Titanas en ‘Masterchef Celebrity’
Quienquiera que haga los ‘castings’ del programa hila muy fino. Con concursantes como Verónica Forqué y Victoria Abril es difícil que el programa pierda interés
Ignoro quién hace los castings de Masterchef Celebrity; quienquiera que los haga hila muy fino. En cada edición hay uno o dos concursantes dedicados a hacer la mamarracha (Los Chunguitos, Samantha Hudson, Vaquerizo) artistas del 2010 que sabemos que se van a ir en las tres primeras galas, y luego los que tienen un caché tal que les da igual quedarse o no. Hay un concurstante híbrido, el simpático (...
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Ignoro quién hace los castings de Masterchef Celebrity; quienquiera que los haga hila muy fino. En cada edición hay uno o dos concursantes dedicados a hacer la mamarracha (Los Chunguitos, Samantha Hudson, Vaquerizo) artistas del 2010 que sabemos que se van a ir en las tres primeras galas, y luego los que tienen un caché tal que les da igual quedarse o no. Hay un concurstante híbrido, el simpático (Josie en la última edición) al que los jueces le perdonan todo; hasta el neocon de los fogones Jordi Cruz les ríe las gracias.
En esta sexta edición no es fácil establecer un quién es quién. Podría haber sorpresas. Esta vez, francamente, da igual quién gane. La innovación es haber reunido a dos actrices inmensas y desatadas la una frente a la otra. Victoria Abril (la mejor actriz viva del cine español además de negacionista y camastrona), y Verónica Forqué (que tiene el don de la comedia y el de la verdad amén de ser la madre de la artista conceptual —es decir, que se hace fotos en canicas— María Forqué). Ellas solas devoran el concurso, quizás porque son las que tienen una carrera más sólida y compleja. De rodar con Saura, Armiñán, Almodóvar, a pegarle cuatro gritos a Eduardo Navarrete. Este encuentro está a la altura de Bette Davies y Joan Crawford en Qué fue de Baby Jane. Recuerden que Bette Davies se presentó hecha un esperpento sólo por quedar por encima (y esa es la imagen que quedó de Baby Jane), y que Joan Crawford fue capaz de fingir una enfermedad con tal de no tener que ver en directo cómo Ingrid Bergman se llevaba su Oscar (porque al final fue para ella, y con él se dejó fotografiar en la cama, ya maquillada y peinada). Gracias, Macarena Rey, por hacer esto posible. Difícil que el programa pierda interés.
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