‘Lower Decks’: El trabajo sucio de Star Trek
La serie de animación para adultos funciona como desengrasante cómico en la saga galáctica creada en 1966 sin perder su espíritu
En 1994 Star Trek: La nueva generación que iba ya por su séptima y última temporada (1987-1993), emitió un capítulo inspirado en la serie británica Arriba y abajo en el que se ponía el foco en las cubiertas inferiores de la nave Enterprise y sus secundarios y anónimos trabajadores en contraposición con los protagonistas habituales, los oficiales, capitanes y héroes de turno. Esa idea, la de dar voz a los personajes que (casi) nunca aparecen en este tipo de series y películas, es el punto de partida de...
En 1994 Star Trek: La nueva generación que iba ya por su séptima y última temporada (1987-1993), emitió un capítulo inspirado en la serie británica Arriba y abajo en el que se ponía el foco en las cubiertas inferiores de la nave Enterprise y sus secundarios y anónimos trabajadores en contraposición con los protagonistas habituales, los oficiales, capitanes y héroes de turno. Esa idea, la de dar voz a los personajes que (casi) nunca aparecen en este tipo de series y películas, es el punto de partida de la última apuesta del inmenso universo de Star Trek: Lower Decks, una serie de animación para adultos que se sale de lo habitual en la saga por su apuesta por la comedia y algunos elementos disruptivos (tampoco muchos, pero lo justo para sentir que hay algo diferente).
Lower Decks (en Amazon Prime Video) trata de homenajear todo lo relacionado con la serie de ciencia ficción creada en 1966 y sus posteriores continuaciones televisivas, en especial La nueva generación, y películas -está en preparación ya la decimocuarta-, sin reírse de ellas. No es una parodia, pero sí un escape humorístico con elementos pocos habituales en las series más antiguas de la saga, como la sangre a borbotones, una pizca más de violencia (tampoco mucha), las palabrotas, las situaciones incómodas (incluso se atreven a jugar con connotaciones negativas con la famosa insignia) o los personajes no tan heroicos y perfectos, aunque todos sí que comparten ese idealismo por la Flota Estelar (esa fuerza de exploración de una federación de planetas idealista cuyas naves, como la mítica Enterprise, recorren el espacio contactando con nuevas formas vidas y ampliando el horizonte galáctico). Y su apuesta es también por el desarrollo de los personajes, con los que es difícil no empatizar, aunque a los primeros episodios les cueste mostrarlo así.
El título hace referencia también a dos tipos de cubiertas inferiores. Primero la de la nave Cerritos (toma el nombre de una localidad al sur de Los Ángeles, en EE UU), con el cuarteto de oficiales protagonista (a destacar el personaje de Mariner, hija de la capitana de la nave, y que pese a ser una potencial protagonista del puente de mando de la mejor nave de la Federación, prefiere no complicarse la vida). Estos oficiales hacen las labores más ingratas y poco reconocidas en una nave espacial. Y segundo, la cubierta superior de esta nave es como si fuera la cubierta inferior de la mítica nave Enterprise de Kirk y Picard. La Cerritos no va a los planetas a hacer el primer contacto con las civilizaciones recién descubiertas, va a posteriori, cuando lo supuestamente difícil ya está hecho. Va a hacer el mantenimiento.
Lower Decks, creada por Mike McMahan (cuyo episodio favorito es, sí, aquel de 1994 citado al inicio de este texto), no es la serie de Star Trek que reescribirá la historia de la franquicia, ni una comedia que perdurará para siempre, pero si se le dedica un poco de tiempo (diez episodios de 24 minutos, es más que abarcable) tiene el encanto suficiente para ser un gran desengrasante en el universo trekkie. Y si se lanza en su segunda temporada, podría intentar alcanzar de alguna forma mínima el alto nivel que McMahan logró en Rick y Morty y que parece que podría tener Solar Opposites (ambas con mucha más mala leche, profundidad y complejidad en su planteamiento de ciencia ficción). Con esta serie, Star Trek amplía su espectro, como lo que en Disney y Lucasfilm sueñan en hacer con Star Wars: abrir la marca a otros géneros, a otras sensaciones, a otros públicos. Como dijo la presidenta de Lucasfilm Kathleen Kennedy en 2015, cuando se anunció que habría películas de La guerra de las galaxias hasta el infinito, que cada una de ellas se adentrara en un género distinto, que Star Wars se convierta en un género en sí mismo. Con Star Trek podría ser igual.
Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.