’Utopía’, una versión estadounidense
El ‘remake’ de la serie británica es entretenido con un punto de violencia, una mezcla de serie juvenil y Tarantino
Un grupo de jóvenes entusiastas de los cómics, lo que en determinados sectores se llaman frikis, se embarcan en la gran aventura de encontrar el original inédito de Distopía, la secuela de Utopía, el cuaderno que da el título a la serie (Amazon Prime Video) de ocho capítulos con Gillian Flynn como promotora y guionista. Un inédito que con una simbología oculta predice un destino catastrófico de la Humanidad.
La serie es un remake ligeramente modificado de la homónima británica ideada por Dennis Kelly y estrenada en 2013. Quizá la versión estadounidense tiene ...
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Un grupo de jóvenes entusiastas de los cómics, lo que en determinados sectores se llaman frikis, se embarcan en la gran aventura de encontrar el original inédito de Distopía, la secuela de Utopía, el cuaderno que da el título a la serie (Amazon Prime Video) de ocho capítulos con Gillian Flynn como promotora y guionista. Un inédito que con una simbología oculta predice un destino catastrófico de la Humanidad.
La serie es un remake ligeramente modificado de la homónima británica ideada por Dennis Kelly y estrenada en 2013. Quizá la versión estadounidense tiene “un baño de thriller clásico de conspiración”, en palabras de su responsable Gillian Flynn, que la diferencia de la original. En todo caso es una serie entretenida con un punto de violencia, una mezcla de serie juvenil y Tarantino con el añadido de un magnate de la Biotecnología (John Cusack) con unas ideas radicales para acabar con el problema de la superpoblación. Son tiempos de una misteriosa pandemia que afecta a los niños. Algún día habrá que recopilar las series de ficción que incluyen las diferentes pandemias posibles y su visión profética o su evidente oportunismo.
En el caso de Utopía, una clave esencial es un cómic. Nada nuevo desde que existe Marvel pero, al parecer, difícilmente asimilable por quienes se educaron en la galaxia Gütenberg, irredentos admiradores de la imprenta y poco adictos a la “serie o secuencia de viñetas que cuenta una historia”, que es como define la RAE el cómic. Tal actitud supone un cierto desprecio a obras como las de Hugo Pratt, Moebius, Goscinny y Uderzo, Liberatore, Robert Crump, Carlos Giménez, Nazario o Ceesepe, por citar tan solo unos pocos. Dicho de otra manera: ustedes se lo pierden.