Star Trek es mucho más que pijamas en el espacio
Canal Hollywood y Netflix nos invitan a recuperar la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos
El diletante de andar por casa, el natural de fila de filmoteca, el bienhallado asiduo a jams de poesía, desprecia la ciencia ficción y la fantasía. Los que hoy pontifican desde las secciones de cultura de la prensa eran, casi siempre, los que se burlaban de sus compañeros que leían a Tolkien, Le Guin o Asimov, aunque los primeros no fueran mucho de leer. La vida, que siempre escribe mejores guiones que nosotros, les pone siempre de triunfadores en el segundo acto. No insistan, que al sensible y al raro solo les va bien en las películas. Solo quien no ha leído nunca ciencia ficción es c...
El diletante de andar por casa, el natural de fila de filmoteca, el bienhallado asiduo a jams de poesía, desprecia la ciencia ficción y la fantasía. Los que hoy pontifican desde las secciones de cultura de la prensa eran, casi siempre, los que se burlaban de sus compañeros que leían a Tolkien, Le Guin o Asimov, aunque los primeros no fueran mucho de leer. La vida, que siempre escribe mejores guiones que nosotros, les pone siempre de triunfadores en el segundo acto. No insistan, que al sensible y al raro solo les va bien en las películas. Solo quien no ha leído nunca ciencia ficción es capaz de asociarla exclusivamente a señores con escafandra y escolopendras que lanzan rayos por los ojos.
El producto más despreciado por el cultureta de jersey de pelotillas y coderas es, con poco margen de duda, Star Trek. Si a un poeta de la codera —o incluso al ciudadano medio— le mentas la saga, te hablará de pijamas y planetas de cartón piedra. Y sí: en la creación de Roddenberry hay cartón piedra y pijamas. Hay cartón piedra para cien años de Cortylandia. Pero lo que hay son ideas.
No en vano a la ciencia ficción se la ha llamado “literatura de ideas”. Cada entrega de Star Trek es una premisa fascinante ambientada en uno de los escasos universos futuristas en los que las cosas funcionan en armonía. Por fuera Star Trek es una space opera, pero por dentro es una imparable expansión de las ideas envuelta (salvo alguna excepción) en una puesta en escena luminosa ya arropada por un sólido universo. No hace falta conocer los entresijos de Star Trek para disfrutar de las series de televisión (Star Trek, La nueva generación, Espacio profundo nueve, etcétera, disponibles en Netflix) ni de las películas, que estos días programa Canal Hollywood. No se deje cegar por lo superficial; Star Trek puede ser antigua, pero no es flor de un día, y se quedará con usted durante muchos años.
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