo hicimos con ellos”, repasa De la Iglesia. “Lo que notas con HBO es que están centrados en la escritura y la dramaturgia de la serie. No quieren dar un paso adelante hasta que tienen todo el material y están contentos con él y les parece que tiene sentido. Eso marca la diferencia. Siempre han buscado algo de transgresión, ir más allá de la televisión convencional”, añade Guerricaechevarría.
De las 27 semanas de rodaje, dos meses fueron en el pueblo segoviano de Pedraza. “Es quizá el pueblo más bonito de España, un pueblo duro, de piedra, muy seco”, describe el director. Madrid, Salamanca, Ciudad Real y Toledo fueron otras de las paradas de este rodaje que también se trasladó para algunos exteriores a Roma, Jerusalén y Nueva York. El castillo de Calatrava La Nueva, además, sirvió para recrear Alepo. “Rodar aquí es una aventura. Es una apuesta que un productor normal no habría aceptado, es una apuesta estética”, explica el realizador vasco sobre un lugar que habitualmente está abierto al turismo pero que se cerró para la ocasión. “Es un rodaje muy ambicioso, muy grande. Pero la sensación de alegría que da poder decir ‘oh, dios mío, lo hemos conseguido’, es enorme. Antes, todo eran preguntas que te hacían plantearte si podríamos aguantar el rodaje en sí mismo. Ha sido una prueba física de aguante”, completa.