Andreu Buenafuente: “Cuando tienes hijos todo deja de ser momentáneo, construyes para el futuro”
El presentador se ha convertido en el primer humorista en recibir el Premio Nacional de Televisión
“Estaba en el cine de al lado de casa, viendo la película de mi invitado de esta noche. Me he propuesto el reto de leer y ver todo lo que hagan mis invitados. En este caso es la de Achero Mañanas. ¿Cómo se llama? [Un mundo normal]. Hoy es que he visto tres películas... Veo que el teléfono no se calla. Me llama entonces mi jefe de Movistar para decirme: ‘Coge el teléfono’. Le he dicho: ‘Al que no conozco no se lo cojo’. Que creo que es un signo muy de nuestros tiempos. Pues era el Ministro de Cultura [José Manuel...
“Estaba en el cine de al lado de casa, viendo la película de mi invitado de esta noche. Me he propuesto el reto de leer y ver todo lo que hagan mis invitados. En este caso es la de Achero Mañanas. ¿Cómo se llama? [Un mundo normal]. Hoy es que he visto tres películas... Veo que el teléfono no se calla. Me llama entonces mi jefe de Movistar para decirme: ‘Coge el teléfono’. Le he dicho: ‘Al que no conozco no se lo cojo’. Que creo que es un signo muy de nuestros tiempos. Pues era el Ministro de Cultura [José Manuel Rodríguez Uribes]. Se me ha quedado una cara de tonto contento”.
Andreu Buenafuente Moreno (Reus, 55 años) ha ganado el Premio Nacional de Televisión. Es el quinto hombre en hacerlo desde que se creó el premio en 2009, pero el primer humorista. Tampoco parece muy interesado en hablar de ese hito al responder a la llamada de EL PAÍS esta tarde, justo antes de ponerse con el Late Motiv de este martes, uno de los primeros de su cuarta temporada. Su legado parece ir por otro lado. Su gran baza ha sido su ojo clínico para detectar talentos, formarlos y promocionarlos desde su productora, El Terrat. “A mí me han llevado”, explica. “Sin equipos soy un tipo ocurrente, al que le dieron medios y oportunidades. A mí me iluminan, me visten, me peinan, me acompañan. Me alegro pero me alegro por el equipo. Creo que me he hecho un poco mayor y ya estoy como los padres: ‘Ay estoy contento por la familia’. No quiero que parezca hueco”. En su libro Reír es la única salida, el presentador se define a sí mismo como “más listo que inteligente”, porque los listos saben cómo aparentar inteligencia. En este sentido, Buenafuente siempre ha tenido a su equipo.
Es la gran idea recurrente en su larga carrera televisiva. “Son 10 años en la televisión pública catalana, 10 en privadas y ahora cuatro en el pago: como diría Chiquito, llevo aquí más tiempo que la puerta. Imagínate el ejército que hemos podido formar”, recuerda. Entre sus muchos colaboradores hay, más que una escuela, una generación de humoristas y referencias mediáticas (David Broncano, Jordi Évole, Bob Pop, Berto Romero, Silvia Abril, Yolanda Ramos, Raúl Cimas, Raúl Pérez, José Corbacho…). La presencia de Buenafuente, esa actitud “escéptica y hospitalaria”, como la definió un día Sergi Pàmies, es el centro de ese microuniverso. Pero quienes brillan son los colaboradores. “Tú estás aquí para que yo parezca inteligente”, le confesó a Bob Pop al preparar uno de los primeros Late Motiv. “Es el viaje colectivo, de la tele al espectador. También te digo que si yo estoy mal, el programa no chuta, se pone cuesta arriba”, aclara hoy.
“El otro día veía un documental –ahora voy a parecer pretencioso– de la Motown, el cual recomiendo por cierto, está en Movistar, y me identifiqué mucho, me emocioné”, añade. “A mis compañeros de El Terrat les he dicho: chicos si hay un referente que tenemos que seguir es la Motown, porque es una mezcla de gestión del talento, apoyado generosamente, disfrutado a través de los años y de los proyectos. Me gusta pensar eso, que El Terrat ha sido una Motown de la comedia”.
El nacimiento de su hija, Joana, hace unos siete años también tuvo un impacto en este legado hoy premiado. “Cuando tienes hijos te das cuenta de que todo deja de ser momentáneo y contemporáneo, y pasa a ser algo de futuro”, explica. “Dejas de pensar en ti y piensas en lo que viene. Es un parámetro nuevo que entra en tu cabeza. Si construimos en un pequeño canto un poco de televisión de calidad, algunos de esos valores afectarán a mi hija. Esa idea me llegó cuando ella me hizo una pregunta durísima: ‘Papá, ¿por qué vas a trabajar?”.